miércoles, 9 de diciembre de 2020

ZAPATERO Y POLONIA.

 Publicado en Minuto Crucial el 4/12/2020.

La semana pasada nos madrugábamos con las declaraciones de Adriana Lastra. En ellas menospreciaba a sus mayores en el PSOE y venía a decir que los actuales dirigentes son otra generación más adaptada a los tiempos. A esto se apuntó rápidamente Zapatero en la entrevista-masaje con la que le obsequiaron en RTVE y dijo que “el poder se ejerce generacionalmente”. O sea, que es siempre mejor lo nuevo, claro.

Eso estaría bien si no supiéramos que ni en Lastra ni en Zapatero nada es nuevo.

Porque Rodríguez Zapatero no es joven. Es muy viejo, viejísimo. Zapatero, disfrazado de lord británico, fue el que firmó en  septiembre de 1938 la cesión de los Sudetes checos a Hitler, después de asistir impasible a la anexión de Austria. Zapatero fue el que dijo después que “Parece aún más imposible que una pelea que ya se haya resuelto en principio sea objeto de guerra.”  El Rey Jorge VI, otro “zapatero”, dijo de él «Después de los magníficos esfuerzos del primer ministro en la causa de la paz, espero fervientemente que una nueva era de amistad y prosperidad esté amaneciendo entre los pueblos del mundo». Menudo ojo…

Como ven, fueron dos visionarios: un año después, tiempo que emplearon en armarse mejor, Hitler y la Stalin invadieron Polonia dando comienzo a la II Guerra Mundial.

Para todos los “Zapateros” del mundo, el diálogo es el bálsamo de Fierabrás. Con el diálogo todo se sana, todo se cura, se construyen puentes, se aplaca la violencia, se centran la posturas, se amansan las fieras… Y él está dispuesto a dialogar con todos, con los herederos de ETA, con los recogedores de nueces, con los adoradores de Companys o con los defensores de Pujol. Con todos. Pero lo que para él es dialogar, para los tiranos es ceder.

Zapatero es la persona que cree  que lo mismo se puede tratar con Maduro, como si fuera un demócrata, que con Otegi, como si no fuera un terrorista. Y que se arroga de forma insultante el mérito de acabar con ETA, como si realmente lo de meter a ETA en las instituciones haya sido una “derrota” para ellos.

Declaró que es positivo pactar con Bildu, que es bueno que Bildu esté en las instituciones. Según él,  es saludable que se hable con  un partido dirigido por un etarra, con parlamentarios etarras, que protesta cuando se captura a etarras, que se manifiesta a favor de los derechos de los etarras, que lamenta su muerte o les organiza homenajes y los llama “presos políticos. Esta es, según él, su idea de la “derrota” de ETA.

Con las engoladas perífrasis verbales a las que nos tiene acostumbrados, se mostró también favorable a indultar a los presos del “prusés”.  Todo ello, en aras de “tender puentes” y apaciguar ánimos para evitar la ruptura. Pero, ¿quieren algo los nacionalistas que no sea la ruptura?

Con todos ellos, como se ha visto siempre, ninguna cesión ha demostrado servir para nada. Ni haciendas propias, ni inmersión lingüística, ni gestión de prisiones, ni policías autonómicas ni medios de comunicación propios… Nada. Todo lo que los “zapateros” de turno ceden, ellos lo toman como una conquista justa y un reconocimiento a sus razones. Y hacen de ello un punto de apoyo para el siguiente embate contra España y contra todo lo que significa. Cada conquista es para ellos una trinchera irrenunciable. ¿Ceder? Eso es de “zapateros”…

Por ejemplo, el asunto de la lengua es muy esclarecedor. En las zonas bilingües en las que el castellano es mayoritario, la excusa para su postergación es que la otra lengua está en minoría y hay que protegerla. Pero en las zonas en la que es minoritario, la excusa para su exclusión es que lo habla muy poca gente y para qué lo vamos a fomentar. Total… Es un “win, win” para el nacionalismo, como dirían en inglés.

Zapatero es tan viejo como el mundo y lleva haciéndole daño desde hace siglos. Con gente como él se han prostituido conceptos como diálogo, tolerancia, empatía, acogida, convivencia…  

Si hubiera sido sólo por Chamberlain, si no hubiera existido en el Partido Conservador británico la inmensa figura de Churchill, Inglaterra también habría sacrificado a Polonia ante Hitler en noviembre de 1939. Y luego a Holanda, Dinamarca, Francia, Bélgica…

Hoy no hay contrapeso a Chamberlain. Ni en el PSOE ni en la oposición. Zapatero ha creado escuela entre las “Lastras” y hoy sus hijos putativos gobiernan el partido y el país sin oposición interna ni externa y ante una sociedad tan anestesiada como lo estaba la británica en 1939 o más. Y así lo pagaremos como lo pagaron ellos.

Con gente como ellos, nuestra democracia y nuestra sociedad se desarman palmo a palmo, día a día. Cada época tiene sus Hitler y sus Chamberlain. Todo es cuestión de identificarlos y combatirlos con la mayor de las contundencias.  

¿Cuándo empezamos?  Lo digo porque ya vamos tarde…

 

 



martes, 1 de diciembre de 2020

El CUPO VASCO COMO “IMPUESTO REVOLUCIONARIO”.

 Publicado en Minuto Crucial el 27/11/2020.

El Concierto Económico vasco, que da origen al llamado “cupo”, se basa en una singularidad y en un anacronismo de origen feudal: los privilegios económicos que tradicionalmente tuvieron los territorios forales. Estos estuvieron a punto de desaparecer tras las guerras carlistas pero se consideró conveniente mantenerlos en un gesto de apaciguamiento. O sea, lo de intentar estúpidamente apaciguar al nacionalismo, como si ello fuera posible, viene de muy lejos.

En función de esos derechos, las tres provincias vascas tienen haciendas distintas no sólo de la nacional sino también entre ellas. De modo que, por ejemplo, pueden establecer cambios en impuestos, como el de Sociedades, que ninguna otra Comunidad Autónoma puede hacer.

Según ese concierto, se establece anualmente el llamado “cupo”, que la cantidad que el País Vasco aporta a la Hacienda Española por el uso de servicios comunes y competencias no trasferidas. En una empresa, salvando las diferencias, eso se llamaría contabilidad analítica.

Pero lo que hay de fondo es nada menos que una isla fiscal, cuando no un paraíso. Y, por supuesto, una diferenciación intolerable entre españoles que no debe darse. Los impuestos, todos ellos, deben ser iguales en toda España y regirse bajos los mismos criterios, quizá a excepción de singularidades geográficas, como en Canarias, Ceuta y Melilla, pero jamás por otros motivos.

Es curioso que el europeísmo más sesudo pida armonización fiscal en la Unión Europea y, a la vez, se permitan excepciones como ésta dentro del mismo país.

La razón de mantenerlo por parte del PP y del PSOE es igual de estúpida, como decía,  que la que llevó a hacerlo en 1878: creer que ello animaría a los vascos a seguir sintiéndose españoles y contribuyendo de buen grado al mantenimiento de lo común.

Pues  no. Nada de eso es posible. 1978 fue una oportunidad estupenda desaprovechada para abolir definitivamente esas pretendidas peculiaridades y establecer en España un régimen fiscal común, que es lo deseable, razonable y justo para personas de un mismo país. En lugar de ello, se otorgó al PNV la caja fuerte con la que, junto con competencias que jamás tendrían que haber sido autonómicas, le están sirviendo para desalojar el constitucionalismo y la españolidad del País Vasco.

La sociedad vasca, la misma que en Rentería le decía a la víctima del terrorismo Alberto Muñagorri, mutilado por una bomba de ETA, que “había tenido mucha suerte porque ahora podía vivir del dinero que le dieron” es una sociedad enferma hasta el tuétano y cada vez va a peor. Y eso es culpa, sobre todo, de las cesiones cobardes e interesadas del PP y del PSOE.

El Cupo Vasco es la cesión institucionaliza por parte de PP y PSOE del impuesto revolucionario del nacionalismo vasco. Es la claudicación ante un chantaje permanente. La evidencia de que ETA perdió la batalla policial pero está ganando la guerra política.

El PP, en concreto, de quien muchos esperamos más en su día, es un partido lleno de acomplejados, como Iturgaiz, que no tuvo empacho en reivindicar el Concierto en la misma ceremonia de presentación de su coalición electoral con Cs en la últimas elecciones. Eso lo hizo ante la cara de circunstancias de una Isabel Arrimadas que no sabía muy bien para qué estaba allí. El resultado de ello fue el hundimiento de la coalición PP+Cs y la entrada en el parlamento vasco de VOX, que tiene mucha carcundia y caspa dentro pero que también tiene algo raro de encontrar y por ello, valioso: carece de contradicciones y lo que dice en Madrid lo dice también en Vitoria. Algo que también, y por cierto, decimos en UPYD desde hace 13 años y demostramos durante 8 en el Parlamento Vasco.

La historia de los sucesivos gobiernos españoles desde 1978 ha sido una línea jalonada de cesiones inútiles ante el nacionalismo.

Por ejemplo, según los acuerdos del Gobierno con el PNV, en marzo se harán cargo de la gestión carcelaria. Ya hemos visto lo que ha hecho Cataluña con esa competencia: usarla para soltar cuando ha estado en su mano a los presos golpistas. No esperamos que el Gobierno Vasco haga otra cosa con los asesinos etarras. Pero es que en el mismo año se harán cargo de los puerto y aeropuertos y en 2022, de la gestión  de la llamada “caja única” de la Seguridad Social que, por lo tanto, dejará de ser única.

De la mano del PPSOE no está garantizada la igualdad de derechos de todos los españoles mientras existan personajes como Feijóo o Iceta, ambos de un regionalismo avecinado en el nacionalismo, aunque sus partidos lo nieguen.

No es de la mano de ellos, pero ni mucho menos tampoco de ninguno de los extremos, de quienes se conseguirá que todos los españoles seamos iguales en derechos.