jueves, 26 de noviembre de 2020

LOS BÁRBAROS DEL SUR.

Publicado en Minuto Crucial el 20/11/2020.


Decía el director de cine Cecil B. DeMille que las películas deben empezar con un terremoto y, de ahí en adelante, ir ganando intensidad.

Pues empecemos: sobre el asunto de la inmigración ilegal, no me importa absolutamente nada lo que digan los tratados internacionales ni las instituciones europeas. Y soy partidario de incumplir los que haga falta porque la situación se va a volver desesperada si no lo hacemos ya. Esos tratados fueron firmados generalmente por gordos septuagenarios buenrollistas con un amplio complejo de culpa, provenientes de países que en el pasado se dedicaron a utilizar África como finca particular. Y de ahí se ha pasado al extremo contrario: para expiar esas culpas, sólo les faltó otorgarles en esos documentos huecos a todos ellos la nacionalidad europea por el simple hecho de pedirla.

A partir de ahí, prosigamos. Desde 1950, la población europea ha pasado de 550 a 740 MM de habitantes. La africana, de 223 a 1187 MM. Imaginen esa proyección a 40 años vista.

Decía yo la semana pasada que tenemos de conformar en España y en Occidente una democracia armada contra sus enemigos. Y armada no sólo con gestos amplios, palabras huecas, mesas de diálogo inútiles y contemporizaciones banales, sino armada con lo que sea necesario. Incluso con armas, de esas de las que dice Rufián que no debemos gastar más dinero en ellas.

Lo que estamos viviendo en Canarias, como en la costa mediterránea, Ceuta y Melilla no es algo asumible. Y no hablo de si las personas que vienen lo hacen por huir de guerras, del hambre o de dictaduras. Es que, en verdad, es indiferente. Sean los motivos que sean, no es posible admitir a todo el que quiera venir y esa es una verdad incuestionable. Y seguramente hay dramas personales tras muchos de esos viajes pero las matemáticas son muy tozudas y en un país de 47 MM de personas no caben 1187.

El Tribunal Constitucional acaba de admitir las llamadas “devoluciones” en caliente, lo que debería ser suficiente para empezar a tomar medidas mucho más duras contra los que llegan ilegalmente a España y contra las mafias que los traen. Pero también contra los que desde España se organizan para fomentar el “efecto llamada”, asociaciones de todo tipo que se valen de subvenciones de todas las administraciones para hacer más atractivo a los extranjeros el incumplimiento de la Ley. Saben que a su llegada les esperan con los brazos abiertos, prestos para organizarles un vida mejor a costa de los impuestos de los demás.

Para empezar, deberíamos llamar a las cosas por su nombre. No son “migrantes”, son delincuentes. Si a mí me encuentran en Mali, Nigeria, Camerún o Guinea sin documentación, dudo mucho que haya asociaciones dispuestas a facilitarme la vida preguntándome por qué huyo de España. Lo más probable sería encontrarme con una mazmorra y una deportación fulminante.

Pues hay que empezar a actuar ya en seis actuaciones simultáneas.

1.- Expulsión inmediata de los extranjeros de los cuales se sepa su nacionalidad y su país la admita, en cumplimiento de esa sentencia del Tribunal Constitucional. Estrategia española y europea para forzar a esos países a impedir la emigración y a aceptar la devolución bajo pena de graves sanciones para sus dirigentes.

2.- Internamiento en campamentos militares del resto de ilegales hasta que sea posible su deportación, dure el tiempo que dure y sin ninguna posibilidad de inserción en una sociedad a la que han llegado de forma ilegal. No es admisible la pretendida integración en nuestra sociedad de alguien que comienza por saltarse nuestras leyes de entrada.  Con atención humanitaria, por supuesto, pero sin ningún tipo de privilegios, al contrario de lo que sucede ahora, cuando algunas ONG’s hasta les facilitan teléfonos móviles.  Estos internos estarían bajo custodia judicial, evidentemente, pero sin intervención ninguna de ONG’s. Estarían tan sólo supervisados por instituciones españolas o europeas.

3.- Expulsión inmediata de los extranjeros que residan legalmente pero que sean condenados por determinados delitos a penas inferiores a un año de prisión. Para condenados que superen esa pena, expulsión inmediata tras el cumplimiento de la misma. Esto está previsto en nuestras leyes ya de forma parecida, por lo que no es algo novedoso, pero es que apenas se cumple.

4.- Inclusión de todos ellos en una lista para no ser admitidos JAMÁS en España. Quien no quiere cumplir nuestras normas, no merece la oportunidad de estar entre nosotros.

5.- Fomentar la llegada de inmigrantes LEGALES que deseen cumplir nuestras normas y respetar nuestras costumbres. Serán bienvenidos y deben ser respetados.

6- Vigilar la educación de sus hijos para que sea de modo muy distinto a lo que sucede en muchas ocasiones. Es inadmisible que muchos de los atentados islamistas cometidos en Europa los hagan hijos de inmigrantes nacidos y criados aquí. Se debe prestar especial seguimiento y, si fuera necesario, prohibición a las manifestaciones religiosas que fomenten el odio, la discriminación de la mujer o se muestren crítica con los derechos que tenemos en Occidente como fundamentales, como es el de la libertad de expresión. No es tolerable que personas que vienen de regímenes teocráticos y fundamentalistas quieran imponerlos aquí.

Esto es lo que debería hacerse en España y en toda Europa si queremos sobrevivir. Si queremos que nuestras conquistas sociales y derechos sobrevivan. Las fatales consecuencias de no hacer esto ya las están padeciendo Europa desde hace años. Desde Suecia hasta Gran Bretaña, pasando por Austria, Holanda o Francia. Y Turquía nos chantajea para que no nos arroje 2 millones de sirios que acoge en su territorio con dinero europeo.

En definitiva, no podemos quedarnos de brazos cruzados porque, de seguir así, dentro de poco las leyes no las podremos ya cambiar nosotros sino ellos.

Cada año se suicidan en España 4000 personas pero, a este paso, nos suicidaremos colectivamente los 47 millones de españoles y los 700 de europeos.  Y para eso falta mucho menos de lo que parece.

jueves, 19 de noviembre de 2020

LA DEMOCRACIA ARMADA

 Publicado en Minuto Crucial el 17/11/2020.

Decía Rosa Díez hace tiempo que a la Justicia se la representa con una balanza en una mano pero también con una espada en la otra y eso es por algo.

Sin el uso de la fuerza, no hay Justicia. Si el uso de la fuerza, no hay Democracia. La fuerza, incluso la violencia, no es mala o buena intrínsecamente sino en función de para qué se utilice. Todos hubiéramos querido que Tom Cruise hubiera podido llevar a cabo de forma fructífera su atentado contra Hitler en la película Valkiria, igual que hubiéramos querido que el auténtico Claus von Stauffenberg no hubiera fallado en 1944.

Por supuesto, alguno intentará volver en mí contra esto para justificar magnicidios como el del Rey de Francia en 1793 o contra el Zar de Rusia en 1917 porque eran las cabezas de gobiernos tiránicos. Pues no. Tengo las espaldas muy anchas como para inmutarme por estas presuntas paradojas. En esos casos se pretendía eliminar una dictadura para imponer otra, como diferencia fundamental.

Entonces, ¿hay víctimas buenas y víctimas malas? He de decir que sí. Y tampoco me importa su opinión respecto de esto. Si alguno de ustedes se lleva las manos a la cabeza porque lo que estoy diciendo no es políticamente correcto, el problema no lo tengo yo. Yo no soy políticamente correcto ni lo voy a ser nunca.

En cualquier caso, no es ese tipo de violencia extrema de la que deseo hablar. Hablo de otras situaciones más cotidianas que nuestro Estado de Derecho resuelve por la vía tan “gandhiana” del diálogo, las mesas de negociación, la empatía, la tolerancia (maldita palabra), y el “dontandredismo”. Cuando no con la rendición simple y llana.

La democracia se debe defender posicionándose fuerte y resolutivamente contra la delincuencia organizada nacional o importada, contra la ocupación ilegal y contra la entrada ilegal de inmigrantes y sus mafias. Y también contra los ataques a los medios de comunicación, a los partidos o a los políticos y sus familiares, contra los violadores, contra los pederastas, contra los corruptos… Debemos armarnos contra los golpistas, contra los que violan el derecho a usar su lengua materna, contra los que abusan de su posición dominante, contra los que olvidan, relativizan, difuminan, elogian  o justifican a los asesinos y a sus amigos…

Hemos de calibrar bien la balanza pero también hemos de dotarnos de una espada más larga y afilada.

En cuanto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, hemos de darles más seguridad a nuestra policía para que ejerza, como corresponde en un Estado de Derecho, el monopolio de la violencia en defensa de nuestras libertades   Así, no asistiremos a escenas diarias vergonzosas de asedio y vejación a quienes pagamos para que velen por nuestros derechos. A la Policía hay que tenerle respeto si eres persona de bien y miedo si no lo eres.

Siempre se dice que se debe responder a la violencia con proporcionalidad. ¿Cuál es la proporcionalidad si alguien te ataca con un cuchillo? Pues no debe haberla. Ante ese caso, lo que hay que hacer es disparar sin contemplaciones.  Pero le exigimos al policía que lo “reduzca” o bien, que se exponga a ser juzgado por homicidio y expulsado del cuerpo.

Y en cuanto a la Justicia, mi propuesta sería revisar desde el primer artículo el Código Penal hasta el último, con mayores penas pero también incluyendo, una vez cumplidas ciertas condenas de prisión, una vigilancia mediante localizador durante años. Y digo bien: AÑOS.  No puede ser que se haya detenido a un “alunicero” 46 veces y eso lo permitamos como si nada. Esa persona debería llevar desde el primer día un brazalete localizador para saber en todo momento dónde se encuentra. Y así debería haber miles de condenados porque los reincidentes cometen el 90 % de los delitos.

Técnicamente es posible y, además, es barato. Teniendo en cuenta que cada preso cobra al salir nada menos que dos años de prestación de desempleo, como si en vez de en la cárcel hubiera estado trabajando, el coste de ese seguimiento sería ínfimo.

Y tampoco las penas deben ser proporcionales sino EJEMPLARES. ¿Cuánta gente pasaría de 200 Km/h en autopista si la pena fuera el achatarramiento inmediato de su coche? Ya les digo yo que ninguna. No haría falta el carnet por puntos. ¿Cuánta gente robaría de un tirón un bolso a una señora si la pena fueran 5 años de cárcel efectivamente cumplidos un día detrás de otro? Pues ni el 5 % de la que hay ahora, principalmente por lo que decía antes de que los reincidentes suponen el grueso de la delincuencia.

En general, vivimos en una sociedad desarmada moral y materialmente. Una sociedad que ignora, por ejemplo, que Marruecos está rearmándose a pasos agigantados. Está comprando, por ejemplo, lo último en aviones de combate, como  el F-35. Está mejorando su Armada, sistemas defensa aérea, drones,  carros de combate… Y  mientras, aquí gastamos en Defensa sólo el 1,2 % de nuestro PIB, tenemos un solo portaaeronaves, que ahora estará en el dique seco durante meses para mantenimiento, por cierto, sólo 2 submarinos operativos de los 8 que llegamos a tener, no hay repuesto para los viejísimos F-5 en los que se forman los pilotos,  los carros Leopard fueron comprados de segunda mano a Alemania… Y así seguiría durante otro artículo más.

Creemos erróneamente que lo que tenemos se defiende sólo con la fuerza de la razón, la palabrería, los “acuerdos internacionales” y el buenrollismo y no es así. Se defiende con la fuerza, con la violencia. Y a veces debe defenderse con la violencia extrema y, como digo, no proporcional. Pero hay demasiados complejos en esta sociedad a la que tanto daño ha hecho Disney y en la que la adolescencia empieza a los 8 años y acaba, con suerte, a los 26. 

Por eso, porque estamos desarmados moralmente, los ídolos juveniles son gente como Greta Thunberg, prototipo de la manipulación rojiverde, y se consideran “heroicidad” el que los chicos se pongan falda en un instituto.

Debemos pasar a un nivel superior de democracia, la democracia armada moral y materialmente. No sería fácil ni aunque se intentara pero lo peor es que ni siquiera hay nadie que lo quiera intentar.

PONGAMOS QUE NO HABLO DE MADRID.

Publicado en Minuto Crucial el 6/11/2020


No. Ni una sola palabra, ni gestos ni miradas apasionadas… Nada.

 

Hablar de Madrid ya no está de moda. Lo estuvo antaño, ¿os acordáis? Allá por finales de septiembre, Madrid fue tendencia. Especialmente, en los medios de comunicación afines al Gobierno. Lo que viene siendo un trending topic total, vaya.

 

Por aquella lejana época, Madrid colideraba las cifras de contagios de COVID en dura pugna con Aragón, Navarra o Cataluña, ¿se acuerdan? ¿No? No me extraña. ¡Cómo pasa el tiempo! Menos mal que tenemos Google… Bueno, se hablaba de Madrid y de Maléfica, o sea, Ayuso. Ayuso, la privatizadora, la vendepatrias, la posturitas, la chula, la aprovechada, la inútil, la trifachita, el perro de Aguirre… En definitiva, la enemiga número uno de los madrileños, resto de españoles y, por supuesto, de la Gloriosa Revolución Sanchista.

 

Madrid estaba ahí exportando el virus a esas tres comunidades que he citado, con las que tiene frontera, como todo el mundo sabe, pero, sin embargo, no tomaba las medidas adecuadas. ¿Por qué? Pues porque, en realidad, Ayuso odia a sus convecinos, desea lo peor para ellos y eso se nota. Y su Comité de Expertos es un comité de inútiles, no como el de Sánchez, que no es eso ni mucho menos, empezando por Don Simón.

 

Y por eso que los odia, fue la primera en adoptar medidas contra la pandemia la segunda semana de marzo cerrando colegios, centro de día y parques. Eso, cuando el Gobierno aún estaba intentando cerrar la boca del asombro tras ver las elevadas cifras de contagios justo el fin de semana de 8 de marzo. Casualidad…

 

En fin, al lío... Resulta que a los presidentes de esas otras comunidades todo fueron y son palmaditas del Gobierno en la espalda porque lo han hecho muy bien siempre. Muy, muy bien. Lo que pasa es que tienen mala suerte, los pobres. No como Ayuso, que es una inútil y una mala persona. Cada mañana, Sánchez ha estado llamando a esos presidentes y presidentas y les daba ánimos, apoyo moral y palabras de cariñito. Durante todo el verano, se encontrara donde se encontrara, fuera Lanzarote, Doñana, Moncloa o desde su Falcon, no le faltó un gesto de amor hacia ellos y ellas en esas semanas de intenso dolor.

 

Pero a Ayuso le lanzaba encima los perros. Perros, literalmente. Perros disfrazados de periodistas, tertulianos, juntaletras, mitineros, pseudoexpertos, o ministros del ramo y de la rama, que para ser todo eso hay que haber estudiado lo mismo, por lo que se ve: burrología, como diría mi padre. Pero es que Ayuso se lo merecía por tener un gobierno sustentado en la foto de Colón. No como Navarra, cuyo gobierno se sustenta en las fotos de Polloe. ¡Donde va a parar!

 

¿Qué era eso de confinamientos selectivos? No, nombre, no. O todos o ninguno. Justos por pecadores. Democracia socialista. O todos sanos o todos enfermos. Casualmente, 2 días antes de iniciado el estado de alarma capitalino ya habían empezado a bajar las cifras de contagios, prueba evidente de que las cosas no se estaban haciendo mal del todo, supongo.

 

Cuando las medidas de Ayuso empezaban a dar su fruto, estuvo ágil ahí Sánchez para apuntarse el tanto y así meter en vereda a la díscola presidenta haciéndose la foto con Ayuso hoy y declarando el estado de alarma sólo para Madrid mañana. – Has estado fino ahí, Presidente. – Gracias, Pablo…

 

En aquella lejana época, Madrid salía más veces en las portadas de los diarios que la fecha que llevaban impresa. No había día ni hora que no supiéramos de Madrid. ¡Qué hartazgo! Fue una moda pasajera pero ya no toca. Hablar de Madrid está menos de moda que los pantalones de pitillo, como diría el gran estilista y cocinero Josie.

 

Hoy nada. Hoy Madrid ya no ocupa portadas ni tertulias ni artículos en Público, La última hora, Infolibre, La Sexta ni demás reductos pseudoinformativos de propaganda. Como le sucede al caballero templario de la película “Indiana Jones y la última cruzada”, a Ayuso la ha sustituido en lo que parecía su eterno puesto de diana de la izquierda el Rey Juan Carlos. Ya puede descansar porque hay otro que ocupa su lugar. Y uno que viene para quedarse, por cierto.

 

Madrid no está de moda ya porque ocupa nada menos que el puesto número 15 por nivel de contagios, mientras que Navarra y Aragón, lideradas ambas por presidentes socialistas siguen en el podio, liderado ahora por Melilla, ciudad autónoma cuyas competencias sanitarias son del Estado, o sea, del Ministro Illa. Y cuyo presidente, único representante de Ciudadanos, fue votado por el PSOE y por un partido islámico. O sea, no como Ayuso, claro, que es una facha peligrosa votada por herederos directos de Franco.

 

Así que ya no son trending ni Madrid ni Ayuso. Hoy que la Comunidad está muy por debajo de la media de contagios y descendiendo rápidamente haciendo todo lo posible por preservar su tejido económico, ya no hay que hablar de Madrid en los medios bajo pena de internamiento en un gulag, como no sea para difundir huelgas de médicos, escraches o el alto coste del nuevo hospital de pandemias, claro. Pero ni eso vende ya.

 

En Madrid la muerte viaja en ambulancias blancas, como en todas partes, pero como ahora hay menos que en los demás sitios, ya no interesa, ya no vende, ya no sirve para seguir manipulando al rebaño. Rebaño al que, por otra parte, cualquier cosa le sirve para ser manipulado.

 

¡Qué tiempos, cuando existió aquello llamado “prensa independiente”! Yo ya ni me acuerdo, ¿y ustedes?

jueves, 5 de noviembre de 2020

EL PODER DE LOS TONTOS.

Publicado en Minuto Crucial el 30/10/2020. 


Vivimos en una estultocracia, palabra que no sé si existe ya o no para la RAE pero debería. Sí está oclocracia, cuyo significado es parecido pero no igual.

No hace mucho que un ciudadano escribía en Twitter que “la ortografía es un marcador de clase social que sólo sirve para demostrar que has estudiado y que las miles de horas que perdemos con ella las podríamos dedicar a cosas útiles”, lo que fue respondido por D. Arturo Pérez-Reverte, con su acidez característica: “Se beia benir haze tienpo rezpetar la hortografia es un bomitivo acto facista.O sea, que la ortografía es facha, algo que algunos ya nos barruntábamos.

Y tiene razón. La ortografía es facha. Toda la Gramática lo es. Incluso la Lingüística completa. Y no digamos la Historia, incluso la reciente. No hay más que preguntar en cualquier universidad a los alumnos (no me atrevería a hacerlo a los profesores) quién fue Adolfo Suárez, Miguel Ángel Blanco¸ Santiago Ramón y Cajal o Lola flores, por poner ejemplos diversos. Lo de Lola Flores no me lo invento. El otro día, en un programa de TV, un tipo de unos 25 años ignoraba por completo quienes fueron ni Lola ni nadie de su familia. Y se lo estaba diciendo a la nieta de la Faraona, que no debía de dar crédito a lo que oía.

Históricamente, la imagen que se nos ha transmitido de lo que comúnmente se llama “la derecha” es la de unos paletos atrabiliarios y violentos, con pocas luces. Y se pone siempre como ejemplo el de Millán Astray, así caricaturizado en la última película de Amenábar. Sin embargo, se ha contrapuesto siempre la intelectualidad de la izquierda, personalizada en la generación del 27, en la Institución Libre de Enseñanza y tantos y tantos excelentes parlamentarios liberales, republicanos, radicales, socialistas y comunistas que hubo en el último tercio de XIX y principios del XX.

La derecha siempre ha sido dibujada en blanco y negro y la izquierda en color. En color rojo, por supuesto. Eso ha sido un acierto propagandístico, hay que reconocerlo. Derecha palurda de sacristía y cuartel contra izquierda ilustrada y humanista.

Para qué vamos a recordar aquí a Regino Sánchez Mazas, Dionisio Ridruejo, Agustín de Foxá, César González Ruano, Manuel Machado, D’Ors, Camba, Marquina, Julio Camba, Josep Pla o Jaime Campany. Fachas… Fachas, pero una pléyade de escritores, periodistas  e intelectuales a años luz de los vulgarísimos Suso de Toro, Ana Pardo de Vera, Jesús Maraña, Almudena Grandes o Lucía Etxebarría, que firman manifiestos de “intelectuales” sin vergüenza alguna.

Al contrario que antes, cuando la ignorancia se procuraba disimular, disculpar y corregir, ahora se exhibe impúdicamente y, además, se justifica porque la cultura es de derechas. Se impone entre la juventud la “kultura alternativa”, y se llaman así a los “talleres” en los que se enseña desde hacer tatuajes, charlas sobre medio ambiente, sobre el racismo, la igualdad de género, batukadas y similares. Poco o nada de talleres de cultura clásica, literatura del XIX, cine negro, talleres de radio, novela, ciencia… mil cosas.

Antaño, el deseo de nuestros padres, los que no tuvieron acceso a una educación completa y que tenían las manos llenas de callos, era que sus hijos fueran más inteligentes que ellos, más capaces, aprendiesen no sólo a leer, escribir sino que se formaran bien para aspirar a ser mejor que ellos. Eso lo consiguieron con muchos de nosotros, pero nosotros, la generación “Baby Boom” de los 50/60, no lo hemos conseguido. Muchos de nuestros hijos son más incultos que nosotros, menos curiosos, más indolentes, más manejables, más vagos,  leen menos y son menos solidarios, por mucho que en las encuestas digan otra cosa.  Y coincide con que hay una generación, la de los 70/80, la “Generación X”, en la que ha aparecido gente inteligente pero malvada, que se aprovecha de esos “millenials” y “Generación Z”, o “centennials”, para llevarlos a su redil.

La cultura cuesta esfuerzo. Y no vivimos precisamente en una sociedad acostumbrada a él. Por eso perseguimos metas instantáneas y miramos poco a largo plazo.

Cuando uno busca un médico, un mecánico, un abogado, por supuesto espera y desea que sea el mejor. Que sepa mucho más que él de lo que hay que hacer. Antes los ciudadanos procuraban elegir políticos brillantes y preparados.  Pero ahora, cuando uno elige a un político, no pedimos que sea un tipo con un amplio currículo, un historial de años de trabajo, unas titulaciones y una preparación que le permita desarrollar son solvencia su trabajo.

No. Ahora buscamos para que nos gobierne a alguien como nosotros, alguien en quien nos sintamos identificados. No pedimos conocimientos, pedimos que sean colegas. Como si para operarnos del corazón buscáramos a un chaval de 2º de Medicina, de la edad de nuestro hijo pequeño, el que estudia peluquería…

Hoy, los políticos y las políticas “de género” se permiten enmendar la plana a la RAE o a la Real Academia de la Historia o al sursum corda. Ahora se va a perpetrar el  que los alumnos puedan pasar de curso con más suspensos porque la izquierda es igualdad. Igualdad por abajo, claro. La izquierda de ahora nunca ha premiado la excelencia, ha fomentado la estulticia y la vagancia y el desprecio por el trabajo bien hecho. Incluso por el trabajo simplemente.  Los empollones siempre hemos sido fachas, pero ya no habrá ese problema. Ya nadie necesitará ser empollón así que se acabó la discriminación. Todos, igual de burros. Todos vamos a ser Adriana Lastra y a disfrutarlo.

Hoy, los analfabetos funcionales nos gobiernan sin ningún complejo. Por eso los votantes están bien representados y tan contentos consigo mismos.