miércoles, 9 de diciembre de 2020

ZAPATERO Y POLONIA.

 Publicado en Minuto Crucial el 4/12/2020.

La semana pasada nos madrugábamos con las declaraciones de Adriana Lastra. En ellas menospreciaba a sus mayores en el PSOE y venía a decir que los actuales dirigentes son otra generación más adaptada a los tiempos. A esto se apuntó rápidamente Zapatero en la entrevista-masaje con la que le obsequiaron en RTVE y dijo que “el poder se ejerce generacionalmente”. O sea, que es siempre mejor lo nuevo, claro.

Eso estaría bien si no supiéramos que ni en Lastra ni en Zapatero nada es nuevo.

Porque Rodríguez Zapatero no es joven. Es muy viejo, viejísimo. Zapatero, disfrazado de lord británico, fue el que firmó en  septiembre de 1938 la cesión de los Sudetes checos a Hitler, después de asistir impasible a la anexión de Austria. Zapatero fue el que dijo después que “Parece aún más imposible que una pelea que ya se haya resuelto en principio sea objeto de guerra.”  El Rey Jorge VI, otro “zapatero”, dijo de él «Después de los magníficos esfuerzos del primer ministro en la causa de la paz, espero fervientemente que una nueva era de amistad y prosperidad esté amaneciendo entre los pueblos del mundo». Menudo ojo…

Como ven, fueron dos visionarios: un año después, tiempo que emplearon en armarse mejor, Hitler y la Stalin invadieron Polonia dando comienzo a la II Guerra Mundial.

Para todos los “Zapateros” del mundo, el diálogo es el bálsamo de Fierabrás. Con el diálogo todo se sana, todo se cura, se construyen puentes, se aplaca la violencia, se centran la posturas, se amansan las fieras… Y él está dispuesto a dialogar con todos, con los herederos de ETA, con los recogedores de nueces, con los adoradores de Companys o con los defensores de Pujol. Con todos. Pero lo que para él es dialogar, para los tiranos es ceder.

Zapatero es la persona que cree  que lo mismo se puede tratar con Maduro, como si fuera un demócrata, que con Otegi, como si no fuera un terrorista. Y que se arroga de forma insultante el mérito de acabar con ETA, como si realmente lo de meter a ETA en las instituciones haya sido una “derrota” para ellos.

Declaró que es positivo pactar con Bildu, que es bueno que Bildu esté en las instituciones. Según él,  es saludable que se hable con  un partido dirigido por un etarra, con parlamentarios etarras, que protesta cuando se captura a etarras, que se manifiesta a favor de los derechos de los etarras, que lamenta su muerte o les organiza homenajes y los llama “presos políticos. Esta es, según él, su idea de la “derrota” de ETA.

Con las engoladas perífrasis verbales a las que nos tiene acostumbrados, se mostró también favorable a indultar a los presos del “prusés”.  Todo ello, en aras de “tender puentes” y apaciguar ánimos para evitar la ruptura. Pero, ¿quieren algo los nacionalistas que no sea la ruptura?

Con todos ellos, como se ha visto siempre, ninguna cesión ha demostrado servir para nada. Ni haciendas propias, ni inmersión lingüística, ni gestión de prisiones, ni policías autonómicas ni medios de comunicación propios… Nada. Todo lo que los “zapateros” de turno ceden, ellos lo toman como una conquista justa y un reconocimiento a sus razones. Y hacen de ello un punto de apoyo para el siguiente embate contra España y contra todo lo que significa. Cada conquista es para ellos una trinchera irrenunciable. ¿Ceder? Eso es de “zapateros”…

Por ejemplo, el asunto de la lengua es muy esclarecedor. En las zonas bilingües en las que el castellano es mayoritario, la excusa para su postergación es que la otra lengua está en minoría y hay que protegerla. Pero en las zonas en la que es minoritario, la excusa para su exclusión es que lo habla muy poca gente y para qué lo vamos a fomentar. Total… Es un “win, win” para el nacionalismo, como dirían en inglés.

Zapatero es tan viejo como el mundo y lleva haciéndole daño desde hace siglos. Con gente como él se han prostituido conceptos como diálogo, tolerancia, empatía, acogida, convivencia…  

Si hubiera sido sólo por Chamberlain, si no hubiera existido en el Partido Conservador británico la inmensa figura de Churchill, Inglaterra también habría sacrificado a Polonia ante Hitler en noviembre de 1939. Y luego a Holanda, Dinamarca, Francia, Bélgica…

Hoy no hay contrapeso a Chamberlain. Ni en el PSOE ni en la oposición. Zapatero ha creado escuela entre las “Lastras” y hoy sus hijos putativos gobiernan el partido y el país sin oposición interna ni externa y ante una sociedad tan anestesiada como lo estaba la británica en 1939 o más. Y así lo pagaremos como lo pagaron ellos.

Con gente como ellos, nuestra democracia y nuestra sociedad se desarman palmo a palmo, día a día. Cada época tiene sus Hitler y sus Chamberlain. Todo es cuestión de identificarlos y combatirlos con la mayor de las contundencias.  

¿Cuándo empezamos?  Lo digo porque ya vamos tarde…

 

 



martes, 1 de diciembre de 2020

El CUPO VASCO COMO “IMPUESTO REVOLUCIONARIO”.

 Publicado en Minuto Crucial el 27/11/2020.

El Concierto Económico vasco, que da origen al llamado “cupo”, se basa en una singularidad y en un anacronismo de origen feudal: los privilegios económicos que tradicionalmente tuvieron los territorios forales. Estos estuvieron a punto de desaparecer tras las guerras carlistas pero se consideró conveniente mantenerlos en un gesto de apaciguamiento. O sea, lo de intentar estúpidamente apaciguar al nacionalismo, como si ello fuera posible, viene de muy lejos.

En función de esos derechos, las tres provincias vascas tienen haciendas distintas no sólo de la nacional sino también entre ellas. De modo que, por ejemplo, pueden establecer cambios en impuestos, como el de Sociedades, que ninguna otra Comunidad Autónoma puede hacer.

Según ese concierto, se establece anualmente el llamado “cupo”, que la cantidad que el País Vasco aporta a la Hacienda Española por el uso de servicios comunes y competencias no trasferidas. En una empresa, salvando las diferencias, eso se llamaría contabilidad analítica.

Pero lo que hay de fondo es nada menos que una isla fiscal, cuando no un paraíso. Y, por supuesto, una diferenciación intolerable entre españoles que no debe darse. Los impuestos, todos ellos, deben ser iguales en toda España y regirse bajos los mismos criterios, quizá a excepción de singularidades geográficas, como en Canarias, Ceuta y Melilla, pero jamás por otros motivos.

Es curioso que el europeísmo más sesudo pida armonización fiscal en la Unión Europea y, a la vez, se permitan excepciones como ésta dentro del mismo país.

La razón de mantenerlo por parte del PP y del PSOE es igual de estúpida, como decía,  que la que llevó a hacerlo en 1878: creer que ello animaría a los vascos a seguir sintiéndose españoles y contribuyendo de buen grado al mantenimiento de lo común.

Pues  no. Nada de eso es posible. 1978 fue una oportunidad estupenda desaprovechada para abolir definitivamente esas pretendidas peculiaridades y establecer en España un régimen fiscal común, que es lo deseable, razonable y justo para personas de un mismo país. En lugar de ello, se otorgó al PNV la caja fuerte con la que, junto con competencias que jamás tendrían que haber sido autonómicas, le están sirviendo para desalojar el constitucionalismo y la españolidad del País Vasco.

La sociedad vasca, la misma que en Rentería le decía a la víctima del terrorismo Alberto Muñagorri, mutilado por una bomba de ETA, que “había tenido mucha suerte porque ahora podía vivir del dinero que le dieron” es una sociedad enferma hasta el tuétano y cada vez va a peor. Y eso es culpa, sobre todo, de las cesiones cobardes e interesadas del PP y del PSOE.

El Cupo Vasco es la cesión institucionaliza por parte de PP y PSOE del impuesto revolucionario del nacionalismo vasco. Es la claudicación ante un chantaje permanente. La evidencia de que ETA perdió la batalla policial pero está ganando la guerra política.

El PP, en concreto, de quien muchos esperamos más en su día, es un partido lleno de acomplejados, como Iturgaiz, que no tuvo empacho en reivindicar el Concierto en la misma ceremonia de presentación de su coalición electoral con Cs en la últimas elecciones. Eso lo hizo ante la cara de circunstancias de una Isabel Arrimadas que no sabía muy bien para qué estaba allí. El resultado de ello fue el hundimiento de la coalición PP+Cs y la entrada en el parlamento vasco de VOX, que tiene mucha carcundia y caspa dentro pero que también tiene algo raro de encontrar y por ello, valioso: carece de contradicciones y lo que dice en Madrid lo dice también en Vitoria. Algo que también, y por cierto, decimos en UPYD desde hace 13 años y demostramos durante 8 en el Parlamento Vasco.

La historia de los sucesivos gobiernos españoles desde 1978 ha sido una línea jalonada de cesiones inútiles ante el nacionalismo.

Por ejemplo, según los acuerdos del Gobierno con el PNV, en marzo se harán cargo de la gestión carcelaria. Ya hemos visto lo que ha hecho Cataluña con esa competencia: usarla para soltar cuando ha estado en su mano a los presos golpistas. No esperamos que el Gobierno Vasco haga otra cosa con los asesinos etarras. Pero es que en el mismo año se harán cargo de los puerto y aeropuertos y en 2022, de la gestión  de la llamada “caja única” de la Seguridad Social que, por lo tanto, dejará de ser única.

De la mano del PPSOE no está garantizada la igualdad de derechos de todos los españoles mientras existan personajes como Feijóo o Iceta, ambos de un regionalismo avecinado en el nacionalismo, aunque sus partidos lo nieguen.

No es de la mano de ellos, pero ni mucho menos tampoco de ninguno de los extremos, de quienes se conseguirá que todos los españoles seamos iguales en derechos.

 

 

jueves, 26 de noviembre de 2020

LOS BÁRBAROS DEL SUR.

Publicado en Minuto Crucial el 20/11/2020.


Decía el director de cine Cecil B. DeMille que las películas deben empezar con un terremoto y, de ahí en adelante, ir ganando intensidad.

Pues empecemos: sobre el asunto de la inmigración ilegal, no me importa absolutamente nada lo que digan los tratados internacionales ni las instituciones europeas. Y soy partidario de incumplir los que haga falta porque la situación se va a volver desesperada si no lo hacemos ya. Esos tratados fueron firmados generalmente por gordos septuagenarios buenrollistas con un amplio complejo de culpa, provenientes de países que en el pasado se dedicaron a utilizar África como finca particular. Y de ahí se ha pasado al extremo contrario: para expiar esas culpas, sólo les faltó otorgarles en esos documentos huecos a todos ellos la nacionalidad europea por el simple hecho de pedirla.

A partir de ahí, prosigamos. Desde 1950, la población europea ha pasado de 550 a 740 MM de habitantes. La africana, de 223 a 1187 MM. Imaginen esa proyección a 40 años vista.

Decía yo la semana pasada que tenemos de conformar en España y en Occidente una democracia armada contra sus enemigos. Y armada no sólo con gestos amplios, palabras huecas, mesas de diálogo inútiles y contemporizaciones banales, sino armada con lo que sea necesario. Incluso con armas, de esas de las que dice Rufián que no debemos gastar más dinero en ellas.

Lo que estamos viviendo en Canarias, como en la costa mediterránea, Ceuta y Melilla no es algo asumible. Y no hablo de si las personas que vienen lo hacen por huir de guerras, del hambre o de dictaduras. Es que, en verdad, es indiferente. Sean los motivos que sean, no es posible admitir a todo el que quiera venir y esa es una verdad incuestionable. Y seguramente hay dramas personales tras muchos de esos viajes pero las matemáticas son muy tozudas y en un país de 47 MM de personas no caben 1187.

El Tribunal Constitucional acaba de admitir las llamadas “devoluciones” en caliente, lo que debería ser suficiente para empezar a tomar medidas mucho más duras contra los que llegan ilegalmente a España y contra las mafias que los traen. Pero también contra los que desde España se organizan para fomentar el “efecto llamada”, asociaciones de todo tipo que se valen de subvenciones de todas las administraciones para hacer más atractivo a los extranjeros el incumplimiento de la Ley. Saben que a su llegada les esperan con los brazos abiertos, prestos para organizarles un vida mejor a costa de los impuestos de los demás.

Para empezar, deberíamos llamar a las cosas por su nombre. No son “migrantes”, son delincuentes. Si a mí me encuentran en Mali, Nigeria, Camerún o Guinea sin documentación, dudo mucho que haya asociaciones dispuestas a facilitarme la vida preguntándome por qué huyo de España. Lo más probable sería encontrarme con una mazmorra y una deportación fulminante.

Pues hay que empezar a actuar ya en seis actuaciones simultáneas.

1.- Expulsión inmediata de los extranjeros de los cuales se sepa su nacionalidad y su país la admita, en cumplimiento de esa sentencia del Tribunal Constitucional. Estrategia española y europea para forzar a esos países a impedir la emigración y a aceptar la devolución bajo pena de graves sanciones para sus dirigentes.

2.- Internamiento en campamentos militares del resto de ilegales hasta que sea posible su deportación, dure el tiempo que dure y sin ninguna posibilidad de inserción en una sociedad a la que han llegado de forma ilegal. No es admisible la pretendida integración en nuestra sociedad de alguien que comienza por saltarse nuestras leyes de entrada.  Con atención humanitaria, por supuesto, pero sin ningún tipo de privilegios, al contrario de lo que sucede ahora, cuando algunas ONG’s hasta les facilitan teléfonos móviles.  Estos internos estarían bajo custodia judicial, evidentemente, pero sin intervención ninguna de ONG’s. Estarían tan sólo supervisados por instituciones españolas o europeas.

3.- Expulsión inmediata de los extranjeros que residan legalmente pero que sean condenados por determinados delitos a penas inferiores a un año de prisión. Para condenados que superen esa pena, expulsión inmediata tras el cumplimiento de la misma. Esto está previsto en nuestras leyes ya de forma parecida, por lo que no es algo novedoso, pero es que apenas se cumple.

4.- Inclusión de todos ellos en una lista para no ser admitidos JAMÁS en España. Quien no quiere cumplir nuestras normas, no merece la oportunidad de estar entre nosotros.

5.- Fomentar la llegada de inmigrantes LEGALES que deseen cumplir nuestras normas y respetar nuestras costumbres. Serán bienvenidos y deben ser respetados.

6- Vigilar la educación de sus hijos para que sea de modo muy distinto a lo que sucede en muchas ocasiones. Es inadmisible que muchos de los atentados islamistas cometidos en Europa los hagan hijos de inmigrantes nacidos y criados aquí. Se debe prestar especial seguimiento y, si fuera necesario, prohibición a las manifestaciones religiosas que fomenten el odio, la discriminación de la mujer o se muestren crítica con los derechos que tenemos en Occidente como fundamentales, como es el de la libertad de expresión. No es tolerable que personas que vienen de regímenes teocráticos y fundamentalistas quieran imponerlos aquí.

Esto es lo que debería hacerse en España y en toda Europa si queremos sobrevivir. Si queremos que nuestras conquistas sociales y derechos sobrevivan. Las fatales consecuencias de no hacer esto ya las están padeciendo Europa desde hace años. Desde Suecia hasta Gran Bretaña, pasando por Austria, Holanda o Francia. Y Turquía nos chantajea para que no nos arroje 2 millones de sirios que acoge en su territorio con dinero europeo.

En definitiva, no podemos quedarnos de brazos cruzados porque, de seguir así, dentro de poco las leyes no las podremos ya cambiar nosotros sino ellos.

Cada año se suicidan en España 4000 personas pero, a este paso, nos suicidaremos colectivamente los 47 millones de españoles y los 700 de europeos.  Y para eso falta mucho menos de lo que parece.

jueves, 19 de noviembre de 2020

LA DEMOCRACIA ARMADA

 Publicado en Minuto Crucial el 17/11/2020.

Decía Rosa Díez hace tiempo que a la Justicia se la representa con una balanza en una mano pero también con una espada en la otra y eso es por algo.

Sin el uso de la fuerza, no hay Justicia. Si el uso de la fuerza, no hay Democracia. La fuerza, incluso la violencia, no es mala o buena intrínsecamente sino en función de para qué se utilice. Todos hubiéramos querido que Tom Cruise hubiera podido llevar a cabo de forma fructífera su atentado contra Hitler en la película Valkiria, igual que hubiéramos querido que el auténtico Claus von Stauffenberg no hubiera fallado en 1944.

Por supuesto, alguno intentará volver en mí contra esto para justificar magnicidios como el del Rey de Francia en 1793 o contra el Zar de Rusia en 1917 porque eran las cabezas de gobiernos tiránicos. Pues no. Tengo las espaldas muy anchas como para inmutarme por estas presuntas paradojas. En esos casos se pretendía eliminar una dictadura para imponer otra, como diferencia fundamental.

Entonces, ¿hay víctimas buenas y víctimas malas? He de decir que sí. Y tampoco me importa su opinión respecto de esto. Si alguno de ustedes se lleva las manos a la cabeza porque lo que estoy diciendo no es políticamente correcto, el problema no lo tengo yo. Yo no soy políticamente correcto ni lo voy a ser nunca.

En cualquier caso, no es ese tipo de violencia extrema de la que deseo hablar. Hablo de otras situaciones más cotidianas que nuestro Estado de Derecho resuelve por la vía tan “gandhiana” del diálogo, las mesas de negociación, la empatía, la tolerancia (maldita palabra), y el “dontandredismo”. Cuando no con la rendición simple y llana.

La democracia se debe defender posicionándose fuerte y resolutivamente contra la delincuencia organizada nacional o importada, contra la ocupación ilegal y contra la entrada ilegal de inmigrantes y sus mafias. Y también contra los ataques a los medios de comunicación, a los partidos o a los políticos y sus familiares, contra los violadores, contra los pederastas, contra los corruptos… Debemos armarnos contra los golpistas, contra los que violan el derecho a usar su lengua materna, contra los que abusan de su posición dominante, contra los que olvidan, relativizan, difuminan, elogian  o justifican a los asesinos y a sus amigos…

Hemos de calibrar bien la balanza pero también hemos de dotarnos de una espada más larga y afilada.

En cuanto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, hemos de darles más seguridad a nuestra policía para que ejerza, como corresponde en un Estado de Derecho, el monopolio de la violencia en defensa de nuestras libertades   Así, no asistiremos a escenas diarias vergonzosas de asedio y vejación a quienes pagamos para que velen por nuestros derechos. A la Policía hay que tenerle respeto si eres persona de bien y miedo si no lo eres.

Siempre se dice que se debe responder a la violencia con proporcionalidad. ¿Cuál es la proporcionalidad si alguien te ataca con un cuchillo? Pues no debe haberla. Ante ese caso, lo que hay que hacer es disparar sin contemplaciones.  Pero le exigimos al policía que lo “reduzca” o bien, que se exponga a ser juzgado por homicidio y expulsado del cuerpo.

Y en cuanto a la Justicia, mi propuesta sería revisar desde el primer artículo el Código Penal hasta el último, con mayores penas pero también incluyendo, una vez cumplidas ciertas condenas de prisión, una vigilancia mediante localizador durante años. Y digo bien: AÑOS.  No puede ser que se haya detenido a un “alunicero” 46 veces y eso lo permitamos como si nada. Esa persona debería llevar desde el primer día un brazalete localizador para saber en todo momento dónde se encuentra. Y así debería haber miles de condenados porque los reincidentes cometen el 90 % de los delitos.

Técnicamente es posible y, además, es barato. Teniendo en cuenta que cada preso cobra al salir nada menos que dos años de prestación de desempleo, como si en vez de en la cárcel hubiera estado trabajando, el coste de ese seguimiento sería ínfimo.

Y tampoco las penas deben ser proporcionales sino EJEMPLARES. ¿Cuánta gente pasaría de 200 Km/h en autopista si la pena fuera el achatarramiento inmediato de su coche? Ya les digo yo que ninguna. No haría falta el carnet por puntos. ¿Cuánta gente robaría de un tirón un bolso a una señora si la pena fueran 5 años de cárcel efectivamente cumplidos un día detrás de otro? Pues ni el 5 % de la que hay ahora, principalmente por lo que decía antes de que los reincidentes suponen el grueso de la delincuencia.

En general, vivimos en una sociedad desarmada moral y materialmente. Una sociedad que ignora, por ejemplo, que Marruecos está rearmándose a pasos agigantados. Está comprando, por ejemplo, lo último en aviones de combate, como  el F-35. Está mejorando su Armada, sistemas defensa aérea, drones,  carros de combate… Y  mientras, aquí gastamos en Defensa sólo el 1,2 % de nuestro PIB, tenemos un solo portaaeronaves, que ahora estará en el dique seco durante meses para mantenimiento, por cierto, sólo 2 submarinos operativos de los 8 que llegamos a tener, no hay repuesto para los viejísimos F-5 en los que se forman los pilotos,  los carros Leopard fueron comprados de segunda mano a Alemania… Y así seguiría durante otro artículo más.

Creemos erróneamente que lo que tenemos se defiende sólo con la fuerza de la razón, la palabrería, los “acuerdos internacionales” y el buenrollismo y no es así. Se defiende con la fuerza, con la violencia. Y a veces debe defenderse con la violencia extrema y, como digo, no proporcional. Pero hay demasiados complejos en esta sociedad a la que tanto daño ha hecho Disney y en la que la adolescencia empieza a los 8 años y acaba, con suerte, a los 26. 

Por eso, porque estamos desarmados moralmente, los ídolos juveniles son gente como Greta Thunberg, prototipo de la manipulación rojiverde, y se consideran “heroicidad” el que los chicos se pongan falda en un instituto.

Debemos pasar a un nivel superior de democracia, la democracia armada moral y materialmente. No sería fácil ni aunque se intentara pero lo peor es que ni siquiera hay nadie que lo quiera intentar.

PONGAMOS QUE NO HABLO DE MADRID.

Publicado en Minuto Crucial el 6/11/2020


No. Ni una sola palabra, ni gestos ni miradas apasionadas… Nada.

 

Hablar de Madrid ya no está de moda. Lo estuvo antaño, ¿os acordáis? Allá por finales de septiembre, Madrid fue tendencia. Especialmente, en los medios de comunicación afines al Gobierno. Lo que viene siendo un trending topic total, vaya.

 

Por aquella lejana época, Madrid colideraba las cifras de contagios de COVID en dura pugna con Aragón, Navarra o Cataluña, ¿se acuerdan? ¿No? No me extraña. ¡Cómo pasa el tiempo! Menos mal que tenemos Google… Bueno, se hablaba de Madrid y de Maléfica, o sea, Ayuso. Ayuso, la privatizadora, la vendepatrias, la posturitas, la chula, la aprovechada, la inútil, la trifachita, el perro de Aguirre… En definitiva, la enemiga número uno de los madrileños, resto de españoles y, por supuesto, de la Gloriosa Revolución Sanchista.

 

Madrid estaba ahí exportando el virus a esas tres comunidades que he citado, con las que tiene frontera, como todo el mundo sabe, pero, sin embargo, no tomaba las medidas adecuadas. ¿Por qué? Pues porque, en realidad, Ayuso odia a sus convecinos, desea lo peor para ellos y eso se nota. Y su Comité de Expertos es un comité de inútiles, no como el de Sánchez, que no es eso ni mucho menos, empezando por Don Simón.

 

Y por eso que los odia, fue la primera en adoptar medidas contra la pandemia la segunda semana de marzo cerrando colegios, centro de día y parques. Eso, cuando el Gobierno aún estaba intentando cerrar la boca del asombro tras ver las elevadas cifras de contagios justo el fin de semana de 8 de marzo. Casualidad…

 

En fin, al lío... Resulta que a los presidentes de esas otras comunidades todo fueron y son palmaditas del Gobierno en la espalda porque lo han hecho muy bien siempre. Muy, muy bien. Lo que pasa es que tienen mala suerte, los pobres. No como Ayuso, que es una inútil y una mala persona. Cada mañana, Sánchez ha estado llamando a esos presidentes y presidentas y les daba ánimos, apoyo moral y palabras de cariñito. Durante todo el verano, se encontrara donde se encontrara, fuera Lanzarote, Doñana, Moncloa o desde su Falcon, no le faltó un gesto de amor hacia ellos y ellas en esas semanas de intenso dolor.

 

Pero a Ayuso le lanzaba encima los perros. Perros, literalmente. Perros disfrazados de periodistas, tertulianos, juntaletras, mitineros, pseudoexpertos, o ministros del ramo y de la rama, que para ser todo eso hay que haber estudiado lo mismo, por lo que se ve: burrología, como diría mi padre. Pero es que Ayuso se lo merecía por tener un gobierno sustentado en la foto de Colón. No como Navarra, cuyo gobierno se sustenta en las fotos de Polloe. ¡Donde va a parar!

 

¿Qué era eso de confinamientos selectivos? No, nombre, no. O todos o ninguno. Justos por pecadores. Democracia socialista. O todos sanos o todos enfermos. Casualmente, 2 días antes de iniciado el estado de alarma capitalino ya habían empezado a bajar las cifras de contagios, prueba evidente de que las cosas no se estaban haciendo mal del todo, supongo.

 

Cuando las medidas de Ayuso empezaban a dar su fruto, estuvo ágil ahí Sánchez para apuntarse el tanto y así meter en vereda a la díscola presidenta haciéndose la foto con Ayuso hoy y declarando el estado de alarma sólo para Madrid mañana. – Has estado fino ahí, Presidente. – Gracias, Pablo…

 

En aquella lejana época, Madrid salía más veces en las portadas de los diarios que la fecha que llevaban impresa. No había día ni hora que no supiéramos de Madrid. ¡Qué hartazgo! Fue una moda pasajera pero ya no toca. Hablar de Madrid está menos de moda que los pantalones de pitillo, como diría el gran estilista y cocinero Josie.

 

Hoy nada. Hoy Madrid ya no ocupa portadas ni tertulias ni artículos en Público, La última hora, Infolibre, La Sexta ni demás reductos pseudoinformativos de propaganda. Como le sucede al caballero templario de la película “Indiana Jones y la última cruzada”, a Ayuso la ha sustituido en lo que parecía su eterno puesto de diana de la izquierda el Rey Juan Carlos. Ya puede descansar porque hay otro que ocupa su lugar. Y uno que viene para quedarse, por cierto.

 

Madrid no está de moda ya porque ocupa nada menos que el puesto número 15 por nivel de contagios, mientras que Navarra y Aragón, lideradas ambas por presidentes socialistas siguen en el podio, liderado ahora por Melilla, ciudad autónoma cuyas competencias sanitarias son del Estado, o sea, del Ministro Illa. Y cuyo presidente, único representante de Ciudadanos, fue votado por el PSOE y por un partido islámico. O sea, no como Ayuso, claro, que es una facha peligrosa votada por herederos directos de Franco.

 

Así que ya no son trending ni Madrid ni Ayuso. Hoy que la Comunidad está muy por debajo de la media de contagios y descendiendo rápidamente haciendo todo lo posible por preservar su tejido económico, ya no hay que hablar de Madrid en los medios bajo pena de internamiento en un gulag, como no sea para difundir huelgas de médicos, escraches o el alto coste del nuevo hospital de pandemias, claro. Pero ni eso vende ya.

 

En Madrid la muerte viaja en ambulancias blancas, como en todas partes, pero como ahora hay menos que en los demás sitios, ya no interesa, ya no vende, ya no sirve para seguir manipulando al rebaño. Rebaño al que, por otra parte, cualquier cosa le sirve para ser manipulado.

 

¡Qué tiempos, cuando existió aquello llamado “prensa independiente”! Yo ya ni me acuerdo, ¿y ustedes?

jueves, 5 de noviembre de 2020

EL PODER DE LOS TONTOS.

Publicado en Minuto Crucial el 30/10/2020. 


Vivimos en una estultocracia, palabra que no sé si existe ya o no para la RAE pero debería. Sí está oclocracia, cuyo significado es parecido pero no igual.

No hace mucho que un ciudadano escribía en Twitter que “la ortografía es un marcador de clase social que sólo sirve para demostrar que has estudiado y que las miles de horas que perdemos con ella las podríamos dedicar a cosas útiles”, lo que fue respondido por D. Arturo Pérez-Reverte, con su acidez característica: “Se beia benir haze tienpo rezpetar la hortografia es un bomitivo acto facista.O sea, que la ortografía es facha, algo que algunos ya nos barruntábamos.

Y tiene razón. La ortografía es facha. Toda la Gramática lo es. Incluso la Lingüística completa. Y no digamos la Historia, incluso la reciente. No hay más que preguntar en cualquier universidad a los alumnos (no me atrevería a hacerlo a los profesores) quién fue Adolfo Suárez, Miguel Ángel Blanco¸ Santiago Ramón y Cajal o Lola flores, por poner ejemplos diversos. Lo de Lola Flores no me lo invento. El otro día, en un programa de TV, un tipo de unos 25 años ignoraba por completo quienes fueron ni Lola ni nadie de su familia. Y se lo estaba diciendo a la nieta de la Faraona, que no debía de dar crédito a lo que oía.

Históricamente, la imagen que se nos ha transmitido de lo que comúnmente se llama “la derecha” es la de unos paletos atrabiliarios y violentos, con pocas luces. Y se pone siempre como ejemplo el de Millán Astray, así caricaturizado en la última película de Amenábar. Sin embargo, se ha contrapuesto siempre la intelectualidad de la izquierda, personalizada en la generación del 27, en la Institución Libre de Enseñanza y tantos y tantos excelentes parlamentarios liberales, republicanos, radicales, socialistas y comunistas que hubo en el último tercio de XIX y principios del XX.

La derecha siempre ha sido dibujada en blanco y negro y la izquierda en color. En color rojo, por supuesto. Eso ha sido un acierto propagandístico, hay que reconocerlo. Derecha palurda de sacristía y cuartel contra izquierda ilustrada y humanista.

Para qué vamos a recordar aquí a Regino Sánchez Mazas, Dionisio Ridruejo, Agustín de Foxá, César González Ruano, Manuel Machado, D’Ors, Camba, Marquina, Julio Camba, Josep Pla o Jaime Campany. Fachas… Fachas, pero una pléyade de escritores, periodistas  e intelectuales a años luz de los vulgarísimos Suso de Toro, Ana Pardo de Vera, Jesús Maraña, Almudena Grandes o Lucía Etxebarría, que firman manifiestos de “intelectuales” sin vergüenza alguna.

Al contrario que antes, cuando la ignorancia se procuraba disimular, disculpar y corregir, ahora se exhibe impúdicamente y, además, se justifica porque la cultura es de derechas. Se impone entre la juventud la “kultura alternativa”, y se llaman así a los “talleres” en los que se enseña desde hacer tatuajes, charlas sobre medio ambiente, sobre el racismo, la igualdad de género, batukadas y similares. Poco o nada de talleres de cultura clásica, literatura del XIX, cine negro, talleres de radio, novela, ciencia… mil cosas.

Antaño, el deseo de nuestros padres, los que no tuvieron acceso a una educación completa y que tenían las manos llenas de callos, era que sus hijos fueran más inteligentes que ellos, más capaces, aprendiesen no sólo a leer, escribir sino que se formaran bien para aspirar a ser mejor que ellos. Eso lo consiguieron con muchos de nosotros, pero nosotros, la generación “Baby Boom” de los 50/60, no lo hemos conseguido. Muchos de nuestros hijos son más incultos que nosotros, menos curiosos, más indolentes, más manejables, más vagos,  leen menos y son menos solidarios, por mucho que en las encuestas digan otra cosa.  Y coincide con que hay una generación, la de los 70/80, la “Generación X”, en la que ha aparecido gente inteligente pero malvada, que se aprovecha de esos “millenials” y “Generación Z”, o “centennials”, para llevarlos a su redil.

La cultura cuesta esfuerzo. Y no vivimos precisamente en una sociedad acostumbrada a él. Por eso perseguimos metas instantáneas y miramos poco a largo plazo.

Cuando uno busca un médico, un mecánico, un abogado, por supuesto espera y desea que sea el mejor. Que sepa mucho más que él de lo que hay que hacer. Antes los ciudadanos procuraban elegir políticos brillantes y preparados.  Pero ahora, cuando uno elige a un político, no pedimos que sea un tipo con un amplio currículo, un historial de años de trabajo, unas titulaciones y una preparación que le permita desarrollar son solvencia su trabajo.

No. Ahora buscamos para que nos gobierne a alguien como nosotros, alguien en quien nos sintamos identificados. No pedimos conocimientos, pedimos que sean colegas. Como si para operarnos del corazón buscáramos a un chaval de 2º de Medicina, de la edad de nuestro hijo pequeño, el que estudia peluquería…

Hoy, los políticos y las políticas “de género” se permiten enmendar la plana a la RAE o a la Real Academia de la Historia o al sursum corda. Ahora se va a perpetrar el  que los alumnos puedan pasar de curso con más suspensos porque la izquierda es igualdad. Igualdad por abajo, claro. La izquierda de ahora nunca ha premiado la excelencia, ha fomentado la estulticia y la vagancia y el desprecio por el trabajo bien hecho. Incluso por el trabajo simplemente.  Los empollones siempre hemos sido fachas, pero ya no habrá ese problema. Ya nadie necesitará ser empollón así que se acabó la discriminación. Todos, igual de burros. Todos vamos a ser Adriana Lastra y a disfrutarlo.

Hoy, los analfabetos funcionales nos gobiernan sin ningún complejo. Por eso los votantes están bien representados y tan contentos consigo mismos.

domingo, 25 de octubre de 2020

EL GOLPE QUE VIENE.

Publicado en Minuto Crucial el 16/10/2020.


La independencia judicial es una de las garantías de un Estado de Derecho. Debería decir que es la mayor y de la que depende que existan las otras. En España, el órgano de gobierno de los jueces, el Consejo General del Poder Judicial, se encuentra hoy con que el mandato de sus vocales está caducado.

Para su renovación, la Ley Orgánica 6/1985 regula que son necesarios los votos de 3/5 de las Cortes por lo que, con la actual composición, el Gobierno tiene que contar con el principal partido de la oposición.  L opinión pública alejada de estos pormenores si no fuera porque ahora el Partido Popular se niega a negociar con el Gobierno esa renovación en la que los partidos del Gobierno pretenden imponer sus candidatos. PSOE y PODEMOS se encuentran así con un CGPJ cuya mayoría tacha de “conservadora” porque fue conformada en acuerdos tomados cuando el Partido Popular estaba en el poder y tenía mayoría en las cámaras.

Además, su sistema de nombramiento no garantiza suficientemente esa independencia y así nos lo ha recordado repetidamente en los últimos 20 años el GRECO (Grupo de Estados contra la Corrupción del Consejo de Europa). Hace depender excesivamente al Poder Judicial de otro de los poderes, el Legislativo. Y eso es algo que atenta de raíz contra esa pretendida independencia.

No es esto lo que les preocupa ni al Gobierno ni a la oposición. Si así fuera, habrían atendido las propuestas que llevó al Congreso UPYD en su día para reformar el sistema haciéndolo más independiente, permitiendo que los propios jueces tuvieran mayor responsabilidad en la elección de sus órganos de gobierno, que es justo lo que nos pide Europa. Otra propuesta democrática modernizadora más de UPYD despreciada por los dos grandes partidos. No es una novedad.

Para este Ejecutivo es muy importante controlar el CGPJ colocando a los suyos.  Hay por delante un horizonte judicial intenso, con la revitalización de los casos que afectan al propio Partido Popular pero también a Podemos y, por supuesto, todo el asunto relacionado con el independentismo catalán, que promete novedades importantes.

Por ello, el Gobierno se propone, en un acto que seguramente es un fraude de Ley, modificar la citada Ley Orgánica de modo que sea necesaria para la renovación tan sólo la mayoría absoluta. Así, nada más que serían necesarios los votos de PSOE, PODEMOS y los nacionalistas que apoyaron la investidura, incluido Teruel Existe... Se conformaría así un Poder Judicial controlado en exclusiva por los partidos de izquierda y nacionalistas.

La necesidad de controlar el Poder Judicial ya se vio pronto por parte del Gobierno en el asunto del “prusés” al ordenar a la Abogacía del Estado no considerar el delito de rebelión y dejarlo en sedición, sustituyendo a los abogados díscolos que no se prestaron a la maniobra. Y, por supuesto, en el nombramiento de su ministra de Justicia, Dolores Delgado, como Fiscal General de Estado. No es frívolo citar que la pareja de Delgado es Baltasar Garzón, juez condenado y expulsado de la carrera judicial por prevaricación y dedicado a trabajar en la esfera internacional. Entre sus clientes están Hervé Falciani, Julian Assange, un millonario ruso acusado de blanqueo, Evo Morales y varios magnates venezolanos del petróleo.

No olvidemos que las modernas tiranías de izquierdas hoy saben que necesitan revestirse de un halo de “legalidad” para justificarse. Así movilizan a su favor a gran parte de la opinión pública en sus propios países y en el resto de democracias occidentales, dificultando las posiciones contrarias de gobiernos más pendientes de no disgustar a esa opinión pública que de hacer prevalecer la democracia en todas partes. Por eso, por ejemplo, asistimos en Venezuela a trapisondas legales para constituir asambleas legislativas y tribunales paralelos a los constitucionales, vaciando a estos de contenido, ilegalizándolos y nombrando nuevos cargos desde unas pretendidas normas legales. La fuerza bruta le sería más expeditiva a Maduro pero con ella perdería de golpe la poca legitimidad que le pudiera quedar.

Pues eso le pasa a Sánchez. Necesita la Ley para sortear la Ley. Ha hecho suya, curiosamente,  la máxima de Torcuato Fernández Miranda (“De la Ley a la Ley”) que sirvió para hacer la Transición y la aplica él ahora en su propio beneficio.

Por ello, si el Tribunal Constitucional no lo impide, estamos ante un cambio en los miembros de CGPJ que les permitirá a Sánchez y a Iglesias constituir las bases de su república.

Porque ese es el fin último de su labor en el Gobierno y lo pretenden alcanzar de dos maneras. La primera es agitando las calles creando un clima contrario a la monarquía y para eso en Podemos se han puesto a ello desde el primero hasta el último, sumándose a los partidos nacionalistas. Colaboran también maniobras no tan ostentosas pero si continuas de Sánchez, como impedir al Rey asistir a la recogida de despachos de los jueces en Barcelona. La segunda manera, y paralela a la otra, es recurriendo, como decía, a la Ley de forma torticera.

Los informáticos llaman “back door”, puerta de atrás, a determinadas brechas de seguridad en un programa, debidas o no a errores de programación, que permiten saltarse las barreras y acceder al sistema para hacer cualquier cambio. Pues bien, nuestra Constitución tiene una puerta de atrás muy importante.

El artículo 168 de la misma indica que el procedimiento para hacer modificaciones sustanciales supone la aprobación de esos cambios por mayoría de 2/3 en las Cortes, disolución de las mismas, aprobación de la reforma por las nuevas Cortes con la misma mayoría y, por último, referéndum. Es lo que se conoce como reforma agravada, frente a la ordinaria por mayoría absoluta que permitió, por ejemplo, la modificación del art. 135 en época de Zapatero.

Con ese método, es realmente complicado hoy obtener mayorías como para cambiar, por ejemplo, la forma de Estado e instaurar una república.

¿Y cuál es la “puerta de atrás”? Pues que para reformar el propio artículo 168 basta con el procedimiento ordinario. Esto es: se puede reformar ese artículo con mayoría absoluta de modo que estableciese, por ejemplo, que se pudiera cambiar toda la Constitución sólo con esa mayoría. Al día siguiente, los mismos partidos que eligieron a Sánchez como presidente del Gobierno podrían instaurar “legalmente” una República.

Es un fallo de la Constitución no previsto por quienes, con más buena voluntad que criterio, no esperaban que a la política española concurrieran personajes de la más baja estofa, tan cínicos, con menos escrúpulos y tan malintencionados como los que tenemos actualmente en el poder.

Si Sánchez e Iglesias se salen con la suya en esta modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial, habrán abierto camino para esa otra reforma aún más perniciosa y, entonces ya sí, absolutamente bolivariana.

Cuando, tras leer esto, puedan ustedes cerrar la boca, les pido que hagan algo para impedir lo que viene porque me temo que cada vez estamos más cerca de un autogolpe de Estado al estilo Fujimori.

Aunque quizá ustedes, con su buena voluntad y su característico optimismo, podrían decirme que nunca el Tribunal Constitucional podría permitir un cambió así. Pues bien, resulta que el Título IX de la Constitución, que prevé que la mayoría de los miembros de ese tribunal (los que no son nombrados por el Gobierno y el CGPJ) necesitan 3/5 de las cámaras para ser nombrados, también puede ser modificado por mayoría absoluta y por tanto se puede repetir la misma maniobra. No necesito decirles más.

En definitiva, “De la Ley a la Ley”, en cuestión de meses, podrían Sánchez e Iglesias proclamar la República sin oposición legal alguna.

Ya pueden volver a parpadear.

martes, 13 de octubre de 2020

LA BURUNGANDA POLÍTICA.

Publicado el 9/10/2020 en Minuto Crucial.

 

Escuchando a Cayetana Álvarez de Toledo, lo primero que uno hace es reencontrarse con un discurso medido, trabajado, culto, rico en matices y en vocablos cada vez menos oídos en un político casi desde los lejanos tiempos de Castelar. Como, por ejemplo, la palabra abulia. Es la usada por ella para calificar la actuación del gobierno de Sánchez en relación a la pandemia tras la finalización del estado de alarma. Dice la Real Academia de la Lengua que abulia es pasividad, desinterés y falta de voluntad, así que está utilizada aquí con toda propiedad.

Pues esa abulia también es la que hace que, de forma persistente, casi uno de cada 3 españoles decida no votar nunca en las elecciones generales. En las últimas, el partido ganador obtuvo un 28 % de los votos. Pero resulta que hubo un 33 % de abstención. O sea, sólo votó el doble de personas de las que no lo hicieron. El PSOE convenció a sólo 18 de cada 100 personas con derecho al voto. Y con esos mimbres como base, tenemos el gobierno que tenemos. Me dirán que los demás convencieron a menos aún. Pues claro: ese es el problema.

El poder de decisión de esa tercera parte de los ciudadanos que se quedaron en su casa es mucho mayor que el de los que votan a cualquiera de las opciones políticas. Repito: se quedó en casa 1 de cada 3 y votó al PSOE menos de 1 de cada 5. Los abstencionistas son los que han contribuido en mayor medida a formar el gobierno que tenemos ahora. Dicho más claro: el gobierno que tenemos es el elegido por los abstencionistas para dirigir España, lo vean ellos así o no.

Yo nunca me abstuve desde que pude votar por primera vez en 1982. Me parece inmoral. Es muy conocida la frase de Platón: “el precio de desentenderse de la política es dejarse gobernar por los peores hombres”. Y eso es lo que me parece la abstención, una forma de sacudirse las pulgas y dejarlo todo en manos de los demás. Demás, por cierto, a los que luego exigen que lo hagan bien, como si un abstencionista tuviera derecho a hacer esa exigencia. Yo, para empezar haciendo amigos, les niego ese derecho.

La principal razón esgrimida por el abstencionista es la de que “todos los políticos son iguales”. Eso les ha venido muy bien a los que realmente sí son “iguales” y  deja poco margen para los que luchan cada día por el bien común, sean del partido que sean. Incluso para los que hay así dentro de los grandes partidos, que son bastantes, por otra parte y que son confundidos pronto con los demás por ese electorado muchas veces ovejuno.

Sí, he dicho electorado ovejuno. Y lo reitero: ovejuno, borreguil, adocenado, incapaz, adoctrinado, analfabeto políticamente y no sólo políticamente. Gentes cuyos conocimientos de política se resumen en lo que cabe en tres o cuatro camisetas y pancartas. Decir que el votante nunca se equivoca es como decir que el cliente siempre tiene razón: una falsedad capciosa. Y si el votante se equivoca, el abstencionista se equivoca aún más. Siempre.

Los abstencionistas que no votan porque dicen que no hay ningún partido que los represente del todo parten de una base equivocada. Nunca vamos a compartir todas las ideas de ningún partido. Y si así fuera, sería señal de que estamos equivocados y no meditamos lo suficiente. No encuentran a un partido ideal pero, a la vez, muchos están convencidos de, entre los  7.500 millones de personas que hay en el mundo, haber encontrado a su media naranja con la que coindicen en todo…  A veces exigimos demasiado y a veces, demasiado poco.

Esa abulia la alimentan los malos políticos con sus narcotizantes discursos ideologizados y populistas; con su corrupción; con su falta de interés en los problemas reales; con su tendencia a crear otros donde no los había y con su lejanía del electorado…. Unos con su altanería prepotente y otros con su comportamiento barriobajero. En definitiva, con su burundanga diaria que adormece, que cansa al electorado, que lo anestesia.  Con eso atraen a votantes incapaces y radicales y expulsan a gente moderada que, de buena fe, acaba creyendo que no hay ni puede haber nadie que vele por los intereses de todos.

Concediendo, por tanto, a los abstencionistas que no hay ningún partido con el que nos identifiquemos del todo, siempre tendremos alguno con el que lo hagamos más que con los otros, aunque haya cosas en su programa que nos disgusten. Incluso, que nos irriten. A mí me pasa incluso con el mío. Hay que hacer una personal escala de valores y votar siempre por el menos malo porque si ese no nos gusta y no le votamos, lo más fácil es que gobierne el más malo. Ese que sí se va a dedicar a hacernos la vida imposible del todo.

La postura de quedarse en casa en demasiado cómoda. No compromete, no nos señala, no nos identifica… A menudo el abstencionista se sube a un atril real o virtual y empieza a dar lecciones sobre lo mal que está todo y que nadie lo soluciona. Y pretende que lo arregle un partido al que no ha votado sin recordar que a ese partido lo ha formado y mantenido gente que no piensa como él.

El voto hoy no es como el voto en 1986 o en 2000, por ejemplo. Aquí no están ya en juego sólo políticas relativamente cercanas en el espectro político, separadas por unos pocos grados en el hemiciclo. No están en discusión medidas moderadas, modernas, europeas, más o menos sociales, más o menos liberales, más o menos socialdemócratas... No está en liza hoy decidir de qué color queremos las paredes o si ponemos venecianas o cortinas en las ventanas como sí lo estuvieron desde 1978 hasta 2004, con la llegada del infame Zapatero. Están en juego hoy los fundamentos básicos de nuestro Estado de Derecho. Están en peligro la mera existencia de España y nuestras libertades. Con un gobierno parasitado de comunistas, que ha desembarcado a los suyos en el CIS, el CNI, la agencia EFE, RTVE o la Fiscalía, que quiere hacer lo mismo en la Justicia y defenestrar la Corona, están en peligro esas libertades que nunca vimos en riesgo desde 1978, a pesar de los embates sanguinarios de los terroristas que se empeñaron en ello.

Una canción de ‘Celtas Cortos’ dice: “Si en España el aumento del paro / ya va por el tercer millón / y si el campo se va a la mierda / y el poder huele a corrupción, / tranquilo, no te pongas nervioso, / tranquilo, majete, en tu sillón.”  Pues, de momento, estamos a punto del cuarto millón y hay mucha gente demasiado tranquila…

Hago un llamamiento al abstencionista para que deje de serlo, para que se ponga en pie y haga un esfuerzo por distinguir el grano de la paja. Por identificar los verdaderos problemas que tenemos y quiénes los han creado y los alimentan y así poder expulsarlos definitivamente de la vida pública.

Una vez nos hayamos vacunado contra ellos, una vez tengamos fuera de la política a los extremistas, a los violentos, a los revanchistas, a los falsos, a los mediocres, a los corruptos… entonces, cuando ya los cimientos mismos de nuestra casa no corran peligro, como ahora pasa, será posible volver a decidir entre todos de qué color pintamos la escalera o si cambiamos el ascensor.

Cuando hagan hecho ese esfuerzo, para ellos supremo, espero que ya nunca deje de importarles quién nos gobierna.

lunes, 5 de octubre de 2020

EL FRAUDE ELECTORAL

Publicada el 2/10/2020 en Minuto Crucial


Casi 40 años llevamos con el mismo sistema electoral. Una Ley Orgánica de 1985 que otorga el mismo poder de decisión a 34.000 turolenses que a 129.000 madrileños es de todo menos justa.

 

Con ella se beneficia a partidos que tienen mucho poder en provincias poco pobladas, aunque fuera de ellas no pidan el voto o ni siquiera los conozcamos. Se favorece así la división entre españoles al hacerles ver la utilidad de partidos locales que defiendan “lo nuestro” en lugar de nacionales que defiendan lo de todos. Dividir, enfrentar, buscar o inventar agravios es rentable electoralmente para esas formaciones. O sea, el sistema favorece a los más grandes y a los locales. Locales que luego chantajean a los grandes para obtener más beneficios para sus terruños.

 

No es comprensible que en el Congreso, donde se toman decisiones que afectan al conjunto de los españoles dentro de las atribuciones que tiene, haya formaciones locales. No tiene ningún sentido que un partido local de Cantabria decida la política de inversiones del Estado en la vecina Asturias o en Canarias. Para que los partidos locales decidan lo que les compete existen las autonomías o el Senado.  Aunque lo mejor que se puede hacer con el Senado es cerrarlo por inútil, pero eso es otra cuestión.

 

Es por esto que los partidos de ámbito nacional que no tienen muchos votos concentrados en ningún sitio están claramente perjudicados. La mayor parte de los apoyos recibidos por esas formaciones son inútiles para obtener escaño y causan entre el electorado desaliento y frustración.

 

Fue siempre claramente el caso del PCE-Izquierda Unida y, sobre todo, de UPYD, primera formación que pidió el cambio de Ley Electoral. De los 310.000 votos que recibió este partido en 2008, su única diputada por Madrid obtuvo 132.000. Los demás, obtenido en el resto de España, fueron a la basura. Y en 2008 fue aún peor: de la cantidad de 1.143.000 votos de toda España, en Valencia y Madrid, lugares en los que obtuvo 5 escaños, les votaron 421.000 personas. Por tanto, más de 700.000 votantes vieron como sus papeletas servían para papel reciclado, en el mejor de los casos. 700.000 personas cuyo esfuerzo fue en vano. Con esta Ley, cualquier otra iniciativa política de similar corte e implantación está condenada al fracaso y eso lo saben muy bien los partidos viejos.

 

De hecho, ahora también este problema lo sufren Ciudadanos y VOX pero no llevan tampoco visos de obtener nada aunque propongan un cambio.

 

Nunca se interesaron en ello ni el PP ni el PSOE porque creían ambos que iban a aprovecharse de su fuerza más o menos homogénea en toda España o que, en el peor de los casos, iban a compensar suficientemente su vacíos en algunas comunidades con un apoyo masivo en otras. Hasta ahora no les va mal del todo pero ya empiezan a ver los problemas de no tener suficiente implantación en Galicia, País Vasco o Cataluña, por ejemplo.

 

El PSOE, en concreto, anda más atareado en modificar el Código Penal para indultar a los golpistas, como ha dejado entrever el ministro de Justicia, o en  introducir una Ley de Memoria Selectiva. O también en ir recortando las alas a la Corona para hacernos creer que es un órgano inútil o contraproducente y preparar el terreno para el derribo de la monarquía, como ya lo hicieran en 1931.

 

Tenemos un sistema de listas cerradas que se lleva muy bien con la falsa democracia interna de los partidos, en la que el que se mueve no sale en la foto, como ya nos advirtió Alfonso Guerra en un ataque súbito de sinceridad. Los partidos se aseguran de que los que están en puestos de salida son adeptos al régimen, con años de servilismo demostrado y, a ser posible, que nunca hayan hecho nada fuera de la política. Así, como Tom Cruise en “La tapadera”, se ven envueltos en una trama de la que no pueden salir y de la que depende su forma de vida, bastante agradable en muchos casos.

 

Hay notables excepciones de personas que tienen amor propio y se van, incluso dejando el escaño. Casi todas esas excepciones son no sólo criticadas por sus propios partidos, siempre con saña, sino que se ha conseguido que también la opinión pública las vea de forma negativa, cuando son el resultado de un ejercicio de rebeldía contra ese sistema cerrado de poder y una denuncia que debería servirnos para rebelarnos también contra él. También aquí se nota la infantilidad y el analfabetismo político de buena parte del electorado.

 

La reforma, por tanto, más urgente pasa por tres puntos: hacer que todos los votos cuenten lo mismo; que no se puedan presentar al Congreso formaciones locales y que haya un sistema de listas abiertas.

 

Tampoco estaría de más estudiar si la circunscripción electoral debe seguir siendo la provincia o ampliarla a la Comunidad Autónoma. En ningún caso soy favorable a las circunscripciones uninominales, que sólo supondrían un agravamiento del problema al favorecer a caciques populistas locales. Estas propuestas, de llegar al Congreso alguna vez de nuevo, caerían en saco roto mientras no se produzcan profundos cambios internos en el PP y en el PSOE.

 

Del primero de ellos, tras la salida de Cayetana Álvarez de Toledo, ya podemos irnos despidiendo. Su posibilidad de aglutinar de nuevo los votos de centro derecha se difumina cada día porque ellos mismos se encargan de cortarse las alas. Y del PSOE, que está desembarcando a los suyos en RTVE, en la Fiscalía, en la Agencia EFE, en el CIS y en todos los órganos reguladores y creadores de opinión y que va más por la vía guerracivilista de enfrentamiento continuo que por la de mejorar la calidad democrática, no esperamos nada bueno.

 

Los defectos de nuestra democracia se podrían suplir con políticos con visión de Estado, sentido del deber y preocupación el futuro a largo plazo. Nada más distinto a la realidad actual.

 

Vivimos una democracia a la que están empezando a tirarle las sisas y los sastres que hay no saben bordar ni coser sino poner parches.

sábado, 26 de septiembre de 2020

EL ORO DE FERRAZ

Publicado en Minuto Crucial el 25/9/2020


Hace unos años fue noticia la imposición de diversas condecoraciones militares a la Virgen, en algunas de sus diversas advocaciones,  por parte del entonces ministro de Interior con Rajoy, Jorge Fernández Díaz.

Lo estrambótico de ello en un estado aconfesional como el nuestro acaparó diversas críticas bastante razonadas en el sentido de que no son admisibles semejantes ceremonias en una sociedad como la actual.

 Pero ese reconocimiento a un ente para muchos inexistente y, desde luego, inocuo, es algo casi naif comparado con el que quiero citar hoy: el PSOE de Canarias nombró en enero pasado a Juan Negrín, expresidente de la República y Ministro de Hacienda, fallecido en 1956, Presidente de Honor del partido. Otra condecoración a alguien que tampoco existe.

 Si de la Virgen, los no creyentes no podemos decir que haya hecho cosas buenas ni malas, no se puede decir lo mismo de Juan Negrín, que de todo hizo.

 En 1936, la reserva de oro de España era la cuarta mayor del mundo. Con Negrín como Ministro de Hacienda al inicio de la guerra, y bajo sus órdenes, 510 toneladas de oro fueron sacadas del Banco de España y trasladadas principalmente a la URSS, pero también a Francia. Con ellas se pagaron las armas de Stalin, los aprovisionamientos de las milicias republicanas y, por supuesto, el exilio de muchos de sus dirigentes tras la contienda.

 El envío del oro a Moscú tuvo varios efectos: produjo una devaluación inmediata en la peseta por la falta de garantía de la moneda y una crisis económica a sumar a la bélica; no obtuvo los beneficios deseados que sí hubiera tenido si se hubiera trasladado a países más transparentes y fiables económicamente, como EEUU o Gran Bretaña y, por supuesto, ayudó a prolongar la guerra y, después, a alargar la posguerra al dejar al destrozado país sin reservas con las que poder reconstruirse de forma más rápida.

 Esas 510 toneladas de oro, al precio de hoy, equivaldrían a unos 27.000 MM de euros, 5000 más de lo que costó el rescate a Bankia.

 Estoy seguro de que el nombramiento como Presidente de Honor no lo ha sido por la actuación en sus últimos años. Negrín aportó, según algunos historiadores, alguna documentación que obraba en su poder para justificar los envíos y ver si así el nuevo Gobierno podía reclamar al menos parte de ese oro. Vano intento, por supuesto, pero le serviría, supongo, para redimir sus culpas ante su propia conciencia.

 A Negrín lo expulsó el PSOE, ya en el exilio, por desavenencias con Indalecio Prieto, pero le rinde honores hoy. También lo hace todos los días a Largo Caballero, que dejó escrito que su modelo de socialismo era el de Unión Soviética y que habría que llegar a él aunque fuera de forma violenta, palabras que no se recuerdan nunca en los homenajes que se le hacen en el Cementerio Civil de Madrid, donde está enterrado, junto a una avenida que lleva su nombre.

 Como también reconocen la labor de la condenada y condenable Junta de Andalucía del PSOE, implicada en el atraco de 680 MM de euros a las arcas públicas. No en vano, el PSOE sigue apoyando la honradez de Chaves o Griñán y Sánchez ha nombrado a dos de sus consejeras como vicepresidenta y ministra. El caso de Montero, premiada con el Ministerio de Hacienda tras arruinar las cuentas de Andalucía, sería risible si no fuera dramático. Como vemos, la predilección del PSOE por este tipo de personas, que tanto y tan mal han hecho por la economía española, no es anecdótica sino una constante.

 El PSOE, como los Lannister, siempre paga sus deudas, aunque sea tarde. Desde el Banco de España hasta los ERE, pasando por  los intencionadamente olvidados casos Flick o Filesa, nunca han dejado de correr ríos de oro por la calle Ferraz.

 Oro público siempre, claro. O sea, el nuestro.

sábado, 19 de septiembre de 2020

LA GALLINA DEL PINAR.

Publicado en Minuto Crucial el 17/9/2020


El pasado mes de noviembre, el presidente Sánchez, con mucha sorna, se preguntaba en una entrevista de quién depende la Fiscalía General del Estado, para afirmar “¡pues ya está!” cuando el periodista le contestaba que era del Gobierno.

 

Pues eso, que ya está. Algunos lo acaban de descubrir ahora, parece ser, y se llevan las manos a la cabeza.

 

En 1992, Felipe González nombró a Eligio Hernández Fiscal General. Apodado desde sus tiempos de lucha canaria como “el Pollo del Pinar”, ya había ocupado cargos en la administración socialista. Desde el principio fue cuestionado por irregularidades en el procedimiento y denunciado por sus propios compañeros a través de nada menos que tres asociaciones profesionales. Cesó en 1994 y en 1996 el Tribunal Supremo confirmó la ilegalidad de su nombramiento, por supuesto, ya sin ningún efecto práctico. La Justicia deja de serlo cuando no llega a tiempo.

 

Esta figura, clave en nuestro ordenamiento jurídico, siempre ha estado cuestionada por la forma arbitraria de su nombramiento a cargo del Gobierno en solitario. Elegir a una persona más por afinidades políticas que por sus capacidades profesionales ha sido la norma con todos los gobiernos desde el ’78. Del PP y del PSOE.

 

Cuando creíamos que nada podría superar el caso de Hernández,  llega 2020 y el Gobierno nombra nada menos que a su ministra de Justicia como Fiscal General del Estado. Y es cuando recordamos las palabras de Sánchez de unas semanas atrás. En estos momentos en los que hay tantas causas importantísimas pendientes en la Justicia, como la corrupción del PP y del PSOE o el ya maloliente asunto del “prusés”, nombrar a una persona “de la casa” parecía más necesario que nunca para este Gobierno.

 

A estas causas, se han sumado ahora los asuntos de la posible corrupción en Podemos y, por supuesto, las denuncias presentadas contra el Gobierno motivadas por el Covid-19.

 

Y claro, el nuevo fichaje no ha defraudado. Esta firme candidata al premio Zamora de este año está parando todos los balones que llegan a su portería: las demandas presentadas por la autorización de las manifestaciones del 8-M,  las denuncias contra miembros del Gobierno  en la gestión de la pandemia y las investigaciones sobre Podemos. Un auténtico pulpo bajo los palos.

 

El astronómico sueldo de 120.000 €/año, mucho mayor que el de ministra, lo tiene bien ganado. La Fiscal General del Estado se ha mostrado como una eficacísima Abogada Particular del Gobierno.

 

El nombramiento está recurrido por el Partido Popular ante el Tribunal Supremo pero, dada la experiencia citada al inicio, da igual cual sea su resolución. Ésta se producirá dentro de 2 ó 3 años, con Delgado sustituida, y no tendrá ningún efecto, ni siquiera electoral, ante unos ciudadanos anestesiados por el Covid-19 y la crisis económica y embelesados con el eterno espantajo de Franco.  O sea, a Sánchez el fichaje de Delgado le va a salir más rentable que al Real Madrid el de Cristiano Ronaldo.

 

Y tampoco son estos recursos al Supremo la solución al grave problema de politización del sistema judicial, que ha sido denunciada recientemente por el Consejo de Europa como “el talón de Aquiles de la Justicia española”.

 

Desde UPYD siempre hemos pedido una real y urgente despolitización y dimos ejemplo renunciando, cuanto estábamos en el Congreso, a participar en el mercadeo en el que ahora están inmersos los partidos: el de acordar los peones que nombra cada uno en el Consejo General del Poder Judicial. También para la Fiscalía General queremos otro sistema que dependa mucho más de los profesionales y mucho menos de los políticos.

 

Así sería muy difícil asistir al bochorno de ver a un reciente miembro del Poder Ejecutivo influir tan groseramente en la Justicia.

 

Por cierto, el “Pollo del Pinar” apoyó en enero a Dolores Delgado y manifestó que su nombramiento es un acierto de Sánchez.

 

Hay halagos que son auténticas condenas.

sábado, 12 de septiembre de 2020

ESTE GOBIERNO ES IMPRESCINDIBLE

Publicado en Minutocrucial.com el 4/9/2020

Un compañero de trabajo, mi admirado y recordado Paco de Jaén, repetía a menudo aquello de que “el cementerio está lleno de gente imprescindible”. Lo decía de esa gente que se cree importantísima: empresarios o ejecutivos, altos o medianos, que no toman casi vacaciones o que nunca se van del todo, quedando siempre atentos al teléfono; maridos que creen que sin ellos su casa sería una catástrofe; empleados que guardan celosamente secretos de su empresa pensando que así se hacen más valiosos para sus jefes o jugadores de fútbol que creen que su club es grande gracias a ellos, entre otros.

Pues sí, el cementerio está lleno de ellos, así como de grandes jefes de estado, victoriosos generales, políticos de todo tipo, líderes religiosos y sociales… Gente que se ha ido y ha sido sustituida por otra y de la que a veces no queda ni el recuerdo.

Y ministros.  Pero eso no pasa con este Gobierno, en el que todos y cada uno de sus miembros y miembras son del todo imprescindibles, pero de verdad. No sé qué haríamos sin ellos pero también es verdad que unos más que otros. Porque quizá haya ministros contingentes pero hay algunos que son absolutamente necesarios.

Por ejemplo, Manuel Castells es el ministro de la UNED, que es la única universidad que depende del Estado. Las demás, como reconoció él mismo el 23 de abril, fecha en la que ya le perdimos la pista, ni siquiera lo hacen de las comunidades autónomas sino que hemos hecho de cada universidad casi una taifa, algunas de ellas con más superficie que el Estado del Vaticano y cuyo rector merecería el título de Jefe de Estado, que a veces tiene el poder de convocar o no a las Fuerzas de Seguridad o colocar a sus amigos y parientes.

El verano de Castells está siendo largo. Y ahora van y le ponen una reunión justo cuando acaban de operarle y a la que no ha podido ir, claro. A ver si al próximo trimestre, hombre…

También podemos hablar de Garzón. Poner a un comunista en Consumo es como poner a Gandhi como Capitán General del Ejército. No hay ningún gobierno realmente comunista (China no lo es, por mucho que lo parezca) en el que el consumo se haya convertido en el motor de la economía y se haya regulado de modo que beneficie a la población. Al contrario, en todos se ha deteriorado la vida y han conseguido que Cuba importe azúcar; Venezuela, gasolina y Corea del Norte… se muera de hambre. Algunos, como dice aquel chiste sobre el matrimonio, acabaron bien, como los de la RDA, Polonia o Rumanía, por ejemplo.

Garzón dejó escrito que el modelo de consumo cubano es el “único sostenible y tiene un alto desarrollo humano”. No podemos decir que nos oculte sus intenciones, desde luego. Pero de luna de miel se fue un mes a la capitalista Nueva Zelanda y se compró un piso de 200.000 € a las afueras de Madrid. Todo ello muy comunista… Y hay que tener en cuenta que el consumo es competencia, en su mayoría, de las entidades locales: comunidades y ayuntamientos. O sea, con que hiciera un horario de 9 a 13, lunes y miércoles, le sobraría tiempo.

Podría seguir con todos y cada uno de estos imprescindible pero hoy acabaré con Pedro Duque porque el espacio en un artículo, al contrario que el estelar, no es infinito. Duque se ha quedado con Ciencia e Innovación.  Si decíamos que Castell es el ministro de la UNED, de Duque podríamos decir que es el ministro del CSIC, Centro Superior de Investigaciones Científicas y algunos institutos más, como el CIEMAT, que no es poco, pero que tampoco dan para un ministerio.

En épocas pasadas, y hasta la Transición, estaba la figura del ministro sin cartera. De hecho, el tercer Gobierno de Suárez, en 1979 tenía 24 ministros, sólo uno más que éste, seis de ellos sin cartera. Como ahora, más o menos.

 Lo curioso es que estos casi ministros cobran lo mismo que la ministra de Defensa, la de Hacienda o la de Exteriores, qué sí son competencias exclusivas estatales.

Teniendo en cuenta que estamos entre los estados más descentralizados de la Unión Europea, en el que tenemos 17 sistemas sanitarios desconectados informáticamente entre sí, 17 sistemas educativos o varias policías autonómicas y estatales con funciones a veces solapadas y con dificultades de comunicación, aún es difícil pensar qué haríamos sin alguno de estos 23 ministros.

Ojalá no nos falten nunca.

FIRMADO: MIGUEL BLESA DE LA PARRA.


Publicado en Minutocrucial.com el 11/9/2020

Serrat habla de aquellas pequeñas cosas del pasado que podemos encontrar en un rincón, en un papel o en un cajón. Es éste el caso. Ordenando papeles, me ha sobresaltado uno muy especial: tengo en mis manos la carta que me dirigió el 30 de junio de 2005 Miguel Blesa, presidente entonces de Caja Madrid, felicitándome por el inminente cumplimiento de mis primeros 25 años en la Entidad, al mes siguiente.
Esa misiva está encabezada por un “Querido Alfonso” de su puño y letra y acaba, también de igual manera, con un “Enhorabuena y un fuerte abrazo”. Y firmada por él, por supuesto.

Impresiona mucho, la verdad, saber que la mano que rubricó esto es la misma con la que, años más tarde, sujetaría la escopeta con la que se quitó la vida. Reconozco que he estado unos minutos en estado de shock.

La memoria de casi todos los muertos, en lo personal, merece respeto. La de Miguel Blesa, también, por supuesto.

Pero esto es en lo personal. Aparte de eso, no lo merece la banda de desalmados, entre los que se encontraba, que atracaron las Cajas de Ahorro sin pasamontañas y sin medias en la cara, llevándose por delante 300 años de historia de dedicación a las clases populares y de aportación a la sociedad a través de las Obras Sociales, que fue para lo que se crearon. Y él no era de los peores. Después de que las ratas y buitres locales (luego hablaremos de ellos) y nacionales se abatieran sobre ellas, sus despojos han tenido que ser malvendidos al sector bancario, que esperaba ávido a que cayera su competencia. Porque hay que recordar que las Cajas llegaron a ser hace menos de 20 años más del 50 % del sector financiero en España. Algo que no se podía perdonar desde la banca.

Cada Caja habrá tenido su historia y no las conozco todas. Sí sé que han sobrevivido con dignidad sólo las más despolitizadas, como La Caixa (ahora convertida en Caixabank), Caixa Pollensa y Caixa Ontinyent.

Yo tuve la suerte de vivir la primera época y la desgracia de padecer la segunda y las consecuencias laborales de la misma.

El llamado “capitalismo de amiguetes” de los ‘90 y 2000 fue posible por las reformas legales de las Cajas de Ahorro en los años 1977 (Fuentes Quintana), ‘81 y ‘86, que tergiversaron su papel equiparando su funcionamiento a la banca, que no su gestión y su estructura de balance. Y, sobre todo, por la voracidad de las Comunidades Autónomas, que cayeron sobre ellas como piojos en limpio, con una voracidad y falta de escrúpulos digna de muchos años de cárcel, amparadas por el Banco de España y resto de reguladores en los que, por supuesto, nadie se ha suicidado ni falta que les ha hecho.

Debemos pocas cosas buenas a las CC.AA. y muchas malas. Con seguridad, una de las peores es ésta, la liquidación de las Cajas. Los jefecillos de cada taifa vieron los cielos abiertos en cuanto se les abrieron también las cajas acorazadas de ese 52 % del sistema financiero español y se apresuraron a colocar a sus fieles al frente.

Tardaron minutos en darse cuenta de que eso serviría para financiar proyectos locales y particulares, no con fines de utilidad pública, sino con las nada secretas intenciones de levantar, por ejemplo, magnas edificaciones faraónicas inútiles que cumplirían la doble función de meter dinero en el bolsillo a los amigos y de quedar para la posteridad a mayor gloria del cacique local. Y ejemplos de ello los tenemos en todas las provincias españolas.

El criterio de riesgos profesional para esas operaciones fue sustituido por el político. El mismo criterio que hacía y hace que, por ejemplo, cualquier financiación solicitada por un partido político, un medio de comunicación o un club deportivo, fuera resuelta por el Comité de Dirección, el más alto de todos dentro de la Entidad, o sea, el Presidente turno y sus más cercanos. En sus decisiones no pesan tanto las decisiones profesionales de posibilidades de devolución del importe. Pesa la trascendencia política de conceder o no esas operaciones. En Valencia, por ejemplo, saben mucho de esto con las financiaciones sucesivas a clubs de fútbol a través de mecanismos de ingeniería financiera dignos de mejor fin.

En Caja Madrid, el último presidente que ejerció su función con criterio profesional, a pesar de ser nombrado ya por unos órganos completamente politizados, fue el antecesor de Miguel Blesa, Jaime Terceiro Lomba, en los tiempos de Joaquín Leguina al frente de la Comunidad de Madrid.

Fue propuesto formalmente por su antecesor, Felipe Ruiz de Velasco, que ocupó 12 años ese cargo y bendecido también por D. Mateo Ruiz Oriol, predecesor, a su vez, de éste. Y eso fue porque era el idóneo para ese puesto y así lo demostró
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Jaime Terceiro, como digo, a pesar de ser un nombramiento político, demostró su capacidad, tacto, pericia y prudencia. Expandió la Entidad por toda España pero manteniendo siempre los pies en el suelo en forma de altos ratios de solvencia.

Lo que vino después con Blesa fue distinto. José María Aznar colocó a su amigo de la juventud, incluso por encima del criterio de sus compañeros del Partido Popular, donde no fue muy querido, precisamente. Blesa resultó ser el típico nuevo rico, ese pirata al que todos imaginamos sonriente sobre un cofre lleno de oro en la Isla Tortuga disfrutando de todos los placeres terrenales y dejando que los doblones resbalen entre sus dedos. Se rodeó de brillantes profesionales pero los encaminó hacia el abismo.

Miguel Blesa cambió pronto eso que cambian siempre los nuevos ricos, las tres ces: casa, coche y compañera. Las tres salieron de Caja Madrid, por cierto. Lo que no se imaginaba cuando me firmó esa felicitación es que la impunidad iba a acabársele 12 años más tarde y de muy mala manera.
Para ser honestos, creo que es el único que sintió vergüenza, aunque tardía y mal gestionada. Y eso hay que reconocérselo.

Espero que esté donde se merezca.