miércoles, 10 de julio de 2013

LA LOCA AGUIRRE

Esperanza está inquieta y lo peor es que inquieta al resto de su partido. Ahora, para el PP son tiempos de zozobra porque la tormenta que se avecina es bien negra, prieta de rayos y truenos. Y desde Aguirre no recibe, precisamente, tranquilidad.

Esperanza no ha sido una "outsider" pero sí es cierto que tiene ideas propias y siempre ha sido difícil ponerle un calificativo en su partido, aparte de liberal. No ha pertenecido nunca, que yo sepa, al Comité Ejecutivo Nacional. Las primeras hojas podridas de la rama Gürtel se cortaron en Madrid de la mano de Aguirre. ¿Una poda quirúrjica de cara a la galería? No diría que no, pero en otras partes, como en Valencia, por ejemplo, no se hizo ni eso.

He admitido muchas veces que viviendo en Madrid voté a Esperanza Aguirre. Y a otras listas del PP. Y no digo que no volvería a hacerlo (en el caso concreto de Aguirre) en determinadas circunstancias. Siempre afirmo que votar entonces al PP en Madrid no era lo mismo que votar al PP en Valencia, ni remotamente parecido. Allí las alternativas eran (y son) horrendas y aun no existía nada mejor ni de lejos. Fue al llegar aquí cuando vi en el PP a un partido con muchos trepas, antidemócratas, chulos, embusteros y... no sigo. Igual allí me engañaron, no lo sé. Pero es que aquí no engañan a nadie, se los ve venir a la legua.

Ahora Esperanza aparece indignada por los escándalos de presunta corrupción en su partido y yo atisbo tormenta: si no hay nada que le afecte directamente, me parece que se desmarcará lo antes posible de todo y de todos y embestirá cual Miura contra los posibles corruptos que encuentre a su paso. Creo que es leal, pero más a las ideas que a las personas. Repito que quizá me engañe y tenga que comerme mis palabras pero no me importa, he cometido errores más gordos.

Ahora ha hecho 10 años del llamado "tamayazo". Aunque a mucha gente le sonará, no pasa nada por recordarlo resumido: 1993, Elecciones Autonómicas en Madrid. Gana, como casi siempre en Madrid, el PP, pero no con mayoría absoluta, por lo que el pacto IU-PSOE estaba cantado. El día de la investidura del más que mediocre Rafael Simancas (PSOE), dos de sus diputados, Tamayo y Sáez, no acuden a votar. Resultado, no es investido. Oficialmente, Tamayo y Sáez no están de acuerdo con el pacto con IU. Extraoficialmente, todo es posible. Por supuesto hay rumores, declaraciones, testigos... que dicen que los dos llamados "tránsfugas" estaban comprados.

Para Aguirre, la solución más fácil hubiera sido admitir directamente en su seno a los tránsfugas, o "desactivarlos" y gobernar en minoría. Pero no hizo eso. Ante la seguridad de que todo su mandato iba a estar revestido de sospecha, optó por lo más democrático: volver a convocar elecciones. Con ellas, el pueblo madrileño demostró no creer ni una palabra de lo que decían PSOE ni IU, a pesar de, como digo, declaraciones de todo tipo en las que se hablaba de corrupción para comprar a los dos cargos recién electos.

Arriesgó mucho y le salió bien... como le podría haber salido mal. Para ella, la sombra de la sospecha no era una opción. Según dicen incluso muchos de sus detractores, ella no estuvo jamás en ese complot. Hay muchas veces que los "segundones" creen hacer un favor al líder recurriendo al "todovale". Y esa recién elegida lideresa no quiso aprovecharse de las presuntas irregularidades o divisiones o lo que sea. No. Aguirre, salvo que yo esté muy equivocado, no es de esa madera. 

Con aquellas elecciones repetidas, que ganó de nuevo y con mayoría absoluta, Aguirre dio la palabra al pueblo, que es lo que toca. Excelente ejemplo que valorar y del que, por desgracia, algunos no han aprendido nada.

  Un documento revela que el ‘tamayazo’ fue un complot de empresarios y políticos

No hay comentarios:

Publicar un comentario