Publicado en Minuto Crucial el 25/9/2020
Hace unos años fue noticia la imposición de diversas
condecoraciones militares a la Virgen, en algunas de sus diversas
advocaciones, por parte del entonces
ministro de Interior con Rajoy, Jorge Fernández Díaz.
Lo estrambótico de
ello en un estado aconfesional como el nuestro acaparó diversas críticas
bastante razonadas en el sentido de que no son admisibles semejantes ceremonias
en una sociedad como la actual.
Pero ese reconocimiento a un ente para muchos inexistente y,
desde luego, inocuo, es algo casi naif comparado con el que quiero citar hoy:
el PSOE de Canarias nombró en enero pasado a Juan Negrín, expresidente de la
República y Ministro de Hacienda, fallecido en 1956, Presidente de Honor del
partido. Otra condecoración a alguien que tampoco existe.
Si de la Virgen, los no creyentes no podemos decir que haya
hecho cosas buenas ni malas, no se puede decir lo mismo de Juan Negrín, que de
todo hizo.
En 1936, la reserva de oro de España era la cuarta mayor del
mundo. Con Negrín como Ministro de Hacienda al inicio de la guerra, y bajo sus
órdenes, 510 toneladas de oro fueron sacadas del Banco de España y trasladadas
principalmente a la URSS, pero también a Francia. Con ellas se pagaron las
armas de Stalin, los aprovisionamientos de las milicias republicanas y, por
supuesto, el exilio de muchos de sus dirigentes tras la contienda.
El envío del oro a Moscú tuvo varios efectos: produjo una
devaluación inmediata en la peseta por la falta de garantía de la moneda y una
crisis económica a sumar a la bélica; no obtuvo los beneficios deseados que sí hubiera
tenido si se hubiera trasladado a países más transparentes y fiables
económicamente, como EEUU o Gran Bretaña y, por supuesto, ayudó a prolongar la
guerra y, después, a alargar la posguerra al dejar al destrozado país sin
reservas con las que poder reconstruirse de forma más rápida.
Esas 510 toneladas de oro, al precio de hoy, equivaldrían a
unos 27.000 MM de euros, 5000 más de lo que costó el rescate a Bankia.
Estoy seguro de que el nombramiento como Presidente de Honor
no lo ha sido por la actuación en sus últimos años. Negrín aportó, según
algunos historiadores, alguna documentación que obraba en su poder para
justificar los envíos y ver si así el nuevo Gobierno podía reclamar al menos
parte de ese oro. Vano intento, por supuesto, pero le serviría, supongo, para
redimir sus culpas ante su propia conciencia.
A Negrín lo expulsó el PSOE, ya en el exilio, por
desavenencias con Indalecio Prieto, pero le rinde honores hoy. También lo hace
todos los días a Largo Caballero, que dejó escrito que su modelo de socialismo
era el de Unión Soviética y que habría que llegar a él aunque fuera de forma
violenta, palabras que no se recuerdan nunca en los homenajes que se le hacen
en el Cementerio Civil de Madrid, donde está enterrado, junto a una avenida que
lleva su nombre.
Como también reconocen la labor de la condenada y condenable Junta
de Andalucía del PSOE, implicada en el atraco de 680 MM de euros a las arcas
públicas. No en vano, el PSOE sigue apoyando la honradez de Chaves o Griñán y
Sánchez ha nombrado a dos de sus consejeras como vicepresidenta y ministra. El
caso de Montero, premiada con el Ministerio de Hacienda tras arruinar las
cuentas de Andalucía, sería risible si no fuera dramático. Como vemos, la
predilección del PSOE por este tipo de personas, que tanto y tan mal han hecho
por la economía española, no es anecdótica sino una constante.
El PSOE, como los Lannister, siempre paga sus deudas, aunque
sea tarde. Desde el Banco de España hasta los ERE, pasando por los intencionadamente olvidados casos Flick o
Filesa, nunca han dejado de correr ríos de oro por la calle Ferraz.
Oro público siempre, claro. O sea, el nuestro.
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