domingo, 10 de noviembre de 2019

QUERIDO VOTANTE: DOS PUNTOS.

Querido votante: lo has vuelto a hacer.
Los naZionalistas y el bipartidismo (PPSOE) ya se encargaron de enterrar a UPYD con tu inestimable ayuda. Ahora están a punto de hacer lo mismo con Ciudadanos. Les molestamos. Unos no quieren que haya partidos que defiendan a España y los otros no desean a nadie entre ellos que les condicione, para así poder alternarse en el poder con la mayor impunidad y complicidad, como lo llevan haciendo 40 años. Porque las alfombras en Andalucía no las ha levantado el PP, que lo sepas. Las ha levantado Ciudadanos y también VOX, claro. El PP no lo habría hecho jamás por sí sólo como no lo hizo en ningún lugar en el que sucedió al PSOE. Tampoco el PSOE lo ha hecho nunca donde ha sucedido al PP.
Pero ellos no tienen la culpa. Ni los naZionalistas ni el bipartito. Ellos van a lo suyo: unos a destruir España y otros a seguir robando. Se ve de largo. Al menos, lo vemos algunos. Tú no. Y si lo ves, no te importa.
La culpa la tienes tú, votante, por prestarte a ello. Por dejarte poner las anteojeras de burro que te llevan de un lado al otro. Por no atreverte a construir una gran opción de centro liberal y progresista que sería modélica en Europa. Una Europa cada vez más extremista y menos racional. Una Europa en la que resurgen los viejos fantasmas nacional-populistas que en su día nos llevaron a dos guerras mundiales. Estamos siendo en eso la vanguardia, para variar. Acabas de hacer añicos un partido de centro con 57 escaños como no existía en ningún país de Europa. Una opción de gobierno moderno. Podríamos haber sido la envidia centrada y tranquila en la Unión Europea y servir de referencia, ejemplo y locomotora cívica en el continente, ahora que Macron también se ve acechado por la visceralidad de los chalecos amarillos y la ultraderecha. Igual que nosotros.
Pero, lamentablemente, en esto no hemos sido diferentes. De hecho, estamos retrocediendo más que nadie. Aquí hemos sacado a relucir incluso la Guerra Civil y nos vanagloriamos de ello como de una hazaña histórica. Sin vergüenza ninguna.
Votante, puedes sentirte orgulloso de lo que eres y de lo que has hecho. No dudo de que lo harás porque nunca admitirás el error. Antes, muerto. El electorado no se equivoca y tal... Espero que lo sigas haciendo cuando nos afecte más que a nadie la próxima recesión, cuando el paro suba como la espuma, cuando te recorten derechos fundamentales, cuando los naZionalistas sigan paso a paso impunemente destrozando la convivencia y la igualdad sin nadie que los detenga. Espero que no culpes al IBEX, a la casta, a Franco, a los comunistas, a los separatistas ni a la pertinaz sequía, ahora trastocada en cambio climático.
Celébralo. Este incendio político y social será tu obra, por la que serás recordado.
Así que anótate dos puntos, querido votante. Uno por imbécil y otro por cobarde.

miércoles, 30 de octubre de 2019

BREVE MANUAL DE POLÍTICA VALENCIANA PARA TORPES... Y MADRILEÑOS. (1ª parte).

Hay gente que conozco de fuera de Valencia que no sabe lo que es Compromís, actual socio de Errejón. Creen que es un simpático partido moderado de izquierdas regionalista valenciano. Algo así como los de Revilla pero cambiando las anchoas por el arroz.
Pues no. Para empezar, queridos ignorantes de más allá del Cabriel, que sois muchos, Compromís no es un partido sino una coalición compuesta por el Bloc Nacionalista Valencià, Iniciativa del Poble Valencià y por Verds Equo del País Valencià. ¿Cómo os habéis quedado? Pues ya podéis cerrar la boca que sigo:
Para empezar, desconfiad de todas las organizaciones que se autodenominen "del País Valencià", denominación no oficial de esta Comunidad utilizada desde principios del XX por el incipiente nacionalismo valenciano, porque en todas ellas lo que subyace por encima de a qué se dediquen es, simplemente, eso, el nacionalismo excluyente. Da igual que sea un sindicato, un partido, una organización de consumidores o de alcohólicos anónimos. Esa denominación intentó hacerse oficial durante la Transición y a punto estuvo pero quedó en el preámbulo del Estatuto de Autonomía, por lo que no tiene carácter normativo. El nombre oficial es, por tanto, Comunidad Valenciana. Llamar País Valenciano a esto es como usar las denominaciones de Partido Socialista del Reino Almohade de Granada, Unión de Consumidores del Cantón de Cartagena o Asociación de AMPAS del Reino de León.
Como iba diciendo, el que manda en Compromis es el Bloc, aunque no dejan de tener sus diferencias internas, más de formas que de fondo. La propia Mónica Oltra proviene de Iniciativa, más moderados en las formas que los del Bloc pero con los mismos fines. Antes de eso, Oltra estuvo nada menos que en el Partido Comunista del Pais Valencià. O sea, que de corderito no tiene nada, por mucho que a veces lo quiera parecer. Por eso, y porque los del Bloc no tienen a nadie con esa imagen carismática que necesitan, es por lo que es, de momento, la cabeza visible en Valencia y la vicepresidenta de la Comunidad. Aunque, en realidad, Ximo Puig no es más que un rehén suyo. Pero eso da para otro capítulo...
Esta coalición, y resumiendo mucho, se caracteriza, como cualquier movimiento nacionalista, por la exaltación de la Historia y costumbres locales en detrimento de las españolas, como se ve, por ejemplo, en el fervor con el que celebran el 9 de octubre, fiesta en la Comunidad, y la indiferencia mas absoluta con la festividad del día 12, día de la Hispanidad, cuando no desprecio. Todo con el fin de resaltar la diferencia, pedir su "reconocimiento", avivar los pretendidos maltratos o ninguneos y dividir lo que estaba unido. O sea, lo que siempre hace el nacionalismo en todas partes.
Se ve también en el aplastamiento constante de la lengua castellana en el sistema educativo, con su Consejero de Educación Marzà a la cabeza. Marzà tiene 40 sentencias judiciales en contra pero prosigue en su tarea de expulsar el castellano de la escuela como paso imprescindible para la obtención a largo plazo de lo que desean: la separación de esta Comunidad de España, siguiendo los pasos que se han dado en Cataluña.
Así mismo, entienden lo que llaman "normalización lingüística" como la imposición del valenciano sobre el castellano en documentos oficiales, señales de tráfico, discursos, cartelería, documentación municipal, páginas web de entidades publicas, y, por supuesto, la programación de la radio y televisión en el nuevo Canal 9, al que nadie llama por su actual nombre, "À Punt". Para dirigirlo nombraron a la anterior delegada de TV3 en la Comunidad Valenciana. Toda una declaración de principios.
Tan es así que, por narices, han cambiado el nombre de las ciudades a la grafía valenciana. Ahora Valencia es València, por ejemplo. Pronúnciese /Balansia/, con la boca grande, para no ser acusados de fachas centralistas. Eso, sin ni siquiera admitir las dos denominaciones, como se hace, por ejemplo correctamente en el País Vasco. Y no sólo lo hacen en lugares de tradición más valenciano-parlante sino que tienen la desfachatez de decretarlo en comarcas donde el valenciano no se ha hablado jamás, como en zonas del interior de la provincia de Valencia o nada menos que en la Vega Baja del Segura, "Vega Baixa" para ellos, rebautizando por ejemplo como "Oriola" a la Orihuela de Miguel Hernández.
Pues estos son, en trazos muy gruesos y digeribles, queridos amigos mesetarios y transmesetarios, los socios de Errejón en Valencia. Así que, si votáis a Errejón en Madrid o en donde sea, me estáis fastidiando a mí porque este sectarismo naZionalista no lo sufrís allí pero yo sí aquí.

Espero haber desasnado con esto a algún ignorante de tierra adentro. Si es así, este escrito habrá cumplido su función.

miércoles, 16 de octubre de 2019

Por qué voy a votar las listas de Ciudadanos-UPYD.


En UPYD hemos acordado participar junto a Ciudadanos en las próximas elecciones de forma conjunta y, por ello, se integrarán en la candidatura de Madrid Cristiano Brown, como número 7, y Fernando Savater, que cerrará lista. Doy aquí mi visión particular de este acuerdo, sus razones y su conveniencia.

Es notoria la mala relación que hubo entre ambos partidos a raíz de la decisión de Ciudadanos de hace unos años de salir de Cataluña y presentarse en toda España y en especial, de su forma de hacerlo. Su crecimiento fue en gran parte a base de atraer a afiliados y cargos públicos de UPYD en todas partes. Personas que continúan unas en Ciudadanos y otras se fueron de mejores o peores formas y por diferentes motivos. Muchas de ella siguen haciendo el excelente papel que hicieron cuando estaban en UPYD.

Es también evidente que esa relación ha mejorado notablemente a raíz del impecable trabajo conjunto realizado en el Parlamento Europeo por parte de los diputados de Ciudadanos y de Maite Pagazaurtundúa, de UPYD.  Hay y seguirá habiendo diferencias en programas y formas de actuar entre ambos partidos pero es clara la coincidencia en al menos un 80% de ambas formas de entender España y las medidas a tomar para mejorarla.

En la situación extrema actual, con unos retos nacionales y globales impresionantes que no necesito detallar, la de UNIR FUERZAS entre formaciones afines es la opción más razonable y necesaria. Nos unen también otras cosas a otros partidos constitucionalistas pero es con Ciudadanos con quien más afinidad tenemos como es conocido. Esta unión es ahora exclusiva para estas elecciones y no implica en modo alguno la postura del partido ni, por supuesto, la mía propia, en otros ámbitos. Como tantas veces, además de las ideas también hay que tener en cuenta a las personas para decidir según qué apoyos y ya se irá viendo el futuro.

España va camino de unas elecciones innecesarias, sólo posibles por el ego de Sánchez, que espera obtener fuerza suficiente para gobernar en solitario, reeditando el bipartidismo atenazador, causa primera del nacimiento de UPYD, allá por 2007.

No podemos permitir que en España se sustituya el bipartidismo por el bibloquismo:  VOX-PP a la derecha o PSOE-UP a la izquierda. Queremos ser la alternativa a eso y, desde nuestra posición de centro, atraer hacia él las políticas de los demás, hacer que confluyan con nosotros con acuerdos de legislatura o concretos para alejarnos todos del extremismo, del odio, de los rencores y del pasado. 

Por esa radicalización, las encuestas pintan mal para Ciudadanos, de modo que no se nos puede achacar (nunca se ha podido hacer) el que queramos apuntarnos a "caballo ganador". Ahora la situación para posturas centradas no es la mejor pero no por ello vamos a cejar en el empeño. Somos especialistas en resiliencia. 

Para empezar a dar ejemplo, y sin arrepentirme en absoluto de todas las críticas que recibió Ciudadanos por mi parte, anuncio mi apoyo explícito a Albert Rivera como candidato a Presidente del Gobierno. Por eso, porque esta candidatura defiende más que ninguna mi forma de entender España y de hacer política es por lo que voy a apoyar a la candidatura conjunta de CS-UPYD. Tanto Rivera como Brown me garantizan que con ellos estaremos mejor representados que con ningún otro.

Se necesita una visión centrada de la política y a la vez exigente, reivindicativa y perseverante para la unidad de España, la igualdad de derechos de todos los españoles y el derecho a progresar en paz y armonía en una sociedad que, como dijo el Rey Felipe VI, es unida y diversa y así ha de seguir siendo porque en España sólo sobran los que nos dicen a los demás que sobramos.

El 10 de noviembre tú también tienes una oportunidad inmejorable de decir NO a los extremos y de volver al Centro. Hazlo con nosotros.




domingo, 12 de mayo de 2019

CAIGA QUIEN CAIGA (2ª parte)

El pasado 15 de abril publiqué la primera parte de mi reflexión sobre el sentido de mi voto en los procesos electorales que estamos viviendo. Ahí expliqué cuáles eran mis razones para votar como lo hice en las generales y autonómicas valencianas y como lo haré en las europeas.

Dejé para más adelante detallar qué haré con mi voto en las municipales en la localidad donde vivo, La Pobla de Vallbona, dado que mi partido, UPYD, no se presenta. No nos presentamos ni solos ni en coalición, como sí hacemos en la capital valenciana junto a CCD (Coalición de Centro Democrático), formando la COALICIÓN PROGRESISTAS CENTRADOS, a cuya lista contribuyo con humildad y que espero recupere el pulso del voto de barrio y menos ideologizado. La ideología es a las ideas como la astrología es a la astronomía.

Pues bien, aquí, en La Pobla, se presentan nada menos que 9 opciones. A saber: Compromís, PSOE, PP, Izquierda Unida, Ciudadanos, Podemos, VOX, CSD (Contigo Somos Democracia) y C.U.PO (Ciudadanos de Urbanizaciones de la Pobla de Vallbona). Esté último, un partido local.

Voy a hacer como en el anterior artículo y explicare primero las razones de mi NO voto.

Para empezar, estoy muy poco de acuerdo con eso de que en las municipales se vota a las personas por encima de las siglas. Mirad: yo no. Eso igual sería así en un pueblo de 200 habitantes, pero en uno de 22.000, con personas de ciertos partidos con un largo historial y antecedentes en actividades no sólo dentro sino también fuera de la localidad y con cargos orgánicos y públicos en su partido a nivel supramunicipal, lo de "votar a las personas" me provoca mucha risa. Algunos de ellos se manifiestan claramente sobre asuntos autonómicos, nacionales o internacionales. Además, en ciertos casos, algunas personas me caen aún peor que sus partidos, por lo que esa diferenciación tampoco les favorecería.

Empecemos por el principio. En el principio, como dice el Génesis, era el PP.. Al menos, cuando yo llegué a La Pobla. Un PP dirigido por una señora, discípula de mi tocayo, el imputado Alfonso "Dos Millones de Pelas" Rus, cuyo mayor acercamiento a los ciudadanos se producía en los "cafés con la alcaldesa", mientras en los plenos se dedicaba a denigrar a la oposición con manifestaciones insultantes "ad hominem" o en RRSS, a bloquear a personas que le decían las verdades del barquero. Eso, en cuanto al talante. Y con ese talante, la verdad, su labor como gestora, que fue manifiestamente mejorable, como se ha visto después, me importa un pimiento. Frase que, por desgracia, voy a tener que repetir alguna vez más. Además, el mismo talante, o peor, ha seguido exhibiendo en la oposición. O sea: PP, de entrada, no.

Veamos más: PSOE. Dirigido en La Pobla por gente decente a la que aprecio personal y políticamente a la que deseo lo mejor pero que, como dije arriba, no puedo separar de sus siglas. La deriva del PSOE sanchista hacia la anti-España me impide votar a, insisto, personas a las que admiro incluso. Y no desarrollaré por qué pienso así de este partido porque quien me lee a diario no necesita más explicaciones.

Sigo: Compromís. Me pasa algo parecido que con el PSOE con el agravante de que por este partido me siento, y lamento decirlo, más impunemente insultado que por los otros. Este partido, a nivel autonómico, está restringiendo, junto con el PSOE, mis derechos linguísticos y los de mis hijos. Se permiten reabrir una sucursal de TV3 en Valencia , me impiden elegir lengua vehicular en la escuela y se atreven a ponerme señales de tráfico sólo en valenciano, argumentando que un Decreto Legislativo de la Cortes Generales no está por encima de la Ley de Uso del Valenciano. Que le pregunten a Ribó si eso es así, que tuvo que retirarlos a instancias de la Delegación del Gobierno. Pero claro, la Delegación del Gobierno actual está dirigida por un socialista y la respuesta seguramente no sería la misma pero... eso ya lo veremos.

Eso, sólo como ejemplo. Compromís es un partido nacionalista y yo no paso por apoyar en una urna a un partido así y ya también he explicado hasta la saciedad todas las diferencias que mantengo con el nacionalismo. Siento decir que el nacionalismo no es mi adversario político sino mi enemigo. Como dije cuando hablé del PP, su labor como gestores al frente del Ayuntamiento los últimos 4 años me importa un pimiento cuando me lanzan cada 3 meses un panfleto publicitario del municipio SÓLO en valenciano, excusándose con los castellanoparlantes en que la versión en castellano está disponible a través de un BIDI. Si cada trimestre cambiaran de una lengua a otra sería soportable. Pero, como no es así, cada vez que lo veo en el buzón va directamente a la basura.

Siguiente: PODEMOS. Para qué... Me es igual quien esté en la lista. Os diré que ni lo he mirado. ¡Igual hasta hay algún amigo! Para mí, en todas las listas de Podemos están Echenique, Iglesias, la mujer de Iglesias (sí, he dicho la mujer de Iglesias), Monedero, Bustunduy, Carmena, Colau... O sea: la anti-España más abyecta y herrada con hache. Y hablar más de tres líneas de Podemos es una pérdida de tiempo.

Seguimos: Izquierda Unida. Seguro que es meterme donde no me llaman pero felicito efusivamente a Izquierda Unida en La Pobla de Vallbona por NO ir de la mano de PODEMOS. Me parece excelente opción la de intentar distanciarse de ellos. Estupenda labor de su concejal durante todo el año, al que felicito, pero... Izquierda Unida jamás figuró entre mis opciones porque su labor a nivel nacional y autonómico es servir de apoyo a gobiernos que, repito una vez más, limitan mis derechos. Y su compromiso con regímenes tiránicos a la vez que su obsesión antimonárquica también impiden mi apoyo.

¿Y VOX? Pues no. Tampoco VOX. Que yo sepa, aquí, como en toda España, VOX es en gran parte una escisión por la derecha del PP local. O sea: un PP en bruto, que ya es decir. Por tanto, no. VOX defiende algunas ideas con las que estoy de acuerdo. Mejor dicho, con algunas ideas con las que todos deberíamos de estar de acuerdo y que apoyo, pero las acompaña con una salsa equivocada. Una salsa acartonada, con mucho sabor a ajo, repleta de mensajes religiosos, franquistas y antieuropeos. Y eso me impide votarles.

¿Y Ciudadanos? He visto muchos plenos en Tele-Pobla, así que es mucho mejor que no explique por qué no voy a votar a Ciudadanos. Sólo diré que, a nivel autonómico, Ciudadanos en Valencia es, con diferencia, lo peor de Ciudadanos en toda España. Y lo siento porque este partido tiene a grandes personas como Inés Arrimadas. Y con él, UPYD colabora en las Europeas y participamos en listas conjuntas en muchos lugares, como Barcelona, pero... en que en Valencia está Toni Cantó. Y en UPYD estamos muy escaldados con este señor y con muchos de quienes lo acompañan. Así que no les daría mi voto aunque en esta localidad presentaran a candidatos de la talla de Cicerón o Demóstenes, lo que tampoco creo que es el caso.

Luego está Contigo. Contigo es el quiero y no puedo. Contigo, a nivel autonómico, es como esos platos hechos con restos que vas encontrando por el frigorífico. Un poco de aquí y un poco de allá, que no casa ni pega. Un partido amalgamado de restos del PSOE, Ciudadanos y, incluso, alguno de UPYD. Los que provienen de UPYD, en su mayor parte, ya habían entrado y salido (por varias puertas) de Ciudadanos. Un partido con cuyos ideales me siento identificado en general pero cuyas personas y el origen de algunas de estas me producen una especie de sarpullido cuyo remedio no he encontrado en ninguna farmacia. Imposible.

Y, por fin, C.U.PO. Ambos concejales han realizado una gran labor. Por otra parte, igual que muchos de sus compañeros del cuatripartito en el poder desde hace 4 años. El partido carece de ideología y surgió de lo que fue una asociación vecinal. Se trata, a mi entender, de un partido posibilista, pragmático. Podría considerarse en su origen un "lobby" destinado a defender a un grupo concreto de poblanos pero ha evolucionado con gran acierto a realizar un buen trabajo por todos los vecinos.

Como he tenido la oportunidad de expresar ya, la gestión me importa menos que el talante porque yo aprendí que hace más el que quiere que el que puede. En el caso de CUPO, coindicen buena gestión con buen talante, por lo que, de todas las opciones, y dado que me niego a quedarme en casa el 26, mi voto será para ellos... a falta de otra aún mejor.

Pero yo, de ser ellos, no echaría las campanas al vuelo por obtener un voto más. Están, y previsiblemente podrían volver a estar, en un gobierno dirigido por partidos que, como he repetido, coartan mis derechos todos los días. Y por lo tanto, los declaro corresponsables de los aciertos y de los errores que han tenido o tengan los otros partidos con los que gobiernan, empezando por el propio alcalde.

No me sirve eso que quizá me dirían si les preguntara, cosa que no he hecho, de que "eso no es de mi negociado". Pues claro que es de su negociado. El que yo, al entrar en La Pobla, sea recibido con un cartel verde que me dice, en una lengua que NO TENGO OBLIGACIÓN DE CONOCER, según la Constitución, que hay en la localidad un radar de tráfico móvil al acecho, es responsabilidad del Concejal de Urbanismo, así como del resto de concejales. Y me es igual el acuerdo interno, si es que existe, de que cada uno se ocupa de su negociado sin opinar sobre los demás.

Entiendo que la labor de CUPO y sus concejales ha sido visible y positiva pero mi voto no será un cheque en blanco sino un derecho que me voy a ganar para criticar con más dureza cada una de las actuaciones que realicen, tanto ellos como los demás partidos con los que se alíen para gobernar, si es que vuelven a hacerlo.

No deben tener ninguna razón para alegrarse con mi voto y sí muchas para esperar mis críticas más aceradas.

Si fuera creyente acabaría este artículo diciendo: Dios reparta suerte.

lunes, 15 de abril de 2019

CAIGA QUIEN CAIGA. (1ª parte)


El pasado febrero, el gran Fernando Savater nos recordaba en Madrid, en la reunión ordinaria del Consejo Político de UPYD,  aquello tan aristotélico de que la duda es el principio de la sabiduría. Si así fuera de verdad, el que suscribe debería ser de las personas más sabias del mundo porque yo soy yo y una gran interrogación que me sigue a todas partes como una sombra.

Ante las próximas citas electorales, esas dudas se me vuelven a plantear con fuerza después de unos años de relativa certidumbre.

Pero vayamos por partes...  Ese día de febrero escuchamos de Maite Pagazaurtundúa, nuestra eurodiputada,  algo que ya sabíamos: la importancia y la complejidad del trabajo que ella está desarrollando en el Parlamento Europeo dentro del grupo ALDE con la ayuda inestimable del partido Ciudadanos, capitaneado en Bruselas por Javier Nart. En su exposición, tan estusiasta como lo es ella siempre, abogaba por seguir en esa labor juntos de la mano con Ciudadanos. La razón no hacía falta que nos la dijera: UPYD es ahora un partido mucho más pequeño de lo que fue, cargado igualmente del mismo proyecto y con las mismas soluciones para los problemas de España y con el mismo e intacto orgullo de siempre. Pero dejado de lado por la ciudadanía, medios de comunicación y, por qué no decirlo, por parte de la afiliación que, por diversas circunstancias, unas más respetables que otras, decidió en parte irse a otros lares y en parte dejar este mundo de la política, a menudo tan ingrato.

Para Savater, es una trampa falsa la que la izquierda nos lanza cuando habla de "las tres derechas". Claro que Ciudadanos es un partido que se proclama liberal y claro que una de las bases de UPYD es la socialdemocracia. Pero, y esto lo digo yo, resulta que ambas cosas son compatibles y ambas han construido juntas o alternándose lo que es ahora el estado del bienestar en Europa. Según Savater, no hay otra política posible en Europa que la socialdemócrata porque nadie ahora aceptaría otra cosa, llámese como se le llame. Con un grado u otro de liberalismo, pero fundamentalmente socialdemócrata. Y para tener eso más claro, lo mejor es leer este artículo de Víctor Gómez Frías.

Por ello, nos animaron ambos a colaborar con Ciudadanos en la medida que fuera posible porque los tiempo que se avecinan son convulsos, con extremismos de todas partes en alza y con la posibilidad, más que cierta, de que ganen las elecciones europeas una pléyade de partidos antieuropeos de todos los rincones por primera vez.

Y aquí hablamos ya de palabras mayores: no está en juego qué fuerzas apoyan más o menos políticas sociales, obras públicas, directivas europeas o normas ISO 9001... Está en juego la propia existencia de la Unión y también del euro como moneda común. Y con ella, el espacio de libertades y prosperidad que nos hemos dado desde los años 50.

Esa fue su petición y fue así aprobada por el Consejo Político del partido, entre cuyas funciones está la de decidir sobre proyectos de colaboración con otros.

Yo nada tengo a eso que objetar y voté favorablemente. Voté así a pesar de las relaciones pasadas entre UPYD y Ciudadanos, más tensas y complicadas en la Comunidad Valenciana que en ningún otro sitio de España. Tomé esa decisión para que en otros lugares donde ambos partidos no hayan tenido los mismos, digamos, desencuentros, pudieran llegar a acuerdos de colaboración útiles al electorado.

Tanto las explicaciones de Savater, cofundador del partido, como las de Maite, son perfectamente compartidas por mí y por ello es por lo que apoyamos ese acuerdo: para fortalecer una opción centrada y europeísta que sirva de contención y de banderín de enganche a gente que huye no ya del bipartidismo del 2007, cuando nació UPYD, sino de algo mucho peor: a la confrontación del 36, que es a donde muchos hoy nos desean devolver.

Elecciones Europeas.

Por ello, mi opción muy clara para las próximas elecciones europeas es, sin duda alguna, votar la lista de Ciudadanos con la aportación de UPYD.

Pero hay más elecciones ahora y algunas, antes que esta. Y ahí es donde empiezan a asaltarme las dudas. Por orden cronológico, las generales, tanto al Senado como al Congreso.

Elecciones Generales

En cuanto a Ciudadanos, en el acuerdo está que mi partido apoyaría a Rivera como candidato a Presidente del Gobierno. Pero mira tú por donde, cada uno tiene su forma de entender esto. Y yo tengo la mía. A mí no me importaría que Rivera fuera presidente del gobierno. me parecería estupendo que pudiera formarlo junto con el PP. Lo que pasa es que ya hemos visto a Rivera pactar con el PSOE donde y como ha podido, de modo que, en lo que a mí respecta personalmente, no me produce confianza el darle a Rivera la fuerza necesaria que luego, quizá, pudiera usar para pactar con Sánchez, por mucho que diga que no lo va a hacer. Ojala hubiera más gente en Ciudadanos como Arrimadas. Me sería mucho más sencilla mi decisión. 

Y aquí también resulta que vivimos y vienen tiempos complicados. Estamos viendo que la violencia se generaliza. Ningún partido constitucionalista puede hacer campaña en el País Vasco o Cataluña si no es protegido por la policía. Y los ataca, precisamente, gente que se autodenomina "antifascista". No están en juego los programas, está en juego la supervivencia del sistema, la esencia de la democracia.

Y esa supervivencia no la va a garantizar el PSOE. Antes al contrario: sus pactos con Podemos y los separatistas (de derecha e izquierda) ponen en peligro la misma existencia del Estado tal y como lo conocemos por lo que no voy a plantearme en ningún caso votar al PSOE.

En esta lucha que ya no es tanto por medidas concretas de programa como por una pelea básica por la supervivencia,  mis otras opciones estarían sólo entre VOX y el PP. Hay propuestas de VOX que no puedo compartir. De sus 100 propuestas, que me he molestado en leer, no estoy en nada de acuerdo con 17, que me parecen muy importantes y absolutamente infumables. Y por eso no voy a votarles. Sin embargo, entiendo y espero que tengan una buena representación porque el voto a VOX es un voto de castigo contra la izquierda colaboracionista con los enemigos de España y con el centro y la derecha cobardes que aplicaron con miedo el 155 en Cataluña, resultando el remedio peor que la enfermedad.

De modo, que sólo me queda el PP de Casado... Así que me armaré de valor y votaré al PP con la nariz tapada y los ojos cerrados, porque necesito ejercer mi derecho a que alguien, aunque pertenezca a un partido que ha sido corrupto desde los cimientos hasta el ático, especialmente en la Comunidad Valenciana, defienda una idea lo más parecida a la mía de lo que es España. Porque sin defender España no se pueden defender los derechos de los españoles.

Por eso voy a votar al PP a pesar de haber elegido a Lacalle, un ultraliberal, como asesor económico. Tengo la esperanza de que el gobierno que resulte del PP y Cs tenga las virtudes que ambos puedan aportar y pocos de sus defectos. Espero que nuestra cercanía a Cs y nuestra colaboración en otro sámbitos, como algunos municipales y el Europeo haga buena la afirmación de Savater de que nada posible hay ahora fuera de la socialdemocracia.

Y mención especial merece el Senado.

Voy a votar al PP especialmente en el Senado. Votar a VOX o Cs para esa cámara, por muy cabreados que estéis con el PP o con la izquierda. es, sencillamente, tirar el voto o peor, dárselo en Valencia a Compromís, Podemos o el PSOE. Las normas electorales para el Senado son diferentes y los partidos que menos votos obtengan tienen muy pocas posibilidades de obtener un solo escaño. Y del Senado depende la aplicación de un nuevo 155. Si hubiera un gobierno central a la andaluza pero con un Senado dominado por la izquierda, olvidaos de un 155 porque el PSOE se pondría de parte de los golpistas.

Por eso, y porque he aprendido una cosa: que a los ladrones y corruptos se los puede juzgar y meter en la cárcel y de hecho en ella están muchos y van a estar más. Sin embargo, los naZionalistas vascos y catalanes y los comunistas podemitas "escracheadores" que hoy agreden a quienes no pensamos como ellos, mañana nos pueden matar.  Ya lo han hecho antes, así que no es una barbaridad lo que digo, y es una vergüenza que un partido como el PSOE esté colaborando con ellos en ayuntamientos como Madrid, Barcelona o Valencia. Y cuando pueden y tienen competencias para ello, sueltan a sus corruptos, como al hijo de Pujol.

Elecciones autonómicas valencianas.

El famoso pacto del "Botànic" está presidido "de facto" por Mónica Oltra, capitoste de Compromis y que, para disimular su vena nacionalista, está haciendo una regular gestión, pero muy mejorable, en asuntos sociales como la dependencia. Pero su centro de poder no está ahí. Esa es su excusa. Su centro de poder es la Consejería de Educación, por un lado y el nuevo canal de TV autonómica, Á Punt, por otro.

Desde la primera han impuesto una Ley que primero fue tumbada por el TSJ porque la desarrollaron como decreto y que ahora, como Ley ya, no ha sido recurrida por el Gobierno del PSOE, lógicamente, al participar de ella. Con esa Ley, resulta que una familia NO PUEDE elegir la lengua vehicular para su hijo, dejando esa decisión en manos del Consejo Escolar que la aprueba para TODOS LOS ALUMNOS del colegio, con un mínimo del 25 % para cada una de las lenguas oficiales. En esa Ley llamada de  "plurilingüismo" lo que pretenden es disfrazar lo que es una imposición: los Consejos Escolares están participados por: al menos de UN TERCIO por los profesores, por el Director del Centro, por el Jefe de Estudios, un representante del Ayuntamiento, un representante del personal de administración y, por último y tampoco menos de un tercio, por los padres.

Hay que tener en cuenta que el sindicato mayoritario en la Enseñanza en la Comunidad Valencia es el Sindicat de treballadors del ensenyament del Pais Valencià, STEPV), un sindicato afín a Compromís que propugna el valenciano como lengua vehicular única. Un sindicato que se permite amenazarme con enviar mis palabras a su departsmento jurídico porque les he dicho que Goebbles se sentiría muy orgulloso de ellos.

Por ello, es previsible que tanto profesores como Director como Jefe de Estudios como el representante del Ayuntamiento previsiblemente optarán por planes en los que mayoritariamente se discrimine el castellano, tal y como se está haciendo ya en Cataluña. Y pasará que usarán ese 25 % obligatorio en asignaturas no troncales como Educación Física o Música o Plástica. Eso, para cubrir el expediente. O a veces ni eso.

La otra pata del nacionalismo siempre es la propaganda. Y en este caso, no iba a ser menos. Aquí es la sucursal de TV3 en Valencia. Sí, he dicho bien. Me da igual si se llama Canal 9, Á Punt o lo que sea. La directora, Empar Marco, nombrada como tal en un procedimiento recurrido ante la Justicia, fue nada menos que Delegada de TV3 en  Valencia, por lo que sigue ejerciendo ese mismo cargo sólo que ahora, en vez de pagarle TV3, le pagamos los valencianos.

Diréis que no he hablado del PSOE. ¿Y para qué? Ximo Puig es una marioneta en manos de Compromís. Es un títere. Tiene voz prestada y habla cuando le dejan y a veces hasta me parece que se ven los hilos que mueven sus extremidades controlados desde arriba por Oltra. A él también le salen rana algunos de los suyos, como el presidente de la Diputación, Jorge Rodriguez, detenido por corrupción.

De Ciudadanos ya he hablado lo suficiente antes. Y teniendo en cuenta que aquí se presenta Toni Cantó, buen parlamentario pero no tan buena persona, que nos dejó tirados a UPYD, compuestos y sin candidato después de haber ganado unas elecciones internas y tener a todo el partido en la Comunidad detrás de él para llevarlo a Las Cortes Valencianas, no puedo decir nada más que no le votaría ni como presidente de una comunidad de vecinos. Y eso se hace extensivo a todos sus colaboradores en la Comunidad.

Así que las opciones vuelven a ser PP o VOX. Reconozco que aquí lo tengo aún más difícil que en las generales porque el PP de Valencia ha sido el epicentro de la corrupción del partido, llegando a tener a más de 100 cargos públicos imputados a la vez. Todo un Guiness.

Lo que pasa es que las razones que tengo para votar son las mismas que en las generales: la defensa propia. Es cierto que el PP es corresponsable en gran medida de la situación desastrosa en muchos niveles de la Comunidad, pero es más cierto que una nueva reedición del Botánic metería aun más al nacionalismo procatalanista a las puertas de mi casa. Y no paso por ahí.

A VOX lo descarto por las mismas razones que expuse al principio. Y también digo lo mismo. Le vendrá bien a Las Cortes Valencianas algún parlamentario de VOX para que no sean tan aburridas las sesiones como lo son ahora.

De modo que, resumiendo, para las Cortes Valencianas, con tanto dolor como rabia, me veo obligado a votar al PP.

Y esta es la primera parte de mi "Caiga quien Caiga". Dentro de un par de semanas hablaré de elecciones municipales.