martes, 21 de diciembre de 2021

Ni Contigo ni sin ti.

Me van a perdonar si salgo un rato de la macropolítica y entro en la política de cercanías o distancias cortas. Si dejo de hablar del presidente del Gobierno, de sus socios o de la oposición y, con las gafas de cerca puestas, hablo del gobierno municipal del lugar en el que vivo, La Pobla de Vallbona, un agradable pueblo de 26.000 habitantes a 20 Km de Valencia. O no, porque a lo mejor resulta que hablo de lo mismo de siempre solo que con menos ceros. Quizá es que los protagonistas tienen otros nombres, pero los mismos defectos. Bueno, que no lo sé… Yo se lo cuento y ustedes juzgan, que ya son mayorcitos.

Resulta que en las últimas elecciones municipales se presentó aquí el partido “Contigo somos democracia” o, simplemente, Contigo. Este partido empezó, por ahorrar líneas, como un aluvión de desertores de otros como Ciudadanos, UPYD, alguno del PSOE, partidos locales, etc. Cogieron lo peor y más rastrero de cada casa en general. En algunos casos recauchutaron gente que había abandonado UPYD y luego Ciudadanos, o sea, dobles graduados en traición, culos de muy mal asiento, escasa firmeza de ideas y unas concentraciones tan altísimas de autoestima como escasas de vergüenza. Con estos mimbres, se lanzaron a por el voto “de centro” en muchos lugares, aprovechando el hueco dejado por esos dos partidos principalmente. Y con esas premisas, aquí pusieron como mascarón de proa a un chaval del pueblo, de entonces unos 20 años, que tiene detrás un entramado familiar y social suficiente como para obtener 600 votos, cantidad necesaria para conseguir una concejalía aquí.

Dicho y hecho: en 2019 sale elegido Jaime Ruix en las listas de Contigo. Y CUPO, un partido local desideologizado, centrado originalmente en urbanizaciones, pasa de dos concejales a uno, en parte también por estos votos perdidos. Gran éxito de la familia y amigos antedichos. Pero fracaso para el centrismo, como ahora se verá. La concejalía de Ruix no resultaba necesaria para la formación de la mayoría, compuesta principalmente por Compromís y PSOE, en las antípodas ideológicas de un partido como Contigo, además de CUPO. Pero hete aquí que el niño salió “bizcochable”, o sea, receptivo a las tentaciones. Así que es nombrado sorpresivamente parte del gobierno municipal como concejal de Movilidad, Fallas y Juventud. O sea, concejal de fiestas y el que cambia de sentido las calles, pinta carriles bici y gestiona el bus municipal, algo de una dificultad titánica al alcance de muy pocos. Resultó así que un partido nacido de la centralidad política se coaliga aquí con los nacionalistas del peor pelaje y exaltadores de la diversidad como arma política para sus fines separatistas.

Ejemplo de ello fue, por ejemplo, una de sus intervenciones más vergonzosas en el Pleno Municipal, en la que, como respuesta a la petición por parte de VOX de que las señales de tráfico, además de en valenciano, se rotulasen en castellano (propuesta que también hicimos desde UPYD años atrás con el rechazo del nacionalismo), el niño en cuestión contestase que no hace falta rotularlas en castellano porque “las señales ya las entiende todo el mundo con el pictograma”. De haber tenido yo ocasión, le habría recriminado que tratara de imbéciles a los valencianoparlantes que, por lo visto, cree él que no entienden el pictograma y hay que explicárselo en su idioma.

Hago un inciso más personal para decir que hace algo más de un año (mi memoria no es lo que era como para precisar más ni tampoco quiero hacerlo), se puso en contacto conmigo un dirigente de su partido a nivel nacional, interesado en si yo estaría dispuesto a colaborar con ellos de alguna manera porque tenemos ideas coincidentes. Dicha persona, de trato cercano y muy razonable, me merece todos los respetos.

Mi respuesta fue, desde luego, que no, por varias razones. La primera es porque tienen al mando a personajes abyectos como José Enrique Aguar, ex del PSOE y de Ciudadanos, tránsfuga de profesión y arribista cum laude, que intentó sin éxito entablar relación en su día con UPYD. Se nos colaron algunos, pero ese no. La segunda, porque, como dije al principio, es un partido trufado de gente así: rebotados de mil y un sitios, sin ningún proyecto que no sea el personal y con una mano constantemente en el bolsillo empuñando una navaja abierta. La tercera es porque estoy bastante hastiado de la participación política activa. En su día, en UPYD obtuvimos 900 votos en este pueblo en unas elecciones europeas y luego ese esfuerzo se ha ido en toda España por el desagüe del conformismo o los cantos de sirena. El votante decidió abandonar la racionalidad y castigar una opción como la nuestra, integradora, europeísta, fresca, democrática, centrada en lo común, alejada de victimismos y divisiones artificiales y profundamente honesta y regeneradora. Así que me siento bastante poco motivado para luchar por quienes no quieren luchar por sí mismos y tragan, una tras otra, con todas las mentiras sentimentaloides que se lanzan desde casi todos los partidos actuales.

Y la cuarta y última, porque conocía perfectamente la situación de su partido en esta localidad y la deriva que Jaime Ruix había seguido, encaminada desde el primer día a hacer de mamporrero del nacionalismo. De hecho, le dije a la persona que me llamó, y creo que son palabras textuales, que “vuestro concejal aquí es más de Compromís que los de Compromis” y que no entendía cómo habían elegido a este personaje para encabezar su lista. El hombre, al que no citaré por razones evidentes, no tuvo más remedio que darme la razón en todo prácticamente porque estaba bien enterado de la situación aquí y en toda la provincia de Valencia.

Pues bien, resulta que el niño ha salido, como era previsible, otro culo de mal asiento y, ¡oh, sorpresa!, se ha convertido en tránsfuga. O sea: abandona el partido pero no la concejalía ni el sueldo que ello conlleva, sueldo que se han aumentado dos veces en esta legislatura. No debería decir que me alegro, pero es que resulta que sí que me alegro. Me encanta tener razón, no puedo evitarlo. Y más en ciertos casos. El niño en cuestión, con todas sus huestes, ha abandonado el partido con armas y bagajes porque dice que no quiere “estar supeditado a una ideología nacional”. Como si pudiese existir municipalismo sin política nacional, sin visión de estado y sin defensa de derechos comunes. Como si pudiese uno centrarse en reformar su casa cuando el edificio en el que se encuentra está siendo desmontado y destruido cada día por los mismos que reforman tu casa.

Así que anda pensando en constituir una agrupación de electores, otro partido local (la puntilla para CUPO, por si no tenían bastantes problemas), presentarse en coalición con otro (no puedo adivinar con cual…) o lo que sea.  Lo que sea con tal de seguir chupando del bote, que es lo que cierta gente no puede dejar de hacer una vez ha visto el color del dinero. Así que, señores, con todos estos datos, ahora juzguen ustedes si la traición, la mentira, el ansia de poder o la sumisión al nacionalismo centrífugo y antiespañol es un problema nacional, autonómico o local. Yo creo que es todo ello junto, pero… ¡qué sabré yo!


viernes, 3 de diciembre de 2021

Morir por Danzig

 Publicado en Minuto Crucial el 9/11/2021.

El 1 de septiembre de 1939 las tropas alemanas atacan Polonia con la excusa de liberar Danzig (o Gdansk, en polaco), ciudad portuaria de población mayoritariamente germana que quedó bajo administración de la Sociedad de Naciones y soberanía polaca tras el Tratado de Versalles de 1919, al término de la Gran Guerra. Este fue el detonante de la declaración de Gran Bretaña y Francia a Alemania, que daría comienzo oficial a la II Guerra Mundial. Las democracias occidentales, que habían transigido cobardemente con la invasión nazi de Austria y Checoslovaquia, encontraban al fin la lucidez. 15 días más tarde, Polonia también fue invadida por la URSS, en virtud del tratado que habían firmado soviéticos y alemanes. Dejó de existir como estado en menos de un mes.

Hoy, Polonia se constituye de nuevo en víctima de un ataque planificado. Las guerras de hoy no son convencionales. Como en España también sufrimos, los enemigos de occidente no usan ahora tropas y tanques. Utilizan ataques informáticos, atentados, sabotajes, noticias falsas, quintas columnas, manipulación de masas y, como guinda, el envío de emigrantes utilizados para desestabilizar al enemigo. Un día es Turquía, otro es Marruecos y, ahora es  Bielorrusia quien nos chantajea, que no es sino un protectorado de la Rusia neosoviética de Putin.

Independientemente del concepto que tengamos del sistema político actual de Polonia, manifiestamente mejorable en cuanto a manipulación de la Justicia y derechos LGTBI, este país, junto con Hungría, Eslovaquia y la República Checa, se ha convertido en baluarte contra la inmigración ilegal y las consecuencias de la misma, que ya sufrimos en muchos países europeos, desde Suecia a España, pasando por Bélgica, Reino Unido o Francia.

Por eso urge desde esta anquilosada, torpe y neoprogre Unión Europea, ofrecer su total apoyo a Polonia en este vil ataque de las dictaduras rusa y bielorrusa imponiéndoles más sanciones. Están en juego nuestra propia razón de ser y de existir, nuestros valores, nuestras tradiciones y nuestras libertades.

Durante la pasada invasión a Ceuta por parte de 10.000 marroquíes, con el total apoyo del gobierno del sátrapa Mohamed VI, Polonia nos ofreció tropas para defendernos. Hoy, en justa reciprocidad, toda Europa debe colaborar activamente, a demanda de lo que pidieran las autoridades polacas, para enviar tropas a sus fronteras del este.

No somos conscientes de que Occidente está siendo atacado e invadido de todas las formas posibles y por todas las vías existentes, como se ha visto este fin de semana en el aeropuerto de Palma. Nuestros enemigos comunes son el comunismo y el islamismo. En la frontera polaca con Bielorruria, esos enemigos se han aliado. Son unos los que han trasladado a los otros en aviones desde otros países por avión para llevarlos a nuestras fronteras.

En su día permitimos la invasión de Crimea por Rusia sin pestañear, como se permitió hace 83 años la invasión nazi de Austria y Checoslovaquía. No podemos extrañarnos de lo que venga después porque ya sabemos lo que es. Está en los libros. Lo siguiente, tras las nada veladas amenazas chinas, será  Taiwan, un país democrático al que quiere engullir la tiranía comunista china.

Entonces murieron por Danzig 60 millones de personas. Mejor dicho, por la defensa de la libertad, por la democracia y por la supervivencia de Occidente que representaba entonces, igual que ahora, Polonia. ¿Estaremos dispuestos hoy a morir de nuevo por Polonia, por Ceuta o por Taiwan? Mejor dicho, ¿estaremos dispuestos a morir por nuestra propia supervivencia?

 

sábado, 6 de noviembre de 2021

EL TERRORISTA BOYE

Publicado en Minuto Crucial el 29/10/202021



1988. Durante 249 días de ese año, el empresario Emiliano Revilla estuvo secuestrado por ETA en un zulo bajo una vivienda de la calle Belisana, cerca de Arturo Soria, en Madrid. A menos de 100 metros, un familiar mío tenía allí su casa. Alguna vez en aquellos días estuve yo en ella sin que fuéramos conscientes ninguno del calvario que estaría pasando tan cerca de nosotros ese hombre. Suplicio que sólo acabó con el pago de una cantidad a ETA que, según algunas fuentes, habría rondado los 1000 millones de pesetas y otras aventuran en el doble.

El que sí era muy consciente de aquel sufrimiento era Gonzalo Boye, un por entonces veinteañero chileno miembro de un grupo terrorista de su país, el MIR, que fue detenido en 1992 en Madrid y condenado en 1996 por colaborar en el secuestro del empresario soriano. Por esa acción recibió un suculento pago de ETA, según se dice en la sentencia. Fue condenado a 14 años de prisión y al pago de 200 millones de pesetas que no consta que haya realizado. Emiliano Revilla nunca se los reclamó.

Estamos hablando del mismo Gonzalo Boye que ahora es abogado de Valtonic, Puigdemont y, según hemos sabido estos días, también de Alberto Rodríguez, exdiputado de Podemos. Se sacó su carrera de Derecho en la cárcel, donde descubrió que la mejor forma de atacar nuestro sistema democrático es desde dentro y en la que, como el conde de Montecristo, tuvo tiempo de planificar su venganza, en este caso, contra el país que lo acogió.  Ha sido abogado, entre otros, de Marcial Dorado, el narco gallego que apareció en una foto con el ahora presidente de la Junta de Galicia, Feijóo. También lo fue de ultraderechistas colombianos y en su despacho ha colaborado como perito informático el también ultraderechista Emilio Hellín, asesino de Yolanda González en 1980. De modo que su militante izquierdismo tiene, como casi todo en esta vida, un precio valorable en billetes.

Cuando se le cita en los medios, nunca se alude a su pasado. En mentideros de juristas y periodistas se le tiene por persona peligrosa y vengativa. Incluso, al parecer, es posible que se haya dedicado a demandar con cantidades millonarias a periodistas que sacaban su historia a relucir para reclamarles un presunto “derecho al olvido”. O sea, que no le interesa que se lo encasille por su pasado.

Lo que pasa es que a lo mejor es el futuro el que se va a empeñar en recordarnos quién es en realidad, porque es posible que acabe en la cárcel de nuevo. Está imputado por blanqueo y falsificación en un caso contra uno de sus “insignes” clientes, el narco Sito Miñanco. La lista de  esos clientes, como vemos, no parece la típica de un activista de izquierdas: narcos, asesinos, golpistas… La pena podrían ser otros 6 años en los que, posiblemente, le daría tiempo a sacarse otra carrera. En esa cabeza cabe todo.

Por todo ello, sorprende quizá que una persona como Alberto Fernández, que se dice pacífica e inocente del delito de haber pateado a un policía recurra a este personaje. Bueno, digo yo que a alguno le sorprenderá, a mí no. En Podemos y en el resto de la izquierda radical llevan muy a gala lo de ser antisistema y eso no se queda en meras actuaciones pacíficas o declaraciones. Ahí tenemos a Isa Serra,  Rita Maestre o “el Pancetas” del SAT como ejemplos.

La izquierda que tenemos hoy no tiene nada de social ni de moderna sino mucho de violenta y profundamente atrasada y brutal. No es la izquierda alemana ni la francesa. Ni es el laborismo británico ni tampoco nada parecido a los demócratas norteamericanos. Es algo muy similar a la izquierda iberoamericana, trufada de odio, de resentimiento y de violencia. De esa izquierda profundamente antiespañola y radical llegaron el propio Boye, Pisarello, Echenique o Dante Fachín, entre otros. Tenemos una izquierda que no quiere construir nada sino tras haberlo derribado todo antes.

Un día aclaman las lágrimas de cocodrilo de Otegi y al otro salen a la calle a defender a los presos etarras que, para ellos, no están en la cárcel por asesinos sino que son “presos políticos”. También, en definitiva, es una izquierda que defiende a narcotraficantes a la vez que pide la legalización del cannabis. Todo en ellos es muy coherente…

Lo mejor que podemos hacer es encerrarlos lo antes posible porque, si no, acabaremos encerrados por ellos, como Boye hizo con Emiliano Revilla y como Otegi hizo con Luis Abaitua.  Eso, si no nos matan antes, porque estamos en manos de terroristas y nosotros mismos, con nuestra indolencia, nos ponemos el cañón de su pistola en nuestra sien.

El agujero del donut

Publicado en Minuto Crucial el 15/10/2021

 

Si España fuera un donut, Madrid no existiría. Esa frase taaaaaaaan ingeniosa la hemos oído desde siempre a periféricos más o menos achispados. A personas que cargan contra “Madriz” o “Madrit” con una falsa superioridad que, en realidad, responde a envidias o complejos que sus psicólogos no han sabido tratar. Ser la capital desde 1561 no es gratis y escuchar estas idioteces forman parte del precio que los madrileños pagamos por ese pecado. Eso y ser el manifestódromo de todos los ofendiditos nacionales e importados.

Los escasos y cortos periodos en los que, desde entonces, estuvo fuera la capitalidad fueron bien por los intereses especulativos del Duque de Lerma, bien por la guerra contra el francés de 1808, con las Cortes de Cádiz, o durante la Guerra Civil, cuando el gobierno republicano se trasladó a Valencia como paso previo a su obligado exilio. Fuera de esos 3 breves periodos, en Madrid se ha concentrado siempre la administración del Estado. Una decisión racional motivada sobre todo por la situación geográfica dentro de la península ibérica y que buscaba, precisamente, servir de unión y contrapeso necesario entre diversas partes de España.

Pues bien: hete aquí que, en lo que muchos consideran el estado más descentralizado de Europa, el Gobierno actual considera necesario el traslado físico de organismos, instituciones o empresas públicas a otros lugares. Las razones que esgrimen son dos, a cual más torticera: Por un lado aseguran que es para que toda España se sienta partícipe del Estado y apoyar la concordia y, por otro, para combatir ese falso concepto tan “2030” que es el de la “España vaciada”.

Y ambas cosas son mentira. Por un lado, el que haya un menor sentimiento de españolidad no es culpa de que las instituciones estén en Madrid. Es culpa de una política errada (y también herrada)  de abandono de lo que nos une. El otorgar a los presidentes autonómicos la representación del Estado en sus territorios, como dice la Constitución, no ha servido más que para que desde sus cargos se pueda dinamitar el Estado mismo y sus fundamentos, como se ha visto en Cataluña y se ve cada día desde Asturias a Baleares y desde el País Vasco a la Comunidad Valenciana.  Por ejemplo, Urkullu, que no se siente español sino sólo vasco, o Aragonés, que no se siente español sino sólo catalán, no pueden ser los representantes del Estado en sus territorios. Que ya sólo esas declaraciones deberían bastar para inhabilitarlos.

Por otro lado, lo de combatir la despoblación de las zonas rurales no se hace llevando la Dirección General de Política Energética y Minas a León o la Secretaría General de Pesca a Sanlúcar de Barrameda. Entre otras cosas porque no lo van a hacer. Es una falacia pensar que, como si esto fuera la China de Mao, se puede trasladar a miles de funcionarios de un lugar a otro sin protesta alguna. Como si al señor que opositó y trabaja para el Museo de Arqueología de Madrid, le venga estupendo trasladarse a Fregenal de la Sierra, por otra parte, precioso pueblo pacense.

Nos quedaremos sin ver el Traslado de Ministerio de Defensa a Melilla;  el de Interior, al Barrio del Raval, antiguo “barrio chino”, en Barcelona; el de Universidades, a las 3000 viviendas de Sevilla; el de Trabajo, a Marinaleda; el de Justicia, a Hernani; el de Cultura, a Magaluf  o la Secretaría de Estado Turismo a Benidorm.  O a lo mejor es que van a obligar, por decreto, a trasladar las funciones de ‘El Rey León’ (diez años lleva ya) a otros lugares. Importantes ciudades en las que algunos otros musicales que han durado también años en Madrid, o incluso han estado varias veces, han aguantado sólo 2 semanas y sin llenar. ¿De eso también tenemos la culpa en Madrid?

Y no, tampoco es eso lo que quieren. Lo que van a hacer los mismos que lamentan la fuga de empresas  privadas de Cataluña es trasladar las públicas, o los organismos que deseen, a sus nichos de votos. No a pueblos o ciudades pequeñas para beneficiarlos, sino a lugares importantes y ya poblados  cuyo voto interesa fidelizar para beneficiarse ellos. Por ejemplo, a Valencia. Es prácticamente seguro que en el próximo Congreso del PSOE, a celebrar en esa ciudad, se anunciará algo en este sentido, así que no se rían de lo Benidorm que dije antes. No es la valenciana, precisamente, una comunidad con problemas de despoblación. Lo que si sucede es que las encuestas dan un empate técnico en las próximas elecciones, con grave riesgo de que una alianza PP-VOX acabe con el vergonzante pacto del Zoológico, digo… del Botánico.

Es sólo ese interés electoral el que mueve todas y cada una de las decisiones de este Gobierno. El mismo interés que hace que haya ido su presidente cuatro veces a La Palma pero que no fuera ni una sola al Zendal, a los hospitales de Madrid en pandemia  o a inspeccionar los daños causados por Filomena.

No quieren descentralizar. Quieren comprar votos. Si quisieran ayudar a la España despoblada, fomentarían las comunicaciones en una Extremadura que aún tiene vías de tren del s. XIX y llevarían el AVE a Portugal, nuestro hermano atlántico. O fomentarían la extensión de nuevas tecnologías a zonas rurales, crearían semilleros de empresas de industria agropecuaria en Andalucía, Castilla y León o Aragón.  O fomentarían la creación de filiales de grandes empresas en territorios menos poblados, asegurando un mejor trato fiscal, excelentes comunicaciones y facilitando infraestructura y suelo gratis, que lo hay en abundancia, durante 40 o 70 años,  sin pasar por las miles de ventanillas locales, provinciales, autonómicas y nacionales que son necesarias para cualquier trámite. Hay muchas cosas que se pueden hacer y que no harán.

Nada queda hoy de aquel espíritu de la Generación del 98, la que, desde todas partes de España, buscó definir su identidad centrándose en Castilla, en sus gentes  austeras, en sus costumbres, en su tradición y en sus llanuras ya entonces despobladas. Ahora es un insulto común entre los independentistas catalanes, cuyos votos sostienen a este gobierno, llamarnos a los demás “castellanos”, con ese retintín que les sale del odio inoculado lentamente durante los últimos 40 años y permitido por gobiernos indolentes del PP y cómplices del PSOE.

Como dice Ayuso, a Madrid lo dan ya por perdido. Ya sólo les queda rentabilizar esa pérdida despedazándolo  y repartiendo sus miembros entre los secuaces, que esperan con las fauces abiertas, del Gobierno más antiespañol, más cobarde y más traidor que hemos tenido desde Fernando VII.

La vivienda, como bien social.

Publicado en Minuto Crucial el 08/10/2021.

 

Nuestra Constitución, como casi todas, es una transcripción literal de derechos fundamentales mezclada con generalidades engoladas, indefiniciones calculadas y errores de apreciación. Todo ello choca con la excesiva reglamentación de algunos asuntos que debería dejarse para los desarrollos legales. Fruto de todo eso es, además de muchas otras cosas, el artículo 47, que dice: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.”

Casi todos los constitucionalistas están de acuerdo en que esto es un “desideratum”, un deseo o aspiración al que debe tender el ordenamiento general de la sociedad. Pero es que los hay que leen esto y, con las entendederas que la Naturaleza les ha dado, creen que donde dice “derecho” debe poner “obligación de los demás a darme por la cara”. Y no es así.

Por supuesto que la vivienda forma parte de los derechos fundamentales del hombre aunque no de forma directa sino indirecta. El Estado ha de proveer al individuo de unas oportunidades en las que él pueda disfrutar de ella con sus propios medios. Y eso es lo que dice el art. 25 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre:  “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.” A lo que está obligado el Estado es a eso, a facilitar un medio social y económico en el que desenvolvernos laboralmente para acceder a la vivienda.

Pero es que también parto de la base de que no considero la vivienda como un bien más de mercado, como una mercancía. En eso me distancio mucho de los liberales clásicos. Cuando una administración local desarrolla un plan de urbanismo y planifica una zona de nuevas viviendas en un bien limitado como es el suelo, no podemos estar en manos de especuladores que lo acaparen y perviertan el destino de ese suelo. La vivienda ha de tener distinto tratamiento mercantil del que deben tener el resto de bienes. No es un bien como otro.

Por ello, se ha de regular que los grandes tenedores de viviendas pongan lo antes posible las mismas en el mercado y a precios accesible y hay que incentivar fiscalmente el alquiler tanto para el inquilino como para el propietario, además de darles a ambos garantías y estabilidad. Quien tiene docenas de viviendas para negociar con ellas debe aceptar que la administración marque unas reglas mucho más estrictas de lo que lo hace con otros bienes porque en España el acceso a la vivienda es extremadamente difícil para mucha gente y especialmente los jóvenes. Y parte de la función del Estado, obligada por ese artículo 47, es esa.

Sin embargo, esto no debe ser igual con los pequeños, que yo definiría como quienes tienen hasta 5 viviendas en propiedad. A ellos, además de ofrecerles los beneficios fiscales antedichos, no les establecería ninguna obligación ni prohibición en cuanto a qué hacer con ellas y sí habría que insistir en su protección como propietarios en cuando a los problemas que puedan ocasionar inquilinos morosos. Todo de cara a promover, pero no obligar, a la puesta en alquiler de sus viviendas.

Pero esta intervención en el mercado de la vivienda no es más que un parche, no es la solución al problema de la misma. La solución sólo pasa por un plan de construcción y compra de viviendas para la creación de un parque público de alquiler que, de forma transparente, sirva para la emancipación de los jóvenes y de quienes se juzgue oportuno que lo disfruten.

Esos contratos de alquiler a precios sociales deben ser temporales, nunca permanentes salvo por razón de la elevada edad del inquilino o situaciones de dependencia o asimilables. Y las revisiones estarían sujetas a que subsista la situación de necesidad. No deben volverse a cometerse dos errores que, entre otros, propiciaron la subida del precio de las viviendas en España, que fueron la desgravación fiscal, incluso por segunda vivienda, y la construcción de vivienda social para su venta.

Por otra parte, un intervencionismo de los precios en el mercado de alquiler, sin otras medidas accesorias de ventajas fiscales y garantías a los propietarios frente a los inquilinos, sólo puede propiciar, como ha sucedido ya en Berlín o Barcelona, el efecto contrario al buscado: la contracción de la oferta y la subida de precios. Y la regulación que propone el Gobierno va, por desgracia, en esa línea. En esto son tan inútiles como en lo demás. Ninguna sorpresa.

 

 

 

miércoles, 29 de septiembre de 2021

TODOS A LA CÁRCEL II

Publicado en Minuto Crucial el 24/09/2021

Estamos asistiendo al rodaje de la segunda parte de la película más berlanguiana de Berlanga. El maestro lo tendría hoy muy fácil para dirigirla. Sólo hay que ir al Congreso y gritar ¡acción!

Tenemos un gobierno con una extraña relación con las cárceles. Desea tipificar como delitos los de apoyar al bando ganador en la Guerra Civil, lanzar piropos por la calle o que los médicos se nieguen a abortar. A la vez, lo contrario: dejar de considerar delitos la quema de banderas españolas o los insultos al Rey. También hay en el Gobierno, y entre quienes lo apoyan, el deseo de ilegalizar partidos plenamente constitucionales sólo porque practican una oposición contundente, como la que casi nunca, con la excepción de UPYD y de unos pocos en el PP, han tenido en frente. De seguir así, dentro de poco será delito negar el cambio climático, llamar moros a los moros o defender el papel de España en el Descubrimiento de América.

Y por otro lado, y aquí está la paradoja, su continuidad depende también de las cárceles. Tiene ahora mismo al menos tres frentes carcelarios con grandes posibilidades de dinamitarlo hasta los cimientos: una ministra investigada por traer ilegalmente a un terrorista saharaui, un bolivariano pendiente de extradición que sabe mucho de la financiación de Podemos y, para colmo, a Puigdemont en Cerdeña, que es como una bomba colocada bajo la mesa de “negociación” con el Gobierno de la Generalidad, como aquella que colocara Claus von Stauffenberg bajo la mesa  de Hitler en la Operación Valkiria.

El gobierno más indigno de la Historia reciente de España, dirigido por el mismo partido de Filesa, GAL, Roldán, ERES, Faffe…  ahora depende más de la Justicia que de los votos. Mejor dicho, de que NO haya justicia. Así se entiende mucho mejor el deseo irrefrenable de los partidos en el Gobierno por controlarla. Y el de los medios de comunicación subvencionados y la asociación de “Jueces contra la Democracia” para poner a los suyos al mando.

Si estos tres frentes, y alguno más, se le ponen cuesta arriba, es más que probable que tengamos elecciones la próxima primavera. No podemos tener impunemente un Gobierno que introduce ilegalmente a terroristas en España o recibe financiación ilegal de Venezuela o Ecuador. Y lo de Puigdemont podría ser, probablemente, un obstáculo tanto para la pretendida mesa de negociación (rendición, más bien) como para la elaboración de los presupuestos. Con Puigdemont en Estremera y las hordas lazis quemando la calle un día tras otro, a ver qué partido nacionalista va a ser el guapo de prestar su voto a Sánchez para los presupuestos. Ni catalán, ni vasco, ni valenciano ni gallego. Y los necesita a todos.

Así que, como de costumbre, tenemos que confiar más en la Justicia que en los electores para desalojar al bellaco de la poltrona monclovita. Si por sus electores fuera, España se dividiría en las ocho naciones que ha contado Iceta, con sus ocho empresas públicas de energía, ocho ministras de igual-dá, ocho selecciones de fútbol y ocho presidentes con pensión permanente revisable al alza, como Sánchez y Aragonés. Por cierto, esa pensión vitalicia bien vale una reverencia a la bandera regional catalana mientras se quema impunemente la española todos los días en Cataluña.


LA MESA DEL MONÓLOGO.

 Publicado en Minuto Crucial el 17/9/2021


Ya hemos tenido la primera sesión de esa mesa tan deseada por el nacionalismo, la de la postración del Estado ante los independentistas catalanes. Su sola celebración ya supone un triunfo para ellos, como así se han encargado de repetir engolados hasta el cansancio. Y lo es porque esa negociación da carta de naturaleza al “conflicto”, esa palabra ya usada por los etarras para definir lo que no era más que su lucha terrorista contra la democracia. El mismo pretendido conflicto entre Cataluña y España que, en realidad, es una declaración de guerra permanente entre una mitad de Cataluña a la otra mitad y al resto de españoles. Esa mesa es como la Rendición de Breda pero al revés: España postrada ante sus enemigos.

El nacionalismo es un pozo sin fondo y ninguna negociación, cesión, componenda o arreglo temporal logrará apartarlo de su último fin que es la independencia. Pero no hablo sólo del catalán. Hablo también del resto de movimientos periféricos y centrífugos que van desde el BNG a Compromís pasando por el PNV. Todos ellos apoyado por personajes socialistas tan nefastos y antiespañoles como Francina Armengol, María Chivite o Ximo Puig, que asientan su poder local en el apoyo del nazionalismo excluyente y en el comunismo de las franquicias de Podemos.

El siniestro Iceta, el que ha contado las naciones que hay en España y al que le salen nada menos que ocho, ha comparado este proceso con las negociaciones tras la guerra del Vietnam. Sin reírse nada. Pues no, ahí le ha debido bailar el año. La comparación correcta debe ser con los pactos de Munich de 1938, en los que Francia e Inglaterra entregaron lo que no era suyo, Checoslovaquia, a Hitler para intentar contentarle. Aquí pasa igual: Sánchez amaga con querer entregar lo que no es suyo, la soberanía nacional, a los golpistas catalanes para ver si se aplacan. Y no, no se aplacarán con nada que no sea el reconocimiento de lo que no fueron nunca, una nación, y la independencia, algo que tampoco tuvo Cataluña jamás.

Así que no hay que equivocarse. Esto no es un asunto de buenas intenciones traicionadas. El fondo aquí es que, como en la mesa de la última cena de Jesucristo, todos deberían sentarse en el mismo lado. Todos en la mesa comparten la idea de que los españoles hemos de ceder cosas fundamentales para que los nazionalistas no echen de nuevo, como decía mi padre, el carro por el pedregal. Que será inútil el intento porque terminarán echándolo.

Sánchez es seguramente más listo que los independentistas y también los venderá a ellos. A pesar de estar ideológicamente de acuerdo, como lo expresa su definición de España como “plurinacional”, está haciendo todo este paripé para  alargar la legislatura lo más posible y recoger los frutos electorales de una previsible recuperación económica mundial. Y después, a pocos meses para que finalice, romperá ofendidísimo la mesa y se declarará lo que no es, un patriota español, para intentar recoger de nuevo el voto del centro izquierda, tradicionalmente aborregado, que se hinchará de decirnos “¿Lo veis? ¿Veis como no es un vendido antipatriota?”. Pues no, no lo vemos. Y no lo vemos porque sí lo es. Es un traidor de tomo y lomo que vendería hasta a su señora madre con tal de mantenerse un día más en el cargo, cosa que no es nada previsible a partir de que acabe la legislatura, día en el que Sánchez pasará, como expresidente, a disfrutar de un sueldo vitalicio y una prebendas que jamás mereció.

A la hora de escribir esto, el CIS de Tezanos, con el desahogo que le caracteriza, se atreve a pronosticar un aumento de votos para el PSOE y una disminución para el PP. Eso, con el mismo desparpajo con el que nos amenazó en abril con una victoria de la izquierda en las elecciones del 4 de mayo en Madrid. Ni Rapel, Aramís Fuster o la bruja Lola juntos tienen tanta desvergüenza. No tienen en cuenta en absoluto la cantidad de españoles de bien que, desde todos los rincones de España, están cada día más asqueados de ese grupo de indeseables que está a los mandos.

En resumen, en esa amplia mesa no estará Cristo pero todos serán Judas. El vino será la sangre de los españoles que la derramaron por la unidad y permanencia de España, nuestros derechos y tradiciones y el pan será nuestra carne lacerada por las mentiras y los insultos de todos ellos. Eso, mientras se lo consintamos, claro.

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 15 de septiembre de 2021

La quinta columna de Occidente.

 Publicado en Minuto Crucial el 8/9/2021

 

Algunos se sorprenderán con la rapidez de la caída del ejército afgano a manos de los talibanes. Pues no hay motivos para la sorpresa si se tiene un poco de conocimiento. No tenían lo que más hace falta tener a un ejército: la motivación. Está bien lo de armarlos y entrenarlos pero la motivación no se puede insuflar como el aire a un globo. En frente tenían a una panda de no más 70.000 milicianos que se transportan en moto y no tienen armamento pesado pero sí una voluntad de hierro y la creencia de sentirse superiores, que es el arma definitiva.

Occidente se ha gastado miles de millones en armamento y formación pero ese arma no se la podía dar porque ni siquiera nosotros la tenemos ya. Ahora ese ejército, con ese armamento y formación, está en manos de los talibanes y engrosan sus filas. O sea, hemos alimentado a nuestros enemigos.

Y es que vamos por el mundo cohibidos, permitiendo que Rusia invada Crimea, que petimetres como López Obrador o Castillo nos insulten, que Al Assad encuentre en Putin el aliado ideal, que China esté copando el comercio mundial y los recursos naturales de América y África, que en el África Negra esté creándose otro “estado islámico”…

Estamos a merced de los fantasmas ajenos porque estamos llenos de propios: Vietnam no se perdió en las selvas del sureste asiático sino en las manifestaciones frente a la Casa Blanca; lo de Yugoeslavia sólo fue posible a causa de la división y reticencias europeas y no se arregló  hasta que EEUU intervino; el golpe definitivo al ISIS lo tuvo que dar Putin; Libia es un estado fallido porque se derribó un régimen pero no se construyó otro; Irán pronto será una potencia nuclear; Irak quizá no acabe como Afganistán porque tiene petróleo pero es posible que Occidente tenga que volver allí… En definitiva, Occidente está a la defensiva desde Corea, en 1953.

¿Y por qué? Porque tenemos unas generaciones anestesiadas, que no han vivido en sus carnes los horrores de ninguna dictadura, que creen que todo se soluciona cantando “Imagine”, poniendo dibujitos y velas y con pancartas del “no a la guerra”. Cada pancarta de esas en una señal a los enemigos de que esto se desmorona, es una sonrisa de un barbudo con turbante. Occidente es poco menos que un cascarón vacío, corroído por las termitas rojiverdes, dependiente de sus enemigos en materias primas y energía, con miedo. Sí, con miedo.

Bueno, no todos tienen miedo. Los que no tienen miedo, Mohamed o Yussuf, viven en Bruselas, Barcelona, Oslo, Londres, Berlín o Ceuta. En este último lugar tienen representación en su parlamento y desde allí trabajan para oscuros intereses. Esos no tienen ningún miedo porque saben que el futuro es suyo. Están trabajando día a día para preparar la caída de Occidente. Son nuestro “ejército afgano”, los primeros que ayudarán desde dentro cuando los del alfanje se planten en nuestras fronteras, como en el 711. Y entonces será el fin de las políticas inclusivas, de las leyes LGTBI, de las jornadas de 35 horas, de las “transiciones ecológicas”, de la agenda 2030, de los semáforos con falda y las matemáticas con perspectiva de género. Ya no habrá “observatorios” para la defensa de los derechos de la mujer.

El reto de Occidente no es tecnológico, económico ni militar. Sólo la OTAN tiene 3,7 millones de soldados. Una décima parte de ellos, con toda la tecnología disponible, bastaría para acabar con las milicias talibanes en menos de 6 meses. Y cuantos más soldados, más material y menos tiempo, más barato saldría. El coste viene dado siempre, sobre todo, por el tiempo de intervención.

 Pero los rojiverdes, organizados en asociaciones, fundaciones y partidos, saldrían a la calle como salieron con la guerra de Irak y los políticos mediocres temerían perder sus puestos. Porque siempre habrá un Zapatero al acecho, como hubo un Chamberlain o un Petain, dispuesto a pactar con el enemigo y a aliarse con las otras “civilizaciones”.

No estamos dispuestos a ver volver a nuestros soldados en ataúdes porque no creemos que haya que defender la libertad. Pensamos que la libertad se defiende y se impone sola gracias a su superioridad moral. Pero los afganos, sobre todos las afganas, se empeñan en decirnos que no es así, que hay que luchar y morir por la libertad, como se ha hecho cientos de veces a lo largo de la Historia.

Es hora de hacer valer la superioridad ética y moral de Occidente. Y su fuerza para imponerla. Es hora de políticos valientes que sepan, como supo Roosevelt en 1944, que mandando a soldados a morir a Normandía, a 6000 km. de sus casas, estaban defendiendo la libertad de EEUU y de Occidente. Y que todo ese sacrificio valdría la pena. Por cierto, gracias a ese sacrificio inmenso, que nunca agradeceremos lo bastante, hay aún democracia en Europa. Debemos apoyar a cualquier político como ellos y denostar con todas nuestras fuerzas a los equidistantes, moderados, dialogantes y serviles. O sea, a rojos, verdes y nazionalistas varios.

Donde haya un pañuelo en la cabeza no habrá libertad. Habrá un quintacolumnista dispuesto, como en Troya, a salir del caballo de madera por la noche para acuchillarnos a todos.  Y si lo empezamos a tenerlo claro, quizá aún estemos a tiempo de salvar a nuestros hijos de vivir en un califato.

 

 

La silla eléctrica europea.

Publicado el 30/7/2021 en Minuto Crucial

 

Que a Europa le hace falta mucha energía no sólo es una metáfora aplicable en otros sentidos, es que le hace falta de verdad. Europa es un gigante con pies de barro por culpa de su dependencia energética. Mucho se puede escribir sobre esto pero aquí me ceñiré hoy a los trazos más gruesos.

Las reservas petrolíferas del mar del Norte son muy importantes pero no tienen la capacidad de abastecer a toda Europa. Noruega, depende de los años, rara vez se encuentra entre los 10 primeros exportadores del mundo. En cuanto a España, Noruega es nuestro noveno vendedor, muy por detrás de México, Nigeria, Arabia Saudí, Libia, Irán… Incluso a Brasil le compramos más petróleo.

En gas, también Noruega se encuentra el puesto 16 en reservas, muy lejos de nuestros principales abastecedores que son Rusia y Argelia. En este asunto, la deriva alemana de apostar por más gas ruso y menos nucleares es muy escandalosa. El ex canciller alemán Schröder es el principal valedor de la gasista rusa que construye el nuevo gasoducto Nord Stream 2 que, a regañadientes, ha aceptado Estados Unidos contra el criterio de Ucrania en un asunto geopolítico muy complicado y que demuestra la debilidad europea. Además, hoy el gas bate marcas de precios no vistas desde 2018 y, antes de eso, en 2013. Y nada parece que pueda ahora pararlo, por lo que es fácil que supere ambas marcas antes de fin de año.

En resumen, en combustibles fósiles somos poco más o menos como Japón, dependientes totalmente del extranjero. Así se entiende mucho más que la política exterior europea parezca tan errática, indecisa, complaciente y a veces, inexistente en cuanto a defender derechos en otros países se refiere.

Y en cuanto a electricidad, en lo que quiero centrarme aquí, la historia actual está en la misma fase que en la del gas: la de dispararse a los pies. Algunos países, como Finlandia, Holanda o los países del este, apuestan por lo nuclear, liderados por Francia.  Pero Alemania, como decía, quiere acabar con las nucleares sin un plan claro de sustitución. Como me recuerda mi amigo, el profesor, escritor y también conocedor de esta materia Eduardo Dávila Monroy, eso sucede mientras el 25 % de su energía la produce aún a base de carbón, el combustible fósil más contaminante, debido a los muchos intereses económicos y laborales. Incluso los verdes alemanes reconocen que es imposible acabar con eso en un futuro próximo.

Suiza, que tenía 6 reactores, ha cerrado uno y va a cerrar todos lo antes posible. También los verdes suizos han dicho que no tienen sustitución a ese 40 % de electricidad de origen nuclear y que la única alternativa por ahora es la importación. Austria y Bélgica, junto con España, acompañan con fuerza a este grupo de negacionistas de lo nuclear.

Hay que recordar algunas obviedades. Por un lado, la energía nuclear no produce un solo gramo de C02. Desde luego, es mucho más respetuosa con el medio ambiente que la hidroeléctrica, por ejemplo, que se basa en la transformación radical de vastas extensiones de terreno así como en la modificación del cauce y ecosistemas de los ríos.  También en eso supera a la solar o la eólica. Y el problema con los residuos es prácticamente nulo. Todas las centrales españolas lo llevan almacenando en sus propias instalaciones desde hace décadas. Sólo hace poco surgió la necesidad de un almacén externo y bastaría con uno o dos en toda España para cubrir sus necesidades durante siglos.

Además, esta energía no nos hace tan dependientes, ni mucho menos. España cubre sus necesidades importando 1/3 de Canadá y Australia, que concentran las mayores reservas del mundo; 1/3 de diversos países africanos y el resto, de miembros de la antigua URSS. También tenemos reservas de uranio pero su dificultad de explotación no las hace hoy rentables, como lo han sido hasta hace poco.

En Europa, la producción nuclear está liderada por Francia, con más de 40 reactores que abastecen el 77 % de sus necesidades y le da para exportar a todos sus vecinos, incluida España.  La producción de nuestros 7 reactores es un 22 % de nuestro consumo y nos vemos obligados a importar, como digo, de nuestro vecino del norte pero también de Marruecos, que aún hoy está poniendo en servicio centrales de carbón, en desuso ya en Europa.

Si miramos un mapa del coste en CO2 de la producción eléctrica, nos daremos cuenta del ridículo que suponen estas políticas.  Resumiendo, los “verdes” europeos están destruyendo la opción más respetuosa con el planeta a favor de que se aumenten las emisiones de CO2, que muchas veces se trasladan a otros países. Lo que se llamaría un suicidio disfrazado de ecologismo ideológico. El paradigma de las contradicciones dentro de España se da en Valencia, donde Compromis pide el cierre de Cofrentes, la central nuclear más potente de España y que puede abastecer por sí sola a toda la demanda doméstica de la Comunidad, a la vez que se opone a la construcción de un “huerto solar en Buñol para no dañar no sé qué ecosistema.

Y en este cuadro de trazos gruesos, hay que hacer un capítulo aparte para el vehículo eléctrico.  A mi juicio, supone el engaño y autoengaño más fastuoso al que hemos sido sometidos desde el lanzamiento del Actimel. Para empezar, el coche eléctrico es hoy sólo para ricos. Además de su mayor precio, quien tiene un vehículo eléctrico tiene otro con petróleo si quiere recorrer más de 400 kilómetros sin quedarse tirado.

Y el problema de su autonomía es irresoluble incluso a largo plazo. Se necesitarían decenas de millones de puntos de recarga por las calles para intentar solucionarlo sólo a medias. En los edificios de viviendas eso es muy difícil de arreglar, cuando no imposible. Claro que hay datos que apuntan a por qué en Bruselas piden ellos eso: mientras en Europa el 46 % de la población vive en pisos, en España es el 64 %. Hay países, como Irlanda, en los que el 93 % lo hace en vivienda unifamiliar, con lo que lo tendría mejor que nosotros.

Y como ya hemos visto de dónde y cómo se genera la energía eléctrica, resulta que esos coches no son tan “verdes” como se piensa. Obviando que es una energía ineficiente porque se pierde una enorme cantidad en su traslado, cosa que no sucede con el petróleo, lo único que se consigue es cambiar de lugar la contaminación. Se saca de la ciudad pero se produce, y con creces, en otros lugares.

Y no me quedo sin citar los problemas de las baterías que son varios: sus contaminantes procesos productivos; poca duración y dificultad de reciclaje; peso añadido y, además, la dependencia de nuevo que tendremos de sus componentes. Por ejemplo, la principal reserva mundial de cobalto es la dictadura de la República Democrática del Congo. Por todo eso, prohibir de golpe los coches movidos con derivados del petróleo es un suicidio.

Con esta situación, mi apuesta es firme por la nuclearización europea para lo que hay que dar, una vez más, la batalla cultural a la izquierda rojiverde que tanto daño está haciendo. Asociar lo nuclear con la contaminación fue un triunfo de Greenpeace y resto de organizaciones subvencionadas que tenemos que revertir.

En España es urgente la construcción de al menos 10 centrales nucleares de forma inmediata, habida cuenta de la antigüedad de las existentes y del larguísimo proceso de puesta en marcha que tienen, derivado de sus muchas medidas de seguridad. Mediada su construcción, en unos 5 años aproximadamente, deberían empezarse otra cantidad similar. Y sólo hablo del medio plazo. El horizonte deseable sería el que actualmente tiene Francia.

La apuesta del gobierno de Sánchez por las renovables en exclusiva es un error porque conllevan un enorme coste sólo amortizable en el larguísimo plazo y con una necesaria mejora de la tecnología actual. Mientras, debemos decidir si queremos pagar la electricidad mucho más cara si optamos por ese modelo y estar a expensas de si hay o no viento y sol, con las variaciones de precio constantes que eso supone.

Ante el nuevo crecimiento del poder chino, Europa necesita independencia energética para tener mayor autonomía e influencia en el mundo, como la tiene Estados Unidos. Si no, seguiremos obligados a depender de quienes han sido, son y serán siempre nuestros enemigos, bien sea el mundo árabe o los rusos, por lo que nuestra soberanía se encuentra disminuida, tanto en el plano europeo como en el español. Estamos a punto de condenarnos a nosotros mismos a la silla eléctrica si no cambiamos de rumbo de forma radical.

lunes, 26 de julio de 2021

La Ley del Olvido Histórico

Publicado en Minuto Crucial el 23/07/2021


Lo primero que quieren manipular los dictadores es la Historia. Y así ha sucedido siempre. Para llenar de razón sus actos, se inventan héroes propios, villanos ajenos y, sobre todo, agravios, muchísimos agravios para poder justificar sus acciones presentes y futuras. Se dan con eso un cuerpo social y jurídico para allanarse el camino a través de un campo de cerebros previamente anestesiados por los mensajes adecuados.

El problema de la Historia es que siempre, siempre la manipulan los políticos. Así, un día nos encontramos con que Beethoven o El Cid eran catalanes y otro que Franco derribó un gobierno democrático, pacífico y que quería el bien común sobre todas las cosas.

No discute ningún historiador que la Guerra Civil comenzó oficialmente el 18 de julio de 1936 con un golpe de estado.  Y tampoco debería ser discutible que todas sus víctimas, todas, merecen un recuerdo emocionado y agradecido por haber derramado su sangre con la esperanza de una España mejor, sea cual sea en la que pensaran.

Las razones o incluso la oportunidad o no del golpe, que sí son discutidas y lo seguirán siendo, nunca deberían formar parte del discurso político. Desde los partidos debería seguirse el camino de la reconciliación que se marcó en el ’78 por quienes sí que intervinieron activamente en ella, y no por sus hijos o nietos que, muchas veces, viven un odio que hace mucho que dejaron olvidado sus abuelos.

Este “odio vicario” es lo que está pervirtiendo hoy la convivencia. No hay nada que resignificar o reescribir, nada menos, como pide una vicepresidenta del Gobierno de España en un ejercicio de totalitarismo.  Y lo hacen porque quieren ocultar la parte de la Historia que no les gusta, esa de la que fueron actores protagonistas, como el golpe de estado de 1934, el que dieron el PSOE y ERC y el que ayudó a sofocar, al servicio de la República, el General Franco. Y eso, por poner sólo un ejemplo.

No sé qué armazón jurídico existe o habría que legislar para que cualquier familia tenga derecho a recuperar el cadáver de los suyos, esté donde esté. Es justo que se disponga de él si es que no existe. Pero lo demás, la anulación de sentencias pasadas, por ejemplo, es una simple venganza. ¿Eran más injustas las sentencias de un bando que las de otro? ¿Eran más justos lo fusilamientos de un bando que los de otro? ¿Más los incendios de iglesias que los de sedes de sindicatos? Pues no, ninguno lo era. Y tratarlos de forma diferenciada es otra forma de revivir el odio y las trincheras. Algo que ya teníamos felizmente olvidado gracias a la Transición.

De este gobierno no se puede esperar más que eso: odio y enfrentamiento. Y por eso, para que no se repita de nuevo la espiral que nos llevó hasta ese fatídico 18 de julio, debemos echar de las instituciones dentro de dos años a toda la podredumbre moral que representa el PSOE y todos los que están usándolo como trampolín para destruirnos.

 


La constitución, bajo el fuego.

 Publicado en Minuto Crucial el 16/07/2021


La reciente sentencia del Tribunal Constitucional, aún no publicada por completo en el momento de escribir esto, supone el mayor escándalo jurídico al que se ha enfrentado nuestra democracia. Declarar ilegal en parte el primer estado de alarma del pasado año, con todo lo que eso supone, coloca a nuestro Gobierno al mismo borde del autogolpismo al haber suspendido derechos fundamentales sin un apoyo legal.

Recordemos que esta sentencia se añade a la declaración de inconstitucionalidad del nombramiento de Rosa Mateo al frente de RTVE y de la inclusión de Iglesias e Iván Redondo en la comisión del CNI. Tenemos pues un Gobierno que se mueve en la misma línea de la legalidad pero casi siempre por la parte de fuera. Y le esperan nuevos ataques a nuestra Constitución porque se acerca por Cataluña un referéndum que puede suponer la rotura total de las costuras del sistema de 78.

Todo esto, en cualquier país normal, supondría un terremoto y la dimisión inmediata del Gobierno. Pero aquí lo único que conlleva es la descalificación por parte de Gobierno, de los partidos que lo apoyan y de sus satélites mediáticos al Constitucional y, en concreto, a sus miembros, a los que se permiten señalar y descalificar, como hacían hace años los medios pro etarras en el País Vasco con quienes consideraban enemigos. Eso no nos extraña. Este Gobierno apoya y se nutre de esos mismos subgrupos sociales, por lo que tienen la lección aprendida. Mientras, condenan que se critique personalmente al responsable de “El Jueves”. Ellos son los primeros en poner dianas en las cabezas de sus adversarios pero se creen intocables.

Mientras tengamos comunistas pastoreando al PSOE, soportaremos esta lacra que nos coloca fuera de la normalidad democrática. De unos ministros que apoyan abiertamente a dictaduras como la de Cuba no podemos esperar un respeto por los tribunales sino un intervencionismo totalitario encaminado a copar todos los poderes bajo la misma mano. El comunismo ya fue comparado con el nazismo el 19 de septiembre de 2019 por el Parlamento Europeo. Es una pena que no se hubiera aprovechado en toda Europa para prohibir los partidos comunistas. Son partidarios de regímenes de partido único, totalitarios y dictatoriales como el cubano, que ahora los comunistas españoles se han lanzado en tromba a defender. Ya sabemos lo que quieren instaurar aquí porque no tienen ninguna vergüenza en admitirlo

Los detractores de la sentencia insisten en la superioridad mínima de un voto con la que se ha impuesto en el TC el fallo. Y lo hacen olvidando que, por ejemplo, la Ley Integral de Violencia de Género fue avalada por una diferencia casi igual, de 7 votos contra 5. O que la expropiación de Rumasa lo fue con un empate y el voto de calidad de su presidente, igual que pasó hace tres meses cuando el mismo tribunal rechazó la presentación de Toni Cantó a las elecciones de Madrid. Son las normas y hay que respetarlas pero ellos no tienen ese criterio. Sólo las respetan cuando les conviene.

Lo primero que caracteriza a un Estado de Derecho es el respeto a la Ley. Y eso no consiste sólo en acatar las sentencias. ¡Sólo faltaba que no se hiciera! Ya tenemos bastante con un territorio, Cataluña, donde se infringen las leyes y las sentencias día sí y día también. Incluye también el respaldo activo por parte del ejecutivo y legislativo a la labor de los jueces, que no han de sentirse coartados en su labor por partidos o centro mediáticos de poder.

Claro que, para ello, aparte de tener una clase política muchísimo mejor que la que tenemos, harían falta también unos jueces a la altura. Y no todos lo están. De las 4 asociaciones de jueces, una de ellas, la minoritaria pero la más tenida en cuenta por la progresía, siempre da la nota. Bien sea retrasando de forma vergonzosa su apoyo al Juez Llarena; bien sea evitando defender el sistema judicial español ante el ataque inadmisible del Consejo de Europa o bien sea pidiendo la dimisión del presidente del CGPJ para forzar su renovación. Eso es como pedir la paralización judicial en España. Por cierto, es la misma asociación que apoya el sistema actual de renovación, que es de todo menos garantizador de la independencia de la Justicia. Naturalmente, están los primeros en la lista del PSOE y Podemos para copar los más altos puestos de la Judicatura. Por eso presionan insistentemente para su renovación. Pretenden cerrar el círculo bolivariano.

Decía Luis XIV que Francia era él. Y era verdad. Todos los poderes se concentraban en su persona. La tentación humana de acaparar poder es tal que los sistemas que pretenden ser democráticos tienen que desarrollar necesariamente una separación de poderes y cortafuegos entre los mismos. Y de ese sistema depende en gran parte la calidad democrática. ¡Ojo!, no del desarrollo social, humano, democrático, económico… En eso no podemos confiar jamás.

Todo sistema que se base en filtros para intentar que lleguen al poder las mejores personas está condenado al fracaso. Las mejores personas se corrompen al llegar. ¿Todas? No, por supuesto. Pero con que lleguen un número muy pequeño de malvados es suficiente para echar abajo el sistema. Y no llegan en número pequeño ahora. Así que los mecanismos de separación e independencia deben estar bien diseñados y a prueba de ataques.

En España no están nada bien. Tanto el Consejo General del Poder Judicial como el Tribunal Constitucional dependen en exceso de los otros dos poderes y eso los lastra. Por otra parte, el Gobierno ya colocó a una de sus ministras al frente de la Fiscalía y ahora ha mandado a otro, recién cesado, a la Audiencia Nacional a seguir prestando desde allí sus servicios porque no hay ley que impida esas puertas giratorias entre el poder judicial y el ejecutivo.

 Y la culpa, como casi siempre, es tanto del PP como del PSOE, que no han movido una paja nunca por mejorar ese sistema, ni siquiera cuando disponían de mayoría absoluta. Algunos locos cuerdos en su día propusimos desde UPYD la despolitización de Justicia. Nos hicieron el mismo caso que el que oye llover. Así que ahora todos pagamos las consecuencias.

¿Quién defiende al español?

Publicado en Minuto Crucial el 2/7/2021

 

Hay veces en las que uno duda en estar o no de acuerdo con alguna decisión política, incluso tras muchas meditaciones. Dudar es algo que hace mucho la gente que piensa por sí misma. Por el contrario, estar seguro desde el principio de todo es más propio de quien tiene una ideología binaria, de esas en las que las cosas son buenas o malas sin grises en medio.

Confieso que, en circunstancias normales, y sin analizarlo en profundidad, una Dirección General del idioma español en cualquier comunidad autónoma podría parecerme algo superfluo.  Podría ser creado para distraer, por llamarlo de alguna manera, dinero público. Los que somos contrarios a las duplicidades y a los llamados “chiringuitos” tenemos como primera opción posicionarnos contra cosas como esa.

Pero resulta que en el caso de la hoy creada Oficina del Español en la Comunidad de Madrid hay muchas cosas que considerar. Entre ellas, sus fines. Según consta en el programa del Partido Popular, quieren fomentar la enseñanza del español en el mundo y potenciar la Comunidad de Madrid como destino para aprender la lengua. Eso, además de servir como espacio de referencia del Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, creado, por cierto, por el Instituto Cervantes. Eso no tiene nada de negativo.

Para salir de la duda o, al menos, razonablemente, ayuda también mucho ver quién está a favor o en contra de las decisiones. Eso casi nunca falla. ¿Y quién está en contra y con qué argumentos? Pues no voy a ser muy prolijo, entre otras cosas porque me da bastantes asco hablar de ciertas personas pero es que hoy no tengo más remedio.

El que la capital de España tenga especial intereses en fomentar el español y la atracción de visitantes con ese motivo no debería merecer mucha más explicación. Pero resulta que sí es objeto de críticas por parte, precisamente, de muchos que hacen de la defensa de sus lenguas cooficiales un asunto de estado y dedican a ello cantidades ingentes de dinero. Así que sus principales detractores y ridiculizadores hoy han sido nada menos que el dúo Rufián/Baldoví, que formarían una pareja cómica estupenda en el caso en el que no hubieran llegado a la política.

Rufián hace bromas sobre el estado de salud del español mientras en su Comunidad se multa por rotular en esta lengua, se prohíbe elegirla como vehicular y se tiene un medio público, TV3, que proscribe el castellano. Y en la Comunidad de Baldoví se premia a los niños que escriben cartas a los Reyes Magos, pero sólo si lo hacen en valenciano. Además, la lengua vehicular en las escuelas valencianas la eligen los consejos escolares para todo el centro, saltándose el derecho individual. Unos consejos escolares formados sobre todo por profesores de mayoría nacionalista, funcionarios autonómicos y AMPA,s en las cuales Compromís usa también la táctica de la infiltración para su control. Y “A Punt”, la televisión regional, es poco más que una sucursal de TV3, con 75 MM de euros de presupuesto.

En estas comunidades bilingües sus oficinas lingüísticas no están sólo para promover su lengua si no para hacerlo a costa del español. Son oficinas antiespañolas. Así que las bromas de esta pareja serían ridículas si no fueran trágicas para los castellanohablantes.

Otro argumento manido en contra de esta decisión es que ya existe el Instituto Cervantes para divulgar y defender el español. Y eso es cierto… a medias. El Instituto Cervantes es no mucho más, por desgracia, que una costosísima escuela de idiomas. Y digo costosísima porque cuenta nada menos que con 61 directores de sedes en todo el mundo a razón de una media de 100.000 € al año cada uno, además del resto de personal a su cargo y directivos en España. Buena parte de esos directores, por cierto, fueron renovados por gente afín al poco de la toma de posesión de su actual director, el poeta Luis García Montero. Este escritor, Premio Nacional de Literatura en 1994, fue también candidato por Izquierda Unida a la Comunidad de Madrid en 2015, cosechando un 4 % de los votos y quedando fuera de la Asamblea madrileña. Una de las finalidades del Cervantes es “organizar cursos generales y especiales de lengua española, así como de las lenguas cooficiales en España”.

O sea que divulgar y defender el español, bien, pero también divulga y defiende el resto de lenguas españolas, como si ellas no dedicaran bastante dinero ya a esto. Desde luego, eso lo debe hacer mucho mejor en el extranjero que en España, donde el español no está defendido en absoluto por nadie, como ya hemos visto en Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares, País Vasco o Galicia. Sí, tampoco en Galicia, donde el regionalismo de  Feijóo raya en el nacionalismo más aldeano.

Al coro de políticos criticadores se unen  los sospechosos habituales, los tertulianos de La Sexta/RTVE, que son los mismos, a la caza y captura de Toni Cantó y de todos los que alguna vez hayan osado levantar una mano en defensa de España y de los que nos une. Critica su nuevo sueldo de 75.000 al año gente como Jesús Cintora, que cobra 900 euros AL DIA por insultar a los españoles y llevar a su programa a gente, también muy bien pagada, para que le ayude en esa tarea. Ocultan que TV3, por ejemplo, nos cuesta 300 MM al año y en sus micrófonos, Gloria Marcos, la que fuera candidata de Compromís en Valencia, compara la labor que pueda realizar esa Oficina del Español fuera de España con la propaganda que hicieron los políticos golpistas catalanes en el extranjero. Políticos para los que, por cierto, pide que no tengan que devolver el dinero que robaron, según el Tribunal de Cuentas.

Y ahora Madrid quiere alzarse como la capital cultural del español y alguno se muestra sorprendido de ello. Pero es que resulta que la capital del español ha sido durante mucho tiempo Barcelona, cuna y sede de las mayores editoriales en español del mundo. Hoy, esa Barcelona se está convirtiendo a pasos agigantados, de la mano de las Colau y los Aragonés de turno en territorio hostil al español y a España. Así que no tiene nada de raro que Madrid quiera ocupar ese espacio haciendo uso de sus competencias en Educación y Cultura, que el Estado tiene tan abandonadas.

Tampoco vemos que defiendan el español quienes continuamente lo están agrediendo con el sectario y envenenado lenguaje inclusivo. Ni en Lastra ni en Ábalos ni en ninguna de las dos Monteros podemos dejar, precisamente, la responsabilidad de defender nuestro idioma. Idioma al que lanzan cada día una coz.

 

 

Así que, con las debidas reservas que siempre hay que tener, y a la espera de resultados, cualquier iniciativa para promover, prestigiar y defender el español será bien recibida por mi parte.

El hecho diferencial.

 Publicado en Minuto Crucial el 25/06/2021


Dejó escrito Pérez-Reverte en 1996 acerca de los nazionalismos (yo lo escribo con z porque me da la gana y porque sé de lo que hablo) que a él le tendrían que explicar la importancia esa de “ser de aquí o de allá”. Que él de joven se zambullía en las aguas de Cartagena y sacaba ánforas que llevaban allí veinte siglos, que eso sí que es un hecho diferencial. Y yo añado que eso es un hecho diferencial de tres pares de cojones y no lo de llevar barretina, hacer de cortar troncos un deporte o nombrar la paella un “bien de interés cultural”.

Los auténticos hechos diferenciales de los nazionalismos son la insolidaridad, el egoísmo, el desprecio por los demás y la tiranía. Como dijo en una entrevista el siniestro José Montilla, uno de los culpables de la situación actual y hoy consejero de Enagás a razón de 120.000 € al año, “…la solución es que el dinero de los catalanes se quede en Cataluña”. No se puede explicar mejor. Es un ataque de sinceridad que muchos agradecemos.

Eso es lo que dicen también los ultraliberales: que cada uno deje de pagar impuestos, se quede con los suyo y lo administre lo mejor que sepa. Y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.

Lo que de verdad quieren siempre los nazionalistas es quedarse con lo suyo y, si pueden, con lo de los demás. Pero el trapo que agitan rara vez es el del dinero. De ese hablan pero poco y casi en privado. En público hablan de afrentas históricas, de lengua, de costumbres… Elevan a categoría de nacional lo que no deja de ser folklore patrio, del que hay por todas partes de España. Y más, habida cuenta de nuestros orígenes históricos como cruce de caminos de pueblos de todas partes.

Los que dicen que la nación española no existe o, como mucho, lo hace desde los Borbones, aparte de ignorar nuestra Historia, también obvian que en Historia a veces incluso 200 años es tiempo suficiente para crear naciones. Alemania o Italia tienen como tales esos 200 años y, sin embargo, tienen constituciones que blindan al Estado contra el separatismo.

Los Estados Unidos tienen muy poco más pero tampoco ha nacido aún nadie que pretenda con alguna garantía la separación de un Estado. Y cuando alguien lo intentó, la cosa terminó como todos sabemos. En Europa, casi todas las constituciones están blindadas ante separatismos. Y todas son más antiguas que la nuestra. Pero en Europa no se han hecho los deberes. Mucho se ha sufrido por culpa de los nazionalismos pero se ha hecho poca pedagogía sobre ello y se ampara demasiado a los partidos regionales. Para empezar, existe un anacrónico Comité Europeo de las Regiones dentro de la Unión Europea. El hecho de dar tanta importancia a las regiones es una política errónea, un púlpito donde los líderes feudales de cada zona sacan pecho y exhiben impúdicamente sus “hechos deferenciales”. Eso también se traslada en muchos casos a cámaras nacionales territoriales, como el Senado, por ejemplo o sistemas electorales profundamente injustos, como el nuestro, en el que un voto en Teruel vale 5 veces más que en Barcelona.

El auténtico hecho diferencial español hoy es tener un gobierno que quiere derribar España tal y como la conocemos. Eso no pasa en ninguna parte de Europa. Un Gobierno que proclama que aquí hay varias naciones, ocho, según Miquel Iceta. Con un presidente que va a reunirse con Aragonés, que fue elegido a finales de mayo antes que con Díaz Ayuso, que fue elegida a principios de mayo. ¿Por qué? Pues porque Madrid no tiene, ni le hace falta, ningún “hecho diferencial”. Porque en Madrid no hemos creado nunca un grupo terrorista, porque no nos hemos declarado independientes, porque se respeta la Constitución, porque la administración se ha declarado en todo momento fiel al orden legal y a la monarquía. Eso nos hace diferentes y, por supuesto, mucho peores a los ojos de Sánchez. Y más despreciables.

A Sánchez no le importan los ciudadanos españoles que quieren respetar la Constitución. Le importan los que no lo hacen. Y para ellos son los premios, los detalles, las demostraciones de amor, los indultos, los traslados a cárceles cercanas... Para los demás, los insultos continuos.

Esta gente confunde riqueza cultural con diferencias nacionales, confunde lenguas con estados y quiere dividir lo que lleva, al menos 500 años unido. Ya les digo que lo llevan claro. Se han probado muchas cosas en Cataluña desde hace 40 años pero ninguna vez se ha probado a aplicar la Ley. Y se hará más pronto que tarde. El independentismo es una opción libre. Lo que no es libre es la laminación de los derechos que sufren a diario los constitucionalistas catalanes y otros lugares de España.

El próximo gobierno debe profundizar en ello igualando derechos entre ciudadanos y eliminando las discriminaciones en todos los ámbitos, desde las televisiones públicas a la Educación. Mediante consenso y la Ley si se puede pero mediante la Ley sólo si no se puede de otra manera. Ya está bien de declarar “lo de aquí” mejor que “lo de allí”, sin tener en cuenta que “lo de aquí” es también lo de todos.

Acababa Pérez-Reverte su artículo de 1996 diciendo que “para diferencia, la mía y la de la madre que me parió. A ver qué se ha creído esa panda de gilipollas.” Pues eso.

BLAS DE LEZO ESTUVO EN COLÓN

Publicado en Minuto Crucial el 18/6/2021


Si, allí estaba nada menos que D. Blas de Lezo y Olavarrieta. En la esquina de la plaza de Colón más cercana al Museo Arqueológico, a muy pocos metros de la tribuna de oradores, allí sigue aún D. Blas, representado en la excelente escultura de 35 toneladas erigida por Salvador Amaya en 2014 y costeada por suscripción popular.

En la defensa de los valores fundamentales del Estado de Derecho y de la nación española tenía también que estar este ilustre  vasco de Pasajes, como no podía ser de otra manera. Como lo estuvo siempre.

Porque, no lo olvidemos, Blas de Lezo también fue facha. Es odiado por los nacionalistas catalanes por haber participado en el asedio a Barcelona durante la Guerra de Sucesión. Tampoco debe ser recordado con cariño entre el mundo musulmán dado que dirigió por dos veces la toma de Orán y supuso una pesadilla para los argelinos en el Mediterráneo. Se reiría a gusto del multiculturalismo globalizador y bobalicón de hoy. Y qué decir de los ingleses, a los que derrotó en Cartagena  de Indias en una batalla que podría haber cambiado el curso de la Historia de haber acabado de forma distinta.

Por todo ello, dado que ahora la propia existencia de España se encuentra de nuevo en peligro por enemigos externos e internos, que son casi los mismos que hace 300 años, D. Blas no quiso faltar a la cita.

Muchos de los que estuvieron allí, quizá sin reparar en ello, son continuadores también de sus valores y de sus gestas. Llevan dentro, tal como plasma la Constitución de 1978, que la Nación Española es indivisible y que las leyes hay que respetarlas y hacerlas respetar. Y salieron a defenderlas allí como seguro que saldrían a defenderlas del modo que fuera y en las circunstancias que sean, aunque llegaran a ser como en vida de Blas de Lezo. Cosa que, por otra parte, cada vez es menos descartable.

Un Estado no es nada sin la Ley. Y la Ley no es nada sin un gobierno que la haga cumplir. Y ahora mismo tenemos en España un gobierno que se empeña en ser la Sala de Apelación por encima del Tribunal Supremo y del Constitucional. Tenemos un gobierno que va a conceder a los enemigos de España un estatus de represaliados, de víctimas, de mártires. Como ha dicho Ábalos gráficamente, han convertido a Junqueras en Mandela.

Tenemos que pensar ya en diseñar una España mejor para cuando caiga el PSOE, que será más pronto que tarde. Hay que dejar ya escritas, una por una, qué medidas se van a tomar cuando desalojemos a los traidores de Moncloa. Los socialcomunistas y sus cómplices mediáticos no se cansan de preguntar acusatoriamente qué alternativas propone “la derecha” al problema de Cataluña.

Y la respuesta a ello ha de ser clara: respetar el Estado de Derecho y las decisiones judiciales, la restitución de los derechos de los castellanohablantes en Cataluña y en toda España, el desmantelamiento de las subvenciones a medios públicos y privados separatistas, la persecución legal de los insultos y vejaciones constantes a España y a sus símbolos, el ofrecimiento claro a todos los catalanes de un pleno disfrute de la ventajas de ser catalán y español y, por encima de todo, la promesa seria y firme de que jamás encontrarán un medio de sortear el artículo 2 de la Constitución, que proclama la indisoluble unidad de la Nación española.

Cuando este gobierno traidor se hunda, los demás tenemos que dar ejemplo de firmeza, de resolución y, también, por qué no, de generosidad, pero sólo con quienes dejen de ser una amenaza para la convivencia dando pruebas inequívocas de ello.

Si los demócratas anónimos que nos limitamos a votar, a asistir a manifestaciones o a hacer críticas por redes sociales no solucionamos esto en democracia, propiciaremos que tengan que hacerlo otros Blas de Lezo que aún están por aparecer y que seguro que hay. Lo mejor que podemos hacer por la memoria de nuestros héroes históricos en conseguir que no hagan falta más. Está en nuestra mano.

 

 

miércoles, 16 de junio de 2021

¡ABRAN PASO!

Publicado en Minuto Crucial el 11/6/2021

 

Prepárense. Lo que se avecina el próximo día 13 de junio en Madrid es gordo. Más allá del importante poder de convocatoria de la plataforma “Unión 78”, encabezada por María San Gil, Fernando Savater o Rosa Díez, estará el cabreo absoluto de cientos de miles de españoles. Españoles que aprovechan cualquier ocasión, como se vio el pasado 4 de mayo, para expresar su profundo rechazo, no sólo a los indultos previstos por el Gobierno, sino a todas las actuaciones de Sánchez y sus cómplices encaminadas a destruir la convivencia y romper la unidad entre españoles con tal de seguir teniendo apoyos para estar un día más a los mandos.

Y cada día de Sánchez y Podemos a los mandos es una cucharada más de odio, de crispación, de incitación a la violencia y, como siempre en los gobiernos socialistas, de ruina económica y social. Y eso lo sabemos casi todos los que no somos de la cuerda. Por eso somos muchos, de muchas partes del espectro político, los que apoyaremos esa concentración. Ya lo han hecho miembros de Ciudadanos, de Vox y del PP. Pero también varios socialistas, incluso ex ministros. Y muchas asociaciones civiles centradas en defender la Justicia. La anterior convocatoria constitucionalista en la plaza de Colón fue multitudinaria pero ésta lo será aún más. El pueblo de Madrid ha dado un golpe en la mesa que tendrá continuidad en la calle este domingo. Estaremos allí representados todos los demócratas sin importar tanto las sonadas ausencias.

VOX, cuyo presidente ya llenó esa plaza el pasado 2 de mayo, anunció desde el primer minuto su apoyo total. Ciudadanos, casi, pero no fue desde el primer minuto. ¿Y el PP? Pues… depende. Ayuso, Almeida y Alejandro Fernández, sí. Casado, sí, pero tarde y con algún pero. ¿Y los “barones”?  Pues Mañueco y Moreno tendrán cosas personales que hacer, dicen, y Feijóo tiene un viaje al Vaticano al día siguiente, cuya preparación debe ser mucho más importante que defender España y la Constitución en Madrid. Por cierto, desde Madrid también hay vuelos a Roma.

Pues los demócratas, los constitucionalistas, tenemos un mensaje para ellos: sin esta Constitución, sin esta Justicia que Sánchez quiere domesticar, sin estado de Derecho, ellos no podrían dedicarse a sus cosas personales ni tendrían viajes que hacer. Lo que se defiende el 13J en Madrid no es anecdótico: es la existencia misma del Derecho encarnado en la Constitución.  Ni Mañueco ni Moreno ni Feijóo tienen ninguna excusa para no estar. Los que sí estaremos vamos a defender también su libertad. Lo menos que les pedimos es colaboración.

 Mañueco y Moreno deben estar tentándose la ropa aún pensando en que les podría haber pasado como a sus compañeros del ayuntamiento de Murcia o de Granada y quizá les ha quedado como una parálisis parcial que les impide reaccionar. Ellos representan el ala mediopensionista, la mayoritaria, por cierto, en el partido de Casado. Son la parte más “Cuca” del Partido Popular, La misma que hemos conocido sobradamente durante el “rajoyismo-sorayismo”. La de la aceptación de la agenda progre sin ningún filtro.

Feijóo es más que eso. Feijóo hoy es una mezcla entre Urkullu y Revilla, y no dudo que se convertiría en otro Juan Hormaechea si el PP dejara de apoyarle. Su política lingüística en Galicia es más propia del PNV, de Compromis o de ERC que de un partido constitucionalista. Es muy cómodo para él eso del apoyo en la distancia: “Id vosotros, si eso…”. Por otro lado, no es algo nuevo en un partido que, con mayoría absoluta en Valencia durante dos décadas, nos abandonó a su suerte a los castellanohablantes, que ahora padecemos las consecuencias de su pasotismo. Dice Esperanza Aguirre que el PP de Rajoy era socialdemócrata. Yo añado que hoy socialdemócratas en Europa somos ya todos, como dice Savater. Y eso no es malo.  Pero es que, además, ese PP era el tonto útil del nacionalismo y del socialismo.

El éxito de la convocatoria del 13J está asegurado porque iremos los más importantes: los ciudadanos de todo signo y condición, sin siglas, que sentimos que las libertades no se defienden solas, los auténticos revolucionarios. El PP hará bien en tocar a rebato porque los que no salgan en esa foto quedarán señalados. El “ayusismo” por sí solo puede ayudarles en las encuestas pero no será determinante y menos cuando las cosas se pongan más complicadas, que se pondrán. Porque detrás de los indultos y de las inacabables “mesas de diálogo entre gobiernos”, están preparadas las amenazadas de golpismo y la complicidad inabarcable de los socialistas de Cataluña y de toda España.

El 13J será otra catarsis de la ciudadanía, otra llamada de atención, otro agarrón por la pechera al sanchismo-podemismo, otra defensa de lo que nos une. De la mano de los tibios, los equidistantes y los moderaditos no vendrá la revolución que necesitamos sino la ruina. Tampoco de la de los soplagaitas. Únanse o apártense. Abran paso a la Libertad y a la Justicia.