lunes, 17 de junio de 2013

¿QUIEN HA DERROTADO A ETA?

ETA no ha sido desmantelada aún. Está maltrecha, malherida y yo diría que casi derrotada. Aun mantiene parte de su estructura oculta y mucho, muchísimo apoyo popular. Y lo que es peor, este  apoyo no está avergonzado ni resignado. A los demócratas, nos quieren chulear a cara descubierta y vendernos que ellos son las víctimas en lugar de los verdugos.

Maite Pagazaurtundúa nos dijo el otro día algo que me impresionó. Y mira que era difícil en una jornada ya, de por sí, impresionante para mí. Dijo que, días después del asesinato de su hermano Joseba, la suegra de éste llamó a su madre para decirle que a su hijo lo habían matado el PP y el PSOE. Eso, la propia madre de su mujer, aunque parezca mentira.

Entonces recordé (nunca he podido olvidarlo) la expresión y las palabras de una mujer a la que entrevistaron en Hernani, en esas horas en las que alguno pensaba aún que podríamos entre todos salvar a Miguel Ángel Blanco. Con un cuchillo en la mano, porque la entrevistaron en su carnicería, dijo que “el Gobierno sabe lo que tiene que hacer para que lo suelten y eso depende de él”.

Este odio que les pudre las entrañas lo maman desde pequeños. Esta gente ha conseguido que sus hijos sean unos asesinos y pasen su vida en la cárcel, como dijo Maite. Y encima, se sienten orgullosos de ello.

ETA ha sido casi derrotada. Y lo ha sido por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no por la mayoría de los políticos que se jactan de ello. Por algunos sí. Porque hay algunos que, durante los años de plomo, expusieron su pecho como diana y sacrificaron mucho por lo que creían. A veces, todo. Muchos que, como Joseba y como Goyo, no aceptaron vivir arrodillados y nos dieron a todos el ejemplo de su sacrificio para que seamos mejor de lo que somos. Y otros muchos, políticos o no,  que, sin ser víctimas de atentados, sí sufrieron las consecuencias de la amenaza permanente: escoltas, horarios, cambios de residencia, de colegios, de trabajo…

No la hemos derrotado los que lo hemos vivido desde lejos. Bueno, todo lo lejos que uno puede vivir del terrorismo estando en Madrid, que es bastante poco. A menos de 1 Km. de mi casa ETA puso 2 bombas en dos fechas distintas, una de ellas en la comisaría donde yo me tenía que renovar el DNI. Y otra, a la puerta de un parque que visito siempre que puedo. Otras 2 junto a un Centro Comercial del que soy asiduo. Otras 2 en aparcamientos subterráneos donde mil veces he dejado el coche. Y muchas más en plazas y calles por donde he ido a diario, en coche o andando. Porque Madrid es, después del País Vasco, el lugar donde más muertes ha causado ETA. Y recordamos muchas veces el atentado de la Pl. de la República Argentina, o los muchos coches bomba contra policías, militares, miembros de la judicatura o cualquier otra persona que les resultaba molesta.

Y luego tenemos que escuchar eso de que “es que desde fuera no entendéis lo que pasa aquí”. Yo no estoy fuera. Estoy dentro porque todos estamos en España. Y no, no lo entiendo. No entiendo la estupidez humana que hace que alguien inocule el odio a su hijo hasta convertirlo en un asesino.

Pero muchos hay que han pasado página, tal y como les gusta a los proetarras. Otra victoria más, como la del lenguaje. Ahora toca la del olvido. El terrorismo  ha pasado a ser el nº 7 o 10 o no se cual de la lista de preocupaciones de los españoles. La memoria es frágil cuando no te toca directamente. Y, al fin y al cabo, ETA ya no mata. No. Pero hay 856 familias que mueren cada día. Y otras muchas miles que sufren secuelas también cada día. Porque para ellas, ETA no está ni estará nunca en tregua.

Se produce una paradoja que seguro que han pensado muchas más veces los etarras que nosotros. Y es que, a mi entender, a ETA no la hemos derrotado ninguno de los que estamos aquí. A ETA la han derrotado sus víctimas. Ellas son las que nos han dado con su vida y con su ejemplo la fuerza para arrinconarlos hasta donde están ahora. Sin ese espíritu, no podríamos con ellos porque lo que prima en la generalidad de las personas es el no meterse en problemas, el dejarlos correr. Pero ellos, los que dieron su vida por lo que creían, nos han puesto a muchos la cara colorada mil veces y aun lo siguen haciendo.

Oyendo el otro día a D. Francisco Zaragoza Lluch, policía nacional, que sufrió 2 atentados a causa de los cuales hubo de retirarse, o a Maite o a Consuelo, no puedo por más que sentir dolor por ellos y vergüenza por mí, por nosotros, por no poder estar a la altura a la que ellos están, ni de lejos.

Las víctimas de terrorismo han acabado con ETA, haciéndonos a todos un favor. Pero muchos de nosotros no nos lo merecemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario