lunes, 4 de mayo de 2020

55 días en Pekín.


A los cinéfilos, como a los grandes lectores o a quienes les gusta la Historia, nos suena todo. Todo lo que pasa nos recuerda a una película, una escena, una anécdota de rodaje o la vida de algún artista. Y esto es lo que pasa ahora también.

Dentro de pocos días llevaremos ya 55 días confinados y es inevitable acordarse de la película ‘55 días en Pekín’. Si, nada menos que en Pekín, lo que es otro azar de la Historia.

La película se rodó en España en 1963, concretamente en Las Rozas, Madrid, y la dirigió Nicholas Ray (‘Rebelde sin Causa‘). Muestra un episodio colonial del año 1900 en China, cuando los llamados “boxers”, nacionalistas chinos, se rebelaron contra las ocupantes potencias extranjeras, la “Alianza de las 8 naciones”. En ella se narra el asedio al que los diplomáticos de estos países se vieron sometidos durante ese periodo de tiempo en el barrio de Pekín en el que residían, hasta que fueron liberados con una expedición conjunta.

Como curiosidad, en la película aparece España como uno de los países de esa ‘Alianza de las 8 naciones’,  lo cual es falso pero era una concesión necesaria al país en el que se rodaba y al régimen que teníamos por entonces. Sólo los avatares del rodaje, que no finalizó el propio Ray, darían para varios escritos.

Pues bien, hoy nos encontramos confinados atacados por un virus procedente de China, retruécano del destino. Y digo China a pesar de que un miembro del Gobierno dijo hace unos días “extremo oriente” porque, como se sabe, China ha transmitido la instrucción de que no se les criminalice en esta pandemia. Y nuestro gobierno es obediente con quien quiere serlo. Los desplantes los deja para EEUU que, como bien se sabe, es de los que deja dormir la venganza para servirla fría. Tan fría como fríos se habrán quedado en Navantia por haber perdido el contrato del siglo: 10 fragatas F-100 que ahora serán construidas por Italia en justo castigo por haber retirado Pedro Sánchez el pasado año la fragata F 104, ‘Mendez Núñez”, del grupo aeronaval del que formaba parte en el Golfo Pérsico.

Y, como Charlton Heston, Ava Gardner y David Niven, nosotros llevamos ya 55 días peleando contra un enemigo superior en número, al que no le importa sacrificarse por millones y que poco a poco va minando nuestras defensas físicas y mentales.

También en este caso esperamos ayuda exterior, ahora en forma de dinero procedente de la U.E., esa de la que algunos abominan y que llaman despectivamente “unión de mercaderes” pero a la que, a la hora de la verdad, no se les cae la cara de vergüenza en pedirle limosna.

Y hete aquí que tenemos al Gobierno más caro de nuestra Historia, con más ministerios, Secretarías de Estado y Direcciones Generales que nunca, prometiendo austeridad y buen gobierno a quienes ya están escaldados con rescates anteriores, como el de Grecia, por cierto. Es como si tu vecino de abajo, sí, ese que tiene un BMW en la puerta, viaja al extranjero todos los años y viste como si viniera de desfilar en una pasarela, te pidiera para comer.

Grecia, que, como bien sabe la ministra Teresa Ribera, se encuentra al este de Europa, quizá por estar ‘de facto’ gobernada desde hace años por los sucesores de la “troika”, ha hecho mejor los deberes y se encuentra en cifras envidiables ante esta pandemia. ¡Ay, la inefable Ribera! Fue la ministra que dijo que ‘el diesel tiene los días contados’, haciendo bajar las ventas de ellos en toda España, pero ella tiene dos coches movidos por ese combustible.

No llevamos 55 días encerrados, no. Llevamos muchos más. Porque el mayor encierro que tenemos no es físico sino mental. Hace años, décadas, que no salimos de nuestro entorno, que no miramos alrededor, que nos movemos mejor entre eslóganes y pancartas que entre libros, tratados o incluso buenas películas que nos enseñen algo.

En la sociedad de la información, estamos menos informados que nunca. Tenemos tanto que aprender que nos cegamos, lo filtramos todo según nuestro prisma y, en lugar de ser esponjas somos gafas polarizadas: solo admitimos el conocimiento que estamos preparados para soportar. Los hechos que no casan con nuestras creencias, los rechazamos directamente.

Dicen que vivimos en una época con falta de fe pero no es cierto. Ahora creemos mucho más que antes en milagros. Creemos que el comunismo es bueno sin querer ver sus efectos a lo largo de la Historia. Creemos que las promesas se van a cumplir sin ver que los mismos que nos las hacen tienen un largo historial de incumplimientos. Creemos que ahora sí lo van a hacer sólo porque nos lo queremos creer. Y creemos que “los otros” son los malos sólo porque nos lo dicen “los nuestros”, sin absolutamente ningún espíritu crítico. Ahora no se contrastan las noticias y las opiniones. Simplemente, se creen o no se creen. ¿Para qué vamos a comprobar si son ciertas, si son veraces? ¿Nos gustan? ¿Nos quedan bien? ¿Nos hacen juego con lo que ya tenemos? Pues ya está, no hay que buscar más. Me las quedo. Póngame 3 del mismo color.

Y por eso, nuestros 55 días serán muy largos. Ya lo están siendo pero nos queda lo peor. Pero lo peor de que haya 25.000 muertos no es que nos duela. Es que no nos duelen. Como personas, a muchos sí nos sucede pero como sociedad, en absoluto lo estamos demostrando lo más mínimo.

En la llamada Batalla de Inglaterra, librada sobre el Canal de La Mancha y el Mar del Norte entre las aviaciones británica y alemana entre julio y octubre de 1940, murieron más de 27.000 civiles británicos, además de las pérdidas militares de ambos bandos. Había sido en mayo cuando Churchill pronunciara sus famosas palabras de "Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor".  Pues bien, nosotros llevamos ya 25.000 muertos y el esfuerzo y el sudor lo ponen los sanitarios y el resto del personal de primera línea; las lágrimas, las familias de los fallecidos pero el Gobierno sólo pone excusas, pretextos, errores, correcciones, improvisaciones y mentiras.

Este gobierno, cuyos partidos organizaron una protesta insólita por la muerte de un perro cuando la crisis del ébola, no tiene que hacer ningún esfuerzo por ocultar su dolor ahora. No lo hace porque no le duele. Tiene toda su atención concentrada en salvar sus muebles y para eso pasa por encima de todo.

Pasó por encima del responsable de seguridad en el trabajo de la Policía, cesándolo en enero. Pasó por encima de los informes, advertencias y recomendaciones de la UE y de la OMS en enero, febrero y primeros de marzo. Pasó por encima del ejemplo de Italia, que a día 6 de marzo ya contaba 200 muertos y tenía confinadas a 16 millones de personas. Caso omiso. El dia 8, 150.000 personas congregadas en Madrid. A pesar de ello, le ha faltado tiempo al Gobierno para buscar culpables en la Comunidad de Madrid, cuando debería ser la propia Comunidad la que se querellase con el Gobierno por ponerla en peligro.

El Gobierno pasó, pasa y pasará por encima de todo y de todos los que pueda, monarquía incluida, con tal de sobrevivir. Los partidos en el Gobierno van a agitar todas sus banderas, tal y como han  hecho siempre, a modo de muletas rojas, para pasarlas por delante de sus mansos votantes y ocultarles la verdad.

Esas muletas son el machismo, la igualdad, el heteropatriarcado, la monarquía, los ricos,  los bancos, los empresarios, los propietarios de viviendas, el cambio climático… O sea, justo lo que muchos están deseando escuchar y lo único que pueden procesar sin que les explote la cabeza. Y nada más. Fuera de eso, no hay programa.

Pero les auguro poco descanso. Ya tiene trabajo los abogados del Gobierno ante la avalancha de querellas que les están preparando.

Dentro de poco se cumplen 55 días desde que estamos sitiados por un bicho que vino de Pekín con la diferencia de que nadie va a venir en nuestra ayuda. Pero la mayor enfermedad ya la teníamos aquí con nosotros. Unos la conocen como socialismo. Otros, como comunismo. No es eso. Yo la llamo simplemente incultura y falta de criterio.