esa flor de maravilla,
las alondras del deseo
cantan, vuelan,
vienen, van".
Difícil de superar. Y eso sin necesidad de oírlo en boca de Luis Miguel, porque entonces es obligado derretirse del todo.
"Adoro la forma en que sonríes,
el modo en que a veces me riñes.
Adoro la seda de tus manos,
los besos que nos damos,
los adoro vida mía".
Los cantantes que han hecho más grandes las letras de Armando Manzanero son legión. Desde Moncho hasta Maria Dolores Pradera. Pasando por Dyango, Pasión Vega, Isabel Pantoja, David Bisbal, el citado Luis Miguel... y cómo no, él mismo.
¿Quien no se ha enamorado más aún con letras como esas de fondo? Quien más, quien menos, no podemos más que dejar correr una lágrima con alguna de sus canciones que nos recuerdan cosas que, de otro modo, quizá estarían más borrosas en nuestra memoria.
Esto no pretende ser más que un aleteo de mariposa que, con un poco de suerte, se podría convertir en vendaval. Creo que no hay letras como las suyas y la Academia Sueca tendría con él una muy buena oportunidad de demostrar que no está anclada en lo clásico o, lo que es peor, en lo tribalmente anecdótico.
Tengo que reconocer mi debilidad por esta canción, que me recuerda tanto y tanto...
"No sé tú,
pero yo te busco en cada amanecer,
mis deseos no los puedo contener.
En las noches cuando duermo,
si de insomnio yo me enfermo,
me haces falta, mucha falta...
no se tú."
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