lunes, 26 de julio de 2021

La Ley del Olvido Histórico

Publicado en Minuto Crucial el 23/07/2021


Lo primero que quieren manipular los dictadores es la Historia. Y así ha sucedido siempre. Para llenar de razón sus actos, se inventan héroes propios, villanos ajenos y, sobre todo, agravios, muchísimos agravios para poder justificar sus acciones presentes y futuras. Se dan con eso un cuerpo social y jurídico para allanarse el camino a través de un campo de cerebros previamente anestesiados por los mensajes adecuados.

El problema de la Historia es que siempre, siempre la manipulan los políticos. Así, un día nos encontramos con que Beethoven o El Cid eran catalanes y otro que Franco derribó un gobierno democrático, pacífico y que quería el bien común sobre todas las cosas.

No discute ningún historiador que la Guerra Civil comenzó oficialmente el 18 de julio de 1936 con un golpe de estado.  Y tampoco debería ser discutible que todas sus víctimas, todas, merecen un recuerdo emocionado y agradecido por haber derramado su sangre con la esperanza de una España mejor, sea cual sea en la que pensaran.

Las razones o incluso la oportunidad o no del golpe, que sí son discutidas y lo seguirán siendo, nunca deberían formar parte del discurso político. Desde los partidos debería seguirse el camino de la reconciliación que se marcó en el ’78 por quienes sí que intervinieron activamente en ella, y no por sus hijos o nietos que, muchas veces, viven un odio que hace mucho que dejaron olvidado sus abuelos.

Este “odio vicario” es lo que está pervirtiendo hoy la convivencia. No hay nada que resignificar o reescribir, nada menos, como pide una vicepresidenta del Gobierno de España en un ejercicio de totalitarismo.  Y lo hacen porque quieren ocultar la parte de la Historia que no les gusta, esa de la que fueron actores protagonistas, como el golpe de estado de 1934, el que dieron el PSOE y ERC y el que ayudó a sofocar, al servicio de la República, el General Franco. Y eso, por poner sólo un ejemplo.

No sé qué armazón jurídico existe o habría que legislar para que cualquier familia tenga derecho a recuperar el cadáver de los suyos, esté donde esté. Es justo que se disponga de él si es que no existe. Pero lo demás, la anulación de sentencias pasadas, por ejemplo, es una simple venganza. ¿Eran más injustas las sentencias de un bando que las de otro? ¿Eran más justos lo fusilamientos de un bando que los de otro? ¿Más los incendios de iglesias que los de sedes de sindicatos? Pues no, ninguno lo era. Y tratarlos de forma diferenciada es otra forma de revivir el odio y las trincheras. Algo que ya teníamos felizmente olvidado gracias a la Transición.

De este gobierno no se puede esperar más que eso: odio y enfrentamiento. Y por eso, para que no se repita de nuevo la espiral que nos llevó hasta ese fatídico 18 de julio, debemos echar de las instituciones dentro de dos años a toda la podredumbre moral que representa el PSOE y todos los que están usándolo como trampolín para destruirnos.

 


La constitución, bajo el fuego.

 Publicado en Minuto Crucial el 16/07/2021


La reciente sentencia del Tribunal Constitucional, aún no publicada por completo en el momento de escribir esto, supone el mayor escándalo jurídico al que se ha enfrentado nuestra democracia. Declarar ilegal en parte el primer estado de alarma del pasado año, con todo lo que eso supone, coloca a nuestro Gobierno al mismo borde del autogolpismo al haber suspendido derechos fundamentales sin un apoyo legal.

Recordemos que esta sentencia se añade a la declaración de inconstitucionalidad del nombramiento de Rosa Mateo al frente de RTVE y de la inclusión de Iglesias e Iván Redondo en la comisión del CNI. Tenemos pues un Gobierno que se mueve en la misma línea de la legalidad pero casi siempre por la parte de fuera. Y le esperan nuevos ataques a nuestra Constitución porque se acerca por Cataluña un referéndum que puede suponer la rotura total de las costuras del sistema de 78.

Todo esto, en cualquier país normal, supondría un terremoto y la dimisión inmediata del Gobierno. Pero aquí lo único que conlleva es la descalificación por parte de Gobierno, de los partidos que lo apoyan y de sus satélites mediáticos al Constitucional y, en concreto, a sus miembros, a los que se permiten señalar y descalificar, como hacían hace años los medios pro etarras en el País Vasco con quienes consideraban enemigos. Eso no nos extraña. Este Gobierno apoya y se nutre de esos mismos subgrupos sociales, por lo que tienen la lección aprendida. Mientras, condenan que se critique personalmente al responsable de “El Jueves”. Ellos son los primeros en poner dianas en las cabezas de sus adversarios pero se creen intocables.

Mientras tengamos comunistas pastoreando al PSOE, soportaremos esta lacra que nos coloca fuera de la normalidad democrática. De unos ministros que apoyan abiertamente a dictaduras como la de Cuba no podemos esperar un respeto por los tribunales sino un intervencionismo totalitario encaminado a copar todos los poderes bajo la misma mano. El comunismo ya fue comparado con el nazismo el 19 de septiembre de 2019 por el Parlamento Europeo. Es una pena que no se hubiera aprovechado en toda Europa para prohibir los partidos comunistas. Son partidarios de regímenes de partido único, totalitarios y dictatoriales como el cubano, que ahora los comunistas españoles se han lanzado en tromba a defender. Ya sabemos lo que quieren instaurar aquí porque no tienen ninguna vergüenza en admitirlo

Los detractores de la sentencia insisten en la superioridad mínima de un voto con la que se ha impuesto en el TC el fallo. Y lo hacen olvidando que, por ejemplo, la Ley Integral de Violencia de Género fue avalada por una diferencia casi igual, de 7 votos contra 5. O que la expropiación de Rumasa lo fue con un empate y el voto de calidad de su presidente, igual que pasó hace tres meses cuando el mismo tribunal rechazó la presentación de Toni Cantó a las elecciones de Madrid. Son las normas y hay que respetarlas pero ellos no tienen ese criterio. Sólo las respetan cuando les conviene.

Lo primero que caracteriza a un Estado de Derecho es el respeto a la Ley. Y eso no consiste sólo en acatar las sentencias. ¡Sólo faltaba que no se hiciera! Ya tenemos bastante con un territorio, Cataluña, donde se infringen las leyes y las sentencias día sí y día también. Incluye también el respaldo activo por parte del ejecutivo y legislativo a la labor de los jueces, que no han de sentirse coartados en su labor por partidos o centro mediáticos de poder.

Claro que, para ello, aparte de tener una clase política muchísimo mejor que la que tenemos, harían falta también unos jueces a la altura. Y no todos lo están. De las 4 asociaciones de jueces, una de ellas, la minoritaria pero la más tenida en cuenta por la progresía, siempre da la nota. Bien sea retrasando de forma vergonzosa su apoyo al Juez Llarena; bien sea evitando defender el sistema judicial español ante el ataque inadmisible del Consejo de Europa o bien sea pidiendo la dimisión del presidente del CGPJ para forzar su renovación. Eso es como pedir la paralización judicial en España. Por cierto, es la misma asociación que apoya el sistema actual de renovación, que es de todo menos garantizador de la independencia de la Justicia. Naturalmente, están los primeros en la lista del PSOE y Podemos para copar los más altos puestos de la Judicatura. Por eso presionan insistentemente para su renovación. Pretenden cerrar el círculo bolivariano.

Decía Luis XIV que Francia era él. Y era verdad. Todos los poderes se concentraban en su persona. La tentación humana de acaparar poder es tal que los sistemas que pretenden ser democráticos tienen que desarrollar necesariamente una separación de poderes y cortafuegos entre los mismos. Y de ese sistema depende en gran parte la calidad democrática. ¡Ojo!, no del desarrollo social, humano, democrático, económico… En eso no podemos confiar jamás.

Todo sistema que se base en filtros para intentar que lleguen al poder las mejores personas está condenado al fracaso. Las mejores personas se corrompen al llegar. ¿Todas? No, por supuesto. Pero con que lleguen un número muy pequeño de malvados es suficiente para echar abajo el sistema. Y no llegan en número pequeño ahora. Así que los mecanismos de separación e independencia deben estar bien diseñados y a prueba de ataques.

En España no están nada bien. Tanto el Consejo General del Poder Judicial como el Tribunal Constitucional dependen en exceso de los otros dos poderes y eso los lastra. Por otra parte, el Gobierno ya colocó a una de sus ministras al frente de la Fiscalía y ahora ha mandado a otro, recién cesado, a la Audiencia Nacional a seguir prestando desde allí sus servicios porque no hay ley que impida esas puertas giratorias entre el poder judicial y el ejecutivo.

 Y la culpa, como casi siempre, es tanto del PP como del PSOE, que no han movido una paja nunca por mejorar ese sistema, ni siquiera cuando disponían de mayoría absoluta. Algunos locos cuerdos en su día propusimos desde UPYD la despolitización de Justicia. Nos hicieron el mismo caso que el que oye llover. Así que ahora todos pagamos las consecuencias.

¿Quién defiende al español?

Publicado en Minuto Crucial el 2/7/2021

 

Hay veces en las que uno duda en estar o no de acuerdo con alguna decisión política, incluso tras muchas meditaciones. Dudar es algo que hace mucho la gente que piensa por sí misma. Por el contrario, estar seguro desde el principio de todo es más propio de quien tiene una ideología binaria, de esas en las que las cosas son buenas o malas sin grises en medio.

Confieso que, en circunstancias normales, y sin analizarlo en profundidad, una Dirección General del idioma español en cualquier comunidad autónoma podría parecerme algo superfluo.  Podría ser creado para distraer, por llamarlo de alguna manera, dinero público. Los que somos contrarios a las duplicidades y a los llamados “chiringuitos” tenemos como primera opción posicionarnos contra cosas como esa.

Pero resulta que en el caso de la hoy creada Oficina del Español en la Comunidad de Madrid hay muchas cosas que considerar. Entre ellas, sus fines. Según consta en el programa del Partido Popular, quieren fomentar la enseñanza del español en el mundo y potenciar la Comunidad de Madrid como destino para aprender la lengua. Eso, además de servir como espacio de referencia del Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, creado, por cierto, por el Instituto Cervantes. Eso no tiene nada de negativo.

Para salir de la duda o, al menos, razonablemente, ayuda también mucho ver quién está a favor o en contra de las decisiones. Eso casi nunca falla. ¿Y quién está en contra y con qué argumentos? Pues no voy a ser muy prolijo, entre otras cosas porque me da bastantes asco hablar de ciertas personas pero es que hoy no tengo más remedio.

El que la capital de España tenga especial intereses en fomentar el español y la atracción de visitantes con ese motivo no debería merecer mucha más explicación. Pero resulta que sí es objeto de críticas por parte, precisamente, de muchos que hacen de la defensa de sus lenguas cooficiales un asunto de estado y dedican a ello cantidades ingentes de dinero. Así que sus principales detractores y ridiculizadores hoy han sido nada menos que el dúo Rufián/Baldoví, que formarían una pareja cómica estupenda en el caso en el que no hubieran llegado a la política.

Rufián hace bromas sobre el estado de salud del español mientras en su Comunidad se multa por rotular en esta lengua, se prohíbe elegirla como vehicular y se tiene un medio público, TV3, que proscribe el castellano. Y en la Comunidad de Baldoví se premia a los niños que escriben cartas a los Reyes Magos, pero sólo si lo hacen en valenciano. Además, la lengua vehicular en las escuelas valencianas la eligen los consejos escolares para todo el centro, saltándose el derecho individual. Unos consejos escolares formados sobre todo por profesores de mayoría nacionalista, funcionarios autonómicos y AMPA,s en las cuales Compromís usa también la táctica de la infiltración para su control. Y “A Punt”, la televisión regional, es poco más que una sucursal de TV3, con 75 MM de euros de presupuesto.

En estas comunidades bilingües sus oficinas lingüísticas no están sólo para promover su lengua si no para hacerlo a costa del español. Son oficinas antiespañolas. Así que las bromas de esta pareja serían ridículas si no fueran trágicas para los castellanohablantes.

Otro argumento manido en contra de esta decisión es que ya existe el Instituto Cervantes para divulgar y defender el español. Y eso es cierto… a medias. El Instituto Cervantes es no mucho más, por desgracia, que una costosísima escuela de idiomas. Y digo costosísima porque cuenta nada menos que con 61 directores de sedes en todo el mundo a razón de una media de 100.000 € al año cada uno, además del resto de personal a su cargo y directivos en España. Buena parte de esos directores, por cierto, fueron renovados por gente afín al poco de la toma de posesión de su actual director, el poeta Luis García Montero. Este escritor, Premio Nacional de Literatura en 1994, fue también candidato por Izquierda Unida a la Comunidad de Madrid en 2015, cosechando un 4 % de los votos y quedando fuera de la Asamblea madrileña. Una de las finalidades del Cervantes es “organizar cursos generales y especiales de lengua española, así como de las lenguas cooficiales en España”.

O sea que divulgar y defender el español, bien, pero también divulga y defiende el resto de lenguas españolas, como si ellas no dedicaran bastante dinero ya a esto. Desde luego, eso lo debe hacer mucho mejor en el extranjero que en España, donde el español no está defendido en absoluto por nadie, como ya hemos visto en Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares, País Vasco o Galicia. Sí, tampoco en Galicia, donde el regionalismo de  Feijóo raya en el nacionalismo más aldeano.

Al coro de políticos criticadores se unen  los sospechosos habituales, los tertulianos de La Sexta/RTVE, que son los mismos, a la caza y captura de Toni Cantó y de todos los que alguna vez hayan osado levantar una mano en defensa de España y de los que nos une. Critica su nuevo sueldo de 75.000 al año gente como Jesús Cintora, que cobra 900 euros AL DIA por insultar a los españoles y llevar a su programa a gente, también muy bien pagada, para que le ayude en esa tarea. Ocultan que TV3, por ejemplo, nos cuesta 300 MM al año y en sus micrófonos, Gloria Marcos, la que fuera candidata de Compromís en Valencia, compara la labor que pueda realizar esa Oficina del Español fuera de España con la propaganda que hicieron los políticos golpistas catalanes en el extranjero. Políticos para los que, por cierto, pide que no tengan que devolver el dinero que robaron, según el Tribunal de Cuentas.

Y ahora Madrid quiere alzarse como la capital cultural del español y alguno se muestra sorprendido de ello. Pero es que resulta que la capital del español ha sido durante mucho tiempo Barcelona, cuna y sede de las mayores editoriales en español del mundo. Hoy, esa Barcelona se está convirtiendo a pasos agigantados, de la mano de las Colau y los Aragonés de turno en territorio hostil al español y a España. Así que no tiene nada de raro que Madrid quiera ocupar ese espacio haciendo uso de sus competencias en Educación y Cultura, que el Estado tiene tan abandonadas.

Tampoco vemos que defiendan el español quienes continuamente lo están agrediendo con el sectario y envenenado lenguaje inclusivo. Ni en Lastra ni en Ábalos ni en ninguna de las dos Monteros podemos dejar, precisamente, la responsabilidad de defender nuestro idioma. Idioma al que lanzan cada día una coz.

 

 

Así que, con las debidas reservas que siempre hay que tener, y a la espera de resultados, cualquier iniciativa para promover, prestigiar y defender el español será bien recibida por mi parte.

El hecho diferencial.

 Publicado en Minuto Crucial el 25/06/2021


Dejó escrito Pérez-Reverte en 1996 acerca de los nazionalismos (yo lo escribo con z porque me da la gana y porque sé de lo que hablo) que a él le tendrían que explicar la importancia esa de “ser de aquí o de allá”. Que él de joven se zambullía en las aguas de Cartagena y sacaba ánforas que llevaban allí veinte siglos, que eso sí que es un hecho diferencial. Y yo añado que eso es un hecho diferencial de tres pares de cojones y no lo de llevar barretina, hacer de cortar troncos un deporte o nombrar la paella un “bien de interés cultural”.

Los auténticos hechos diferenciales de los nazionalismos son la insolidaridad, el egoísmo, el desprecio por los demás y la tiranía. Como dijo en una entrevista el siniestro José Montilla, uno de los culpables de la situación actual y hoy consejero de Enagás a razón de 120.000 € al año, “…la solución es que el dinero de los catalanes se quede en Cataluña”. No se puede explicar mejor. Es un ataque de sinceridad que muchos agradecemos.

Eso es lo que dicen también los ultraliberales: que cada uno deje de pagar impuestos, se quede con los suyo y lo administre lo mejor que sepa. Y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.

Lo que de verdad quieren siempre los nazionalistas es quedarse con lo suyo y, si pueden, con lo de los demás. Pero el trapo que agitan rara vez es el del dinero. De ese hablan pero poco y casi en privado. En público hablan de afrentas históricas, de lengua, de costumbres… Elevan a categoría de nacional lo que no deja de ser folklore patrio, del que hay por todas partes de España. Y más, habida cuenta de nuestros orígenes históricos como cruce de caminos de pueblos de todas partes.

Los que dicen que la nación española no existe o, como mucho, lo hace desde los Borbones, aparte de ignorar nuestra Historia, también obvian que en Historia a veces incluso 200 años es tiempo suficiente para crear naciones. Alemania o Italia tienen como tales esos 200 años y, sin embargo, tienen constituciones que blindan al Estado contra el separatismo.

Los Estados Unidos tienen muy poco más pero tampoco ha nacido aún nadie que pretenda con alguna garantía la separación de un Estado. Y cuando alguien lo intentó, la cosa terminó como todos sabemos. En Europa, casi todas las constituciones están blindadas ante separatismos. Y todas son más antiguas que la nuestra. Pero en Europa no se han hecho los deberes. Mucho se ha sufrido por culpa de los nazionalismos pero se ha hecho poca pedagogía sobre ello y se ampara demasiado a los partidos regionales. Para empezar, existe un anacrónico Comité Europeo de las Regiones dentro de la Unión Europea. El hecho de dar tanta importancia a las regiones es una política errónea, un púlpito donde los líderes feudales de cada zona sacan pecho y exhiben impúdicamente sus “hechos deferenciales”. Eso también se traslada en muchos casos a cámaras nacionales territoriales, como el Senado, por ejemplo o sistemas electorales profundamente injustos, como el nuestro, en el que un voto en Teruel vale 5 veces más que en Barcelona.

El auténtico hecho diferencial español hoy es tener un gobierno que quiere derribar España tal y como la conocemos. Eso no pasa en ninguna parte de Europa. Un Gobierno que proclama que aquí hay varias naciones, ocho, según Miquel Iceta. Con un presidente que va a reunirse con Aragonés, que fue elegido a finales de mayo antes que con Díaz Ayuso, que fue elegida a principios de mayo. ¿Por qué? Pues porque Madrid no tiene, ni le hace falta, ningún “hecho diferencial”. Porque en Madrid no hemos creado nunca un grupo terrorista, porque no nos hemos declarado independientes, porque se respeta la Constitución, porque la administración se ha declarado en todo momento fiel al orden legal y a la monarquía. Eso nos hace diferentes y, por supuesto, mucho peores a los ojos de Sánchez. Y más despreciables.

A Sánchez no le importan los ciudadanos españoles que quieren respetar la Constitución. Le importan los que no lo hacen. Y para ellos son los premios, los detalles, las demostraciones de amor, los indultos, los traslados a cárceles cercanas... Para los demás, los insultos continuos.

Esta gente confunde riqueza cultural con diferencias nacionales, confunde lenguas con estados y quiere dividir lo que lleva, al menos 500 años unido. Ya les digo que lo llevan claro. Se han probado muchas cosas en Cataluña desde hace 40 años pero ninguna vez se ha probado a aplicar la Ley. Y se hará más pronto que tarde. El independentismo es una opción libre. Lo que no es libre es la laminación de los derechos que sufren a diario los constitucionalistas catalanes y otros lugares de España.

El próximo gobierno debe profundizar en ello igualando derechos entre ciudadanos y eliminando las discriminaciones en todos los ámbitos, desde las televisiones públicas a la Educación. Mediante consenso y la Ley si se puede pero mediante la Ley sólo si no se puede de otra manera. Ya está bien de declarar “lo de aquí” mejor que “lo de allí”, sin tener en cuenta que “lo de aquí” es también lo de todos.

Acababa Pérez-Reverte su artículo de 1996 diciendo que “para diferencia, la mía y la de la madre que me parió. A ver qué se ha creído esa panda de gilipollas.” Pues eso.

BLAS DE LEZO ESTUVO EN COLÓN

Publicado en Minuto Crucial el 18/6/2021


Si, allí estaba nada menos que D. Blas de Lezo y Olavarrieta. En la esquina de la plaza de Colón más cercana al Museo Arqueológico, a muy pocos metros de la tribuna de oradores, allí sigue aún D. Blas, representado en la excelente escultura de 35 toneladas erigida por Salvador Amaya en 2014 y costeada por suscripción popular.

En la defensa de los valores fundamentales del Estado de Derecho y de la nación española tenía también que estar este ilustre  vasco de Pasajes, como no podía ser de otra manera. Como lo estuvo siempre.

Porque, no lo olvidemos, Blas de Lezo también fue facha. Es odiado por los nacionalistas catalanes por haber participado en el asedio a Barcelona durante la Guerra de Sucesión. Tampoco debe ser recordado con cariño entre el mundo musulmán dado que dirigió por dos veces la toma de Orán y supuso una pesadilla para los argelinos en el Mediterráneo. Se reiría a gusto del multiculturalismo globalizador y bobalicón de hoy. Y qué decir de los ingleses, a los que derrotó en Cartagena  de Indias en una batalla que podría haber cambiado el curso de la Historia de haber acabado de forma distinta.

Por todo ello, dado que ahora la propia existencia de España se encuentra de nuevo en peligro por enemigos externos e internos, que son casi los mismos que hace 300 años, D. Blas no quiso faltar a la cita.

Muchos de los que estuvieron allí, quizá sin reparar en ello, son continuadores también de sus valores y de sus gestas. Llevan dentro, tal como plasma la Constitución de 1978, que la Nación Española es indivisible y que las leyes hay que respetarlas y hacerlas respetar. Y salieron a defenderlas allí como seguro que saldrían a defenderlas del modo que fuera y en las circunstancias que sean, aunque llegaran a ser como en vida de Blas de Lezo. Cosa que, por otra parte, cada vez es menos descartable.

Un Estado no es nada sin la Ley. Y la Ley no es nada sin un gobierno que la haga cumplir. Y ahora mismo tenemos en España un gobierno que se empeña en ser la Sala de Apelación por encima del Tribunal Supremo y del Constitucional. Tenemos un gobierno que va a conceder a los enemigos de España un estatus de represaliados, de víctimas, de mártires. Como ha dicho Ábalos gráficamente, han convertido a Junqueras en Mandela.

Tenemos que pensar ya en diseñar una España mejor para cuando caiga el PSOE, que será más pronto que tarde. Hay que dejar ya escritas, una por una, qué medidas se van a tomar cuando desalojemos a los traidores de Moncloa. Los socialcomunistas y sus cómplices mediáticos no se cansan de preguntar acusatoriamente qué alternativas propone “la derecha” al problema de Cataluña.

Y la respuesta a ello ha de ser clara: respetar el Estado de Derecho y las decisiones judiciales, la restitución de los derechos de los castellanohablantes en Cataluña y en toda España, el desmantelamiento de las subvenciones a medios públicos y privados separatistas, la persecución legal de los insultos y vejaciones constantes a España y a sus símbolos, el ofrecimiento claro a todos los catalanes de un pleno disfrute de la ventajas de ser catalán y español y, por encima de todo, la promesa seria y firme de que jamás encontrarán un medio de sortear el artículo 2 de la Constitución, que proclama la indisoluble unidad de la Nación española.

Cuando este gobierno traidor se hunda, los demás tenemos que dar ejemplo de firmeza, de resolución y, también, por qué no, de generosidad, pero sólo con quienes dejen de ser una amenaza para la convivencia dando pruebas inequívocas de ello.

Si los demócratas anónimos que nos limitamos a votar, a asistir a manifestaciones o a hacer críticas por redes sociales no solucionamos esto en democracia, propiciaremos que tengan que hacerlo otros Blas de Lezo que aún están por aparecer y que seguro que hay. Lo mejor que podemos hacer por la memoria de nuestros héroes históricos en conseguir que no hagan falta más. Está en nuestra mano.