lunes, 15 de febrero de 2021

¡QUÉ TENDRÁ LA PRINCESA!

Publicado en Minuto Crucial el 12/02/2021

 

Rubén Darío ya nos dijo que la princesa estaba triste, que había perdido la risa y el color… Pues nada más lejos de la realidad ahora. Nuestra princesa no tiene pinta ni motivos para estar triste ni para perder la alegría ni el color propios de su edad y situación. Eso quisieran algunos...

El anuncio del próximo ingreso de la princesa Doña Leonor en un prestigioso centro educativo de Gales ha levantado rápido de sus asientos a los rufianes y echeniques (permítanme la licencia literaria en este caso) de turno y ha avivado de nuevo la batalla antimonárquica de la progresía lumpen.

Se puede ser republicano o monárquico pero lo que no se puede es ser estúpido. Muchos herederos de Casa Reales europeas se han formado en el extranjero por  el simple hecho de que es una forma inmejorable de adquirir perspectiva y de conocer otras realidades y puntos de vista. Lo que no es de recibo es que un monarca constitucional europeo tenga que tener obligatoriamente la misma educación que Adriana Lastra, por ejemplo, o sea, ninguna.

Al socialcomunismo le gusta mucho uniformarlo todo, igualar, socializar, dirigir todo y hacer tablas rasas. Les encanta decirnos que nuestros hijos son en realidad del Estado y que son ellos los que deben educarlos como quieran. Prefieren a la gente iletrada y, por ello, fácil de manejar. Gente que sólo pueda procesar mensajes cortos, que quepan en una pancarta o camiseta como las que exhiben a veces incluso en el Congreso. Gente que ignore la Historia. Y por ello no quieren ciudadanos formados y, ni mucho menos, un Jefe de Estado bien construido intelectualmente e independiente al que no puedan manejar.  Prefieren a gente inculta, como Maduro, que pasó de conductor de autobuses a presidente de su país y que hace discursos más propios de telepredicador que de estadista.

Se les llena la boca asegurando que defienden los derechos y la dignidad de las mujeres y los niños, pero cuando se trata de una niña de 14 años que no pueden manejar, se tiran todos en tromba a por ella en perfecta formación de ataque.  ¿Por qué? Porque Doña Leonor representa muchas de las cosas que odian.

Por ejemplo, nuestra Historia. Esa que los progres quieren retorcer y manejar a su antojo negando, por ejemplo, la verdadera naturaleza de hechos como el Descubrimiento de América o la conquista de Granada. O cosas que quieren ocultar, como los crímenes de la izquierda en la primera mitad del s. XX en España.

Representa también la Constitución, la misma que Iglesias llamó “papelito” en una taberna  de terroristas en junio de 2013 a la vez, por cierto, que les pedía a los proetarras asistentes que no le “dejaran sólo con los españoles”.

Encarna la futura imagen de una mujer independiente y formada, que accederá a su cargo completamente preparada, dispuesta, con espíritu de sacrificio y con lealtad a las instituciones y a la Ley. Justo lo contrario que todas las mujeres y los hombres que han accedido al poder con el carnet de Podemos, empezando por la Ministra de Igualdad.

Es símbolo de la unidad y permanencia de España y la defensa por igual de los derechos de todos los españoles, algo que desde la izquierda se empeñan en destruir. La izquierda otorga más derechos a unos que a otros y hace lo posible para destruir el Estado nombrando a ministros que, como Iceta, ven 8 naciones dentro de España.

Representa, por último, la transparencia y el respeto por la Ley que significa hoy la Corona en España. Es muy clara la apuesta de Felipe VI en ese sentido y todos estamos seguros de que es lo que transmite cada día a su hija. Para la izquierda y el nacionalismo, la Ley es algo maleable, censurable, criticable y hecha para ser infringida cuando no les gusta. Y pronto tendremos más pruebas de ello con los indultos a los golpistas del “prusés”.

Mal que les pese, España es una de las 23 democracias plenas que hay en el mundo mientras que los países que admira PODEMOS están a la cola de los 189 existentes. Es muy urgente que, para mantener o mejorar nuestro puesto y nuestras libertades, desalojemos a PODEMOS de todos los ayuntamientos, todos los parlamentos autonómicos, del Congreso, del Senado y del Gobierno en todas las próximas elecciones. Nos va la vida en ello porque los únicos afanes que mueven a ese partido, que ha desarrollado metástasis en el PSOE sanchista, es el revanchismo, el insulto y la crispación diarios, el enfrentamiento y la vuelta a las trincheras.

A PODEMOS le viene grande la democracia y aún más grande España. Nos va la vida en expulsarlos lo antes posible de la vida pública antes de que el daño sea mayor.

La sonrisa, la juventud y el entusiasmo de la Princesa Leonor contrastarán siempre con la tristeza, la rabia, la frustración, el olor a viejo y el odio que vemos cada día en los rostros de la izquierda y el nacionalismo rancios que hoy gobiernan en una nación en la que no creen.

Yo apuesto de largo por ella.

 

 

 

FALTABA YO POR ESCRIBIR DE ANDORRA Y DE MESSI

Publicado en Minuto Crucial el 05/02/2021 

Dos veces he estado en Andorra y las dos he pensado que sería genial vivir allí alguna temporada. Eso sí, las dos veces fue sin ver la nieve porque no era la época. Nunca pensé en la posibilidad de establecer allí una residencia porque vivir en Andorra y no saber ni querer esquiar debe ser como vivir en Benidorm y no saber nadar ni gustarte la playa. Pues eso me pasa a mí y por eso no vivo ni en Andorra ni en Benidorm.

Reconozco que me gusta el dinero tanto como al que más, o sea, mucho. Y por eso, y porque sé lo que cuesta ganarlo, lo valoro especialmente. Como he sido precoz en algunas cosas, ya con 16 años, cuando mis amigos estaban fumando porros en el patio del instituto, yo me di cuenta de que es una desgracia que Hacienda te devuelva dinero. Eso significa casi siempre que eres pobre o casi. Desde mi primera nómina (30.000 ptas. en 1980), siempre tuve claro que yo no quería que Hacienda me devolviera dinero. Pero durante años se empeñó en hacerlo ahondando mi sensación de miseria. Pronto me di cuenta de que tenía clientes que pagaban cientos de miles de pesetas al año y tenían casas, coches y todos los lujos con los que yo soñaba entonces, de modo que descubrí las ventajas de engordar la arcas comunes: eso significaría que ganaba mucho. Hacienda no era un problema para ellos así que tampoco debería serlo para mí.

Entiendo que ese es un pensamiento bastante avanzado para la grey que nos rodea en general, que se pone tan contenta en abril o mayo cuando su declaración le sale “a devolver”. Pero es que vivimos entre estúpidos e ignorantes y no me acabo de acostumbrar, oiga. Discúlpenme.

Pues resulta que ni a los “andorranos” ni a Messi la declaración les sale a devolver. “No son comparables”, me diréis. Y tenéis razón. Irse a vivir a Andorra no es un fraude, por supuesto. Y ganar mucho dinero honradamente, tampoco. Hay algún nexo en común pero como son cosas distintas, las trataré por separado.

Que un chaval de menos de 30 años tenga la catadura moral suficiente para dejar de pagar impuestos en su país significa que, como sociedad, hemos fracasado con él en muchas cosas. Lo primero, que no le hemos explicado bien qué significa ser español. Para ellos, ser español debe como pertenecer a una asociación o club del que uno se da de baja cuando quiere.

Y eso es porque no les hemos transmitido ninguno de los valores que significa ser ciudadano de un país único, con una historia y cultura única en su diversidad, y con una ciudadanía que cada día madruga mucho más que ellos para llevar el pan a su casa pero también para pagar mantener nuestros Museos, nuestra Historia, nuestras tradiciones, nuestra Sanidad, nuestras Fuerzas Armadas, nuestra Policía, nuestros maestros… En definitiva, para mantener lo que cientos de generaciones nos han legado y han defendido muchas veces con su sangre. Porque ellos creen que España es poco más que una comunidad de “gamers” de la que se entra y sale libremente como si nada. O sea, ser español es un papelito.  Ellos piensan que darse de baja del “club” es no sólo lícito, que lo es, sino honesto. Se equivocan, a mi entender.

Y Messi… Pues no sé qué podría decir de Messi sin usar palabras malsonantes porque hay tela que cortar aquí. Lo primero es recordar que esto no es un asunto sólo de Messi y el Barcelona. A esos niveles, todas esas cifras con igual de escandalosas. El Barcelona no habría pagado 555 millones si no hubiera habido algún otro club capaz de pagar 500, así que esta barbaridad está generalizada. Lo segundo, que las entidades privadas son muy libres de pagar lo que les dé la gana a sus dueños, que en este caso son los socios. Por cierto, yo no entendería ser socio de un club de fútbol (o accionista de una sociedad anónima deportiva) y que el contrato del jugador fuera secreto para mí, que soy el que lo paga. Pero eso es otro asunto.

Una vez dicho eso, lo que voy a criticar no es la cifra, que da por sí sola para un libro, sino la condición humana del protagonista de esto. Me parece de ser muy miserable que alguien que cobra 555 millones en tres años, o sea, cinco “zendales”, nos haya querido robar a todos 4 millones en forma de fraude a Hacienda. Yo quiero hacer un llamamiento a los servicios jurídicos de A.E.A.T y a la Fiscalía para que jamás en este tipo de casos admitan negociaciones que les haga eludir la cárcel a estos personajes. Las penas tienen una función ejemplarizante y el ejemplo que el ciudadano obtiene cuando ve que Messi elude la cárcel con dinero es ese precisamente: que la ley sólo castiga a quien no lo tiene. De hecho, sentencias como esta son un acicate que anima a defraudar todo lo que se pueda.

En conclusión, y como nexo de unión entre ellos, tenemos aquí a un grupo de personas que, haciendo las cosas legal o ilegalmente, comparten los mismos principios: querer contribuir lo menos posible a una sociedad que les ha dado todo en su vida, empezando por su identidad y formación como personas.

De modo que no, no les tengo ningún respeto ni a unos ni a otros. Las excusas que ponen algunos de que eluden el pago a Hacienda porque el dinero se despilfarra a manos llenas por los políticos es eso: excusas burdas, sucias y feas. Lo que hay que hacer, suponiendo que alguno de esos imberbes sepa algo de los presupuestos del Estado, sería intentar conseguir una clase política mejor, que reduzca el gasto superfluo, que priorice la buena gestión, que no enchufe a sus amigos y que sea leal a quienes le pagamos el sueldo.

Y eso no se consigue desde Andorra y, ni mucho menos, queriéndonos robar a todos desde “La Masía”.