Publicado en Minuto Crucial el 6/11/2020
No. Ni una sola palabra, ni gestos ni miradas apasionadas… Nada.
Hablar de Madrid ya no está de moda. Lo estuvo antaño, ¿os
acordáis? Allá por finales de septiembre, Madrid fue tendencia. Especialmente,
en los medios de comunicación afines al Gobierno. Lo que viene siendo un
trending topic total, vaya.
Por aquella lejana época, Madrid colideraba las cifras de
contagios de COVID en dura pugna con Aragón, Navarra o Cataluña, ¿se acuerdan?
¿No? No me extraña. ¡Cómo pasa el tiempo! Menos mal que tenemos Google… Bueno, se
hablaba de Madrid y de Maléfica, o sea, Ayuso. Ayuso, la privatizadora, la vendepatrias, la posturitas, la chula, la
aprovechada, la inútil, la trifachita, el perro de Aguirre… En definitiva, la
enemiga número uno de los madrileños, resto de españoles y, por supuesto, de la
Gloriosa Revolución Sanchista.
Madrid estaba ahí exportando el virus a esas tres comunidades
que he citado, con las que tiene frontera, como todo el mundo sabe, pero, sin
embargo, no tomaba las medidas adecuadas. ¿Por qué? Pues porque, en realidad,
Ayuso odia a sus convecinos, desea lo peor para ellos y eso se nota. Y su
Comité de Expertos es un comité de inútiles, no como el de Sánchez, que no es
eso ni mucho menos, empezando por Don Simón.
Y por eso que los odia,
fue la primera en adoptar medidas contra la pandemia la segunda semana de marzo
cerrando colegios, centro de día y parques. Eso, cuando el Gobierno aún estaba
intentando cerrar la boca del asombro tras ver las elevadas cifras de contagios
justo el fin de semana de 8 de marzo. Casualidad…
En fin, al lío... Resulta que a los presidentes de esas otras
comunidades todo fueron y son palmaditas del Gobierno en la espalda porque lo
han hecho muy bien siempre. Muy, muy bien. Lo que pasa es que tienen mala
suerte, los pobres. No como Ayuso, que es una inútil y una mala persona. Cada
mañana, Sánchez ha estado llamando a esos presidentes y presidentas y les daba
ánimos, apoyo moral y palabras de cariñito. Durante todo el verano, se
encontrara donde se encontrara, fuera Lanzarote, Doñana, Moncloa o desde su
Falcon, no le faltó un gesto de amor hacia ellos y ellas en esas semanas de intenso
dolor.
Pero a Ayuso le lanzaba encima los perros. Perros,
literalmente. Perros disfrazados de periodistas, tertulianos, juntaletras,
mitineros, pseudoexpertos, o ministros del ramo y de la rama, que para ser todo
eso hay que haber estudiado lo mismo, por lo que se ve: burrología, como diría
mi padre. Pero es que Ayuso se lo
merecía por tener un gobierno sustentado en la foto de Colón. No como Navarra,
cuyo gobierno se sustenta en las fotos de Polloe. ¡Donde va a parar!
¿Qué era eso de confinamientos selectivos? No, nombre, no. O
todos o ninguno. Justos por pecadores. Democracia socialista. O todos sanos o
todos enfermos. Casualmente, 2 días antes de iniciado el estado de alarma
capitalino ya habían empezado a bajar las cifras de contagios, prueba evidente
de que las cosas no se estaban haciendo mal del todo, supongo.
Cuando las medidas de Ayuso empezaban a dar su fruto, estuvo
ágil ahí Sánchez para apuntarse el tanto y así meter en vereda a la díscola
presidenta haciéndose la foto con Ayuso hoy y declarando el estado de alarma sólo
para Madrid mañana. – Has estado fino
ahí, Presidente. – Gracias, Pablo…
En aquella lejana época, Madrid salía más veces en las
portadas de los diarios que la fecha que llevaban impresa. No había día ni hora
que no supiéramos de Madrid. ¡Qué
hartazgo! Fue una moda pasajera pero ya no toca. Hablar de Madrid está menos de
moda que los pantalones de pitillo, como diría el gran estilista y cocinero
Josie.
Hoy nada. Hoy Madrid ya no ocupa portadas ni tertulias ni
artículos en Público, La última hora, Infolibre, La Sexta ni
demás reductos pseudoinformativos de propaganda. Como le sucede al caballero
templario de la película “Indiana Jones y
la última cruzada”, a Ayuso la ha sustituido en lo que parecía su eterno
puesto de diana de la izquierda el Rey Juan Carlos. Ya puede descansar porque hay
otro que ocupa su lugar. Y uno que viene para quedarse, por cierto.
Madrid no está de moda
ya porque ocupa nada menos que el puesto número 15 por nivel de contagios,
mientras que Navarra y Aragón, lideradas ambas por presidentes socialistas
siguen en el podio, liderado ahora por Melilla, ciudad autónoma cuyas
competencias sanitarias son del Estado, o sea, del Ministro Illa. Y cuyo presidente, único
representante de Ciudadanos, fue votado por el PSOE y por un partido islámico.
O sea, no como Ayuso, claro, que es una facha peligrosa votada por herederos
directos de Franco.
Así que ya no son trending ni Madrid ni Ayuso. Hoy que la
Comunidad está muy por debajo de la media de contagios y descendiendo
rápidamente haciendo todo lo posible por preservar su tejido económico, ya no
hay que hablar de Madrid en los medios bajo pena de internamiento en un gulag,
como no sea para difundir huelgas de médicos, escraches o el alto coste del
nuevo hospital de pandemias, claro. Pero ni eso vende ya.
En Madrid la muerte viaja en ambulancias blancas, como en
todas partes, pero como ahora hay menos que en los demás sitios, ya no
interesa, ya no vende, ya no sirve para seguir manipulando al rebaño. Rebaño al
que, por otra parte, cualquier cosa le sirve para ser manipulado.
¡Qué tiempos, cuando
existió aquello llamado “prensa independiente”! Yo ya ni me acuerdo, ¿y
ustedes?
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